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El hijo de El Señor de los Cielos

Su padre fue considerado uno de los narcotraficantes más poderoso del mundo: le llamaron El Señor de los Cielos por la flota de aviones con la que llenó de cocaína colombiana las calles de Estados Unidos; hoy, su hijo Luis Fernando está vinculado a proceso por portación de arma de uso exclusivo del Ejército.

 

Además le fue impuesta como medida cautelar la prisión preventiva, misma que cumple en el Centro de Readaptación Social de Hermosillo, y se fijó un plazo de dos meses para el cierre de la investigación complementaria.

Luis fue detenido en Hermosillo, el pasado 15 de junio, en la colonia Las Lomas de Hermosillo.

Lo cierto es que su detención fue un tanto fortuita. Agentes de la Fiscalía General de Sonora detuvieron a un joven por el supuesto delito de robo de vehículo; al momento de su captura portaba un arma de uso exclusivo del Ejército.

Fue entonces que la Fiscalía General de la República ejecutó una orden de aprehensión por la presunta portación del revólver Magnum .357 mm.

No se trataba de cualquier persona; era el hijo del capo de las drogas, Amado Carrillo Fuentes, El Señor de los Cielos.

Luis “N” es sobrino de Carlos Navarro Durazo, quien fuera extraditado en 2017 a Estados Unidos, tras ser detenido por elementos de la entonces PGR, a finales de 2016. Era acusado por la DEA por su probable responsabilidad en los delitos de asociación delictuosa y contra la salud.

La madre de Luis “N” es Zayda Graciela Navarro Durazo, relacionada con las actividades del Cártel de Juárez.

Su padre, El Señor de los Cielos, fue el capo que llegó a convertirse en el traficante más poderoso de cocaína en México, líder del Cártel de Juárez.

La DEA y la revista Forbes le calcularon una fortuna que rondaba los 25 mil millones de dólares en negocios y propiedades, acumulados en 17 años de carrera como narcotraficante.

Amado Carrillo era el segundo de ocho hermanos; apenas estudió, porque desde la adolescencia se enroló con su tío Ernesto Fonseca Carrillo, Don Neto, jefe del Cártel de Guadalajara, a quien en un principio le cuidaba sus campos de mariguana y le servía para el traslado de droga.

 

Desde joven, Amado sobresalió por su obediencia, lealtad, disciplina y discreción a la hora de cumplir los encargos de Don Neto, quien lo mandó al poblado de Ojinaga, en Chihuahua, para que aprendiera todo del negocio de la mariguana con uno de sus socios, Pablo Acosta Villarreal, El Zorro de Ojinaga.

Se dice que Amado Carrillo era despiadado con sus enemigos, pero generoso con los suyos, su familia y sus dos pueblos: La Tuna y Guamuchilito, a los que dotó de iglesia, jardín, escuela y otros servicios.

A finales de la década de 1980, Amado Carrillo se asentó en Ciudad Juárez, desde donde construyó el poder de un cártel que, de acuerdo con la DEA, sumaba ganancias semanales de 200 millones de dólares por el tráfico de cocaína y, después, de heroína.

Con los años fue socio del narcotraficante colombiano Pablo Escobar. Con esta sociedad, el Cártel de Juárez se convirtió en la principal organización criminal exportadora de cocaína a Estados Unidos.

Carrillo Fuentes se ganó el sobrenombre de El Señor de los Cielos por su flota de aviones Boeing de dos turbinas y 68 plazas, y aeronaves tipo Caravelley, que transportaban hasta seis toneladas de drogas.

El gobierno de Estados Unidos estimó en 1994 que el Cártel de Juárez manejaba 60 por ciento de la cocaína colombiana que llegaba a ese país por México.

Tras la muerte de Pablo Escobar, Amado Carrillo se posicionó como uno de los narcotraficantes más poderosos del mundo, al desbancar a su competencia colombiana, en especial el Cártel de Cali, de los mercados estadounidenses de Chicago, Atlanta, Oklahoma y Seattle.

Carrillo Fuentes era discreto en sus movimientos y estilo de vida, por lo que lograba pasar inadvertido; pero su tranquilidad terminó el día que atentaron en su contra en un restaurante del sur de la Ciudad de México, el 24 de noviembre de 1993.

Amado Carrillo estaba involucrado en 26 investigaciones en Estado Unidos; mientras que en México había dos órdenes de aprehensión en su contra por delitos contra la salud.

En el vecino país del norte, la DEA, además, ofrecía una recompensa de cinco millones de dólares; mientras que en México, la entonces PGR ofrecía 30 millones de pesos por información que llevara a su detención.

El capo era perseguido por autoridades civiles y grupos de élite del Ejército mexicano; pero esa estrategia se vio vulnerada cuando se descubrió que el entonces general Jesús Gutiérrez Rebollo, designado Zar Antidrogas, en realidad trabajaba para Amado Carrillo.

Con la detención de Rebollo, Carrillo decidió partir hacia Sudamérica. Estuvo en Brasil, Santiago de Chile y se asentó en Buenos Aires, donde hizo fuertes inversiones y se relacionó con el mundo político y del espectáculo.

Posteriormente regresó a México y en julio de 1997 se sometió a una cirugía plástica para modificar su rostro en el Hospital Santa Mónica, ubicado en Polanco, una de las zonas más exclusivas de la capital.

Se internó en el nosocomio bajo el nombre de Antonio Flores Montes. El reconocido médico colombiano Ricardo Reyes sería el encargado de realizar las intervenciones quirúrgicas.

Sin embargo, Amado Carrillo Fuentes falleció al cabo de la operación “por la presencia residual de agentes farmacológicos de tipo anestésico”, de acuerdo con el informe de la autopsia que se dio a conocer en su momento.

Fue entonces que nació la leyenda y con ello surgieron varias versiones sobre la supuesta muerte del capo.

Lo que sí se sabe, es que cuatro meses después fueron localizados los cuerpos de tres de los médicos que formaron parte del equipo que atendió a El Señor de los Cielos. Presentaban huellas de tortura. Para entonces, otros dos galenos que habían participado en aquella operación estaban muertos y uno más, desaparecido.

Lo cierto es que las autoridades federales no cuentan con las pruebas periciales ni de ADN para conocer la causa de su muerte; además, “no existen” documentos sobre averiguaciones previas, actas circunstanciadas o investigaciones abiertas que involucraran al líder del Cártel de Juárez. La única información disponible son dos boletines de prensa acerca de su deceso, en 1997.

Ahora, un juez le impuso al hijo de El Señor de los Cielos, imputado por portación de arma de fuego de uso exclusivo del Ejército, como medida cautelar, prisión preventiva, que cumple en el Centro de Readaptación Social (Cereso) de Hermosillo; y fijó un plazo de dos meses para el cierre de la investigación complementaria.

 

Hasta el momento, la única acusación que recae sobre el hijo de quien fuera uno de los narcotraficantes más poderosos de los años 80 y 90 es la portación de arma; pero la investigación sigue en curso.