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El JJ y Cabañas: justicia inútil

¿Recuerda usted el caso de el exfutbolista paraguayo Salvador Cabañas, quien en 2010 recibió un disparo en la cabeza en el baño de un famoso lugar, el Bar Bar, y que uno de los que participó directamente en este atentado fue el narcotraficante José Jorge Balderas Garza, El JJ?

 

Balderas Garza utilizaba 10 nombres falsos y era conocido también con los alias El ModeloEl Jey Jey y El Batman. A ocho años de su captura, un juzgador lo sentenció a 20 años de prisión y 500 días de multa.

El Juez Primero de Distrito de Procesos Penales Federales en el Estado de México condenó al integrante del Cártel de los Beltrán Leyva por el delito de delincuencia organizada en la modalidad de delitos contra la salud.

Ésta es la segunda sentencia contra El JJ. En septiembre de 2011, José Jorge Balderas fue condenado a tres años de cárcel y 70 días de multa, por haber sido encontrado penalmente responsable de delitos electorales.

El JJ fue condenado por participar u obtener de manera ilícita credenciales para votar, delito electoral previsto y sancionado en el artículo 411 del Código Penal Federal, bajo la hipótesis relativa a quien, por cualquier medio, participe en la expedición ilícita de credenciales para votar.

El hombre fue detenido el 18 de enero de 2011 en la Ciudad de México por elementos de la Policía Federal, en cumplimiento a una orden de aprehensión derivada de su participación en la organización de los Beltrán Leyva como operador en el Valle de México.

Balderas era el líder de Los Pelones, brazo armado de los Beltrán Leyva, y colaborador directo de Édgar Valdez Villarreal, La Barbie.

Pero a casi una década  de los hechos, El JJ aún tiene abierto un proceso penal por la tentativa de homicidio contra Salvador Cabañas.

En 2010, junto con Jorge Fernández Menéndez, publicamos el libro Justicia inútil (Editorial Taurus), con casos paradigmáticos donde la justicia no ha trabajado. Entre ésos está el de la tentativa de homicidio contra Salvador Cabañas.

Escribimos ahí que el futbolista tendría que haber estado en el Mundial de Sudáfrica con la selección de su país, Paraguay. Pero en la madrugada del 25 de enero el sueño terminó: Salvador yacía, a las 5:30 de la mañana, en el piso del baño de una discoteca del sur del Distrito Federal, célebre por recibir futbolistas, socialités y toda la fauna social que los acompaña, con un balazo en la cabeza. Nadie había visto nada.

Con los videos los investigadores, que pudieron entrar al lugar cuatro horas después de que habían ocurrido los hechos, recrearon la secuencia del ataque al futbolista. En el video se podía apreciar que dos hombres, uno conocido como El JJ, de aproximadamente 35 años de edad, de complexión atlética, así como otro conocido como El Contador o El Paco fueron identificados como los probables responsables del ataque contra Salvador Cabañas.

Alrededor de las 5:14 horas los agresores suben al sanitario de hombres y dos minutos después, El Paco sale de los servicios y sostiene una plática con una mujer, que luego se supo, era una muy joven bailarina cubana que era una de las visitantes habituales del lugar, mientras que El JJ permanece al interior del baño. Minutos después sube las escaleras que llevan al baño Salvador Cabañas. Ingresa al tiempo que El Paco se despide de la bailarina y se mete de nuevo al sanitario. Pasa menos de un minuto y los presuntos agresores salen del lugar cuando el reloj de la cámara marca las 5:18 horas.

En la grabación se puede observar cómo llega inmediatamente uno de los encargados de seguridad del bar, que habla por su sistema de comunicación interna, mientras que El JJ El Paco salen caminando de lugar sin que nadie los moleste. A las 5:19, ya estaban fuera, en la camioneta blindada con un carro de custodia en la que había llegado cerca de las 02:00 horas, casi al mismo tiempo que Salvador Cabañas, su esposa y su cuñado. Los dos grupos se sentaron en mesas contiguas: El JJ y El Paco con unas jóvenes, Cabañas con los suyos. Estuvieron platicando y bebiendo, todos se conocían de muchas noches como ésa, en el mismo lugar y con la misma gente. Lo que había cambiado era el final. La Durango negra, custodiada por un Ibiza de color plata, se perdió en las calles de la Ciudad de México. Nadie los detuvo, nadie hizo la denuncia hasta muchos minutos después.

Se tenía todo para resolver con rapidez la agresión sufrida por Cabañas, pero la investigación comenzó a oscurecerse y enredarse. Estaban las imágenes pero no se sabía, o no se quería saber, quiénes eran los agresores. Fue hasta días después que la Procuraduría de Justicia del DF informó la identidad del agresor, conocido como José Jorge Balderas. Pero las dudas sobre la verdadera identidad de Balderas crecieron cuando Silvia Irabien, esta muchacha apodada La Chiva, producto del Big Brother, dijo que había tenido una hija con El JJ, con el que mantuvo una relación por unos dos meses, pero que ella lo conocía como Jorge Díaz Treviño, y que le había dicho que era empresario. Dijo que nunca conoció su casa y que aparentemente tenía otra pareja.

No dejaba de ser extraño que si se tenían todos los datos de El JJ, si era un personaje habitual en estos antros, si el personaje se movía con camionetas blindadas y sin placas, con un carro de custodias, rentados por cierto a la Policía Auxiliar del Estado de México y alejado de cualquier discreción, ¿cómo se podía tardar tanto en tener una historia completa del personaje, incluso como para tener plena certidumbre sobre su identidad?

Lo que sucede es que Balderas, según información de la DEA y de la PGR,  era uno de los lugartenientes más importantes de Édgar Valdéz Villarreal, La Barbie, quien fuera jefe de sicarios de Arturo Beltrán Leyva y luego de la muerte de éste, se enfrascaron en una lucha a muerte con sus sucesores por el control de esa organización y sus territorios de operación. La Barbie es un personaje del mundo del narcotráfico, particularmente conocido porque durante mucho tiempo tuvo el control de buena parte de los centros nocturnos de Acapulco y estuvo relacionado con mujeres del mundo del espectáculo.

La PGJDF informó en 2010 que contaba con testimonios y elementos de prueba que relacionaban a Balderas con actividades de delincuencia organizada. En ese momento las autoridades señalaron que una de las líneas de investigación apuntaba a que el agresor de Cabañas, más allá de la supuesta actividad empresarial a la que se dedicaba, estaría relacionado con actividades de lavado de dinero, enriquecimiento ilícito y posible tráfico de drogas.

En esos días las versiones sobre el móvil real de la agresión contra Cabañas tomaron nuevos rumbos. La vuelta de tuerca pareció ser el testimonio de Javier Ibarra Coronel, encargado de la limpieza en el baño de caballeros donde se produjo la agresión, que fue testigo de lo ocurrido.

Este hombre originalmente había declarado que había atestiguado un fuerte intercambio de palabras entre Cabañas y Balderas, el presunto agresor, pero que no había podido escuchar lo que decían porque la música estaba muy alta. Ahora sabemos que en su última declaración sostuvo que en realidad Balderas le reclamó en uno de los baños a Cabañas por no haber anotado en el juego del día anterior contra el Morelia. Que Cabañas lo increpó y Balderas sacó una pistola apuntándole a la cabeza. Cabañas, según la versión del encargado de los baños, le habría dicho que si era tan valiente disparara y que Balderas así lo hizo.

Son muchas las versiones de este atentado, pero lo cierto es que han pasado casi 10 años y finalmente se da sentencia a El JJ, pero no por el atentado contra Cabañas. Éste continúa siendo un caso de justicia inútil.