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El Mayo, nada es casualidad

Ismael El Mayo Zambada dio a conocer un escrito a través de su abogado, Frank Pérez.

Lo que dice en esa carta muy probablemente tiene datos ciertos y certeros, pero por la forma en que se dio esta operación de inteligencia por autoridades estadounidenses, difícilmente lo sabremos.

Los detalles de la operación de inteligencia mejor ejecutada de las últimas décadas permanecerán resguardados por las autoridades estadounidenses.

En la carta que firma Zambada asegura que fue convencido de asistir a una reunión para arreglar las diferencias políticas que existían entre el gobernador, Rubén Rocha Moya, y el exalcalde de Culiacán y exrector de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), Héctor Melesio Cuén Ojeda, a quien el mismo capo consideraba un amigo, con quien tenía una relación estrecha desde hace varios años.

En esa misma reunión también se le dijo al capo que estaría presente Iván Archivaldo Guzmán Salazar, principal líder de la facción de Los Chapitos, hijos de Joaquín El Chapo Guzmán.

El Mayo Zambada describe que fue Joaquín Guzmán López, hermano de Ovidio Guzmán, quien le insistió en acudir a ese encuentro realizado a las afueras de Culiacán, Sinaloa.

Iba acompañado de José Rosario Heras López, comandante de la Policía Judicial del Estado de Sinaloa, y por Rodolfo Chaidez, miembro del equipo de seguridad del capo mexicano.

Relató lo siguiente: “Vi a Joaquín Guzmán López, a quien conozco desde que era un niño, y me hizo un gesto para que le siguiera. Confiado en la naturaleza de la reunión y en las personas implicadas, le seguí sin dudarlo. Me condujeron a otra sala que estaba a oscuras. En cuanto puse un pie dentro de aquella habitación, me tendieron una emboscada”.

¿Qué tan verosímil es esta información? Tiene lógica, lo he dicho en este espacio. Engañar al principal narcotraficante del país, con más de cinco décadas de experiencia, sin pisar la cárcel, puede parecer alejado de la realidad, pero por otra parte, sabemos que la relación con sus ahijados, los hijos de Guzmán Loera, después de muchos desacuerdos y distanciamiento, sobre todo después del primer intento de detención de Ovidio Guzmán en el llamado Culiacanazo, se había recompuesto en los últimos meses.

No olvidemos que fue precisamente El Mayo quien auxilió a los “muchachos”, como los llamaba cariñosamente en ese momento tan crucial para la liberación de Ovidio.

Si Zambada acudió a esa reunión voluntariamente y podría ser por el bajo perfil con el que llegó y con tan poca seguridad, habla de que existía una confianza absoluta entre quienes supuestamente participarían en el encuentro con el jefe histórico del Cártel de Sinaloa.

Lo que menciona es que Héctor Melesio Cuén Ojeda fue asesinado en donde privaron de la libertad a El Mayo, y en ese momento. Mientras la Fiscalía de Sinaloa ha dado a conocer un video sobre el asesinato del exrector, todo indica que parece una misteriosa ejecución.

Los demás asistentes a esa reunión, también están desaparecidos entre ellos, uno muy importante, porque simultáneamente trabajaba para la Fiscalía del Estado y era de los jefes de escoltas de Ismael Zambada. Se trata de José Rosario Heras López, el policía que lleva el mismo nombre que es mencionado en la carta de El Mayo. Tenía permiso de vacaciones desde el 15 de julio debido a que visitaría a su padre en Culiacancito. Hoy, también está desaparecido.

Otro quien supuestamente asistiría a la reunión, el gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, muy oportunamente estaba en un viaje relámpago a Los Ángeles, California.

Es verdad que había un pleito entre el gobernador de Sinaloa y el exrector Melesio Cuén; por lo pronto, Rocha Moya ha negado las acusaciones, pues asegura que no se encontraba en Sinaloa cuando ocurrieron los hechos, pero eso no lo exonera que se haga una investigación profunda para determinar si está involucrado con el Cártel de Sinaloa.

Por lo pronto, la Fiscalía General de la República (FGR) dio a conocer que atraerá el caso del asesinato del exrector y los señalamientos en la carta sobre el presunto involucramiento del mandatario estatal.

Un día antes de difundirse la carta, el embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, dio una conferencia de prensa donde confirmaba que El Mayo había sido llevado contra su voluntad en un avión que salió de Sinaloa con destino a Nuevo México.

En esa conferencia dijo: “Lo primero es que Joaquín Guzmán voluntariamente se entregó; lo segundo es que la evidencia que vimos nosotros cuando llegó él a Santa Teresa, Nuevo México, al aeropuerto, es que a El Mayo, lo habían llevado contra su voluntad”.

El embajador Salazar dejó en claro que el Gobierno estadounidense no realizó ninguna operación en territorio mexicano para detener a Ismael El Mayo Zambada, a quien desde 2017 el Departamento de Estado de la Unión Americana lo colocó en su lista de los más buscados y ofrecía cinco millones de dólares de recompensa, y que para 2021 ya ofrecía 15 millones de dólares para quien ayudara a su captura.

Aclaró que se trató de una operación entre cárteles, explicó que “no fue un avión de EU, no fue un piloto de EU. No fueron nuestros agentes o nuestra gente en México. Esta operación fue entre los cárteles donde uno entregó al otro”.

Éste es otro dato importante: las autoridades estadounidenses no quieren verse involucradas en el hecho de que haya habido operación física de sus agentes en territorio mexicano.

A raíz de la extradición de Ovidio, las autoridades estadounidenses, particularmente el FBI, empezó a trabajar de manera más contundente en la inteligencia para que se entregara o se detuviera al principal narcotraficante de México.

Según lo cuenta en la carta El Mayo Zambada, dice: “Durante todo este calvario, me sometieron a malos tratos físicos, que me causaron lesiones importantes en la espalda, la rodilla y las muñecas. Después me llevaron a una pista de aterrizaje a unos 20 o 25 minutos de distancia, donde me obligaron a subir a un avión privado. Joaquín me quitó la capucha de la cabeza y me ató con bridas al asiento. En el avión no había nadie más que Joaquín, el piloto y yo”.

Lo cierto es que si se dice que fue otro narcotraficante quien lo entregó, se deja ver que elementos de agencias de Estados Unidos no intervinieron físicamente en territorio mexicano. Y para la defensa legal de El Mayo funciona bien decir que fue secuestrado.

Hoy están en Estados Unidos, ahijado y padrino, Joaquín Guzmán López e Ismael El Mayo Zambada. No es casualidad, es un trabajo de inteligencia hecho por el FBI.

Nada es casualidad, la realidad exacta difícilmente la sabremos. Lo que sí sabemos es que, en estos últimos días, en las encuestas para buscar la Casa Blanca, en la mayoría de los estados que definirán la elección, la candidata demócrata, Kamala Harris, ha subido en los números, en muchos estados superando a Donald Trump.

En estos movimientos, nada es casualidad.