
El Papa Francisco y los migrantes
El papa Francisco lleva más de 10 días internado en el Hospital Gemelli de Roma, el último reporte indica que “pasó una buena noche y descansa, presenta una leve mejoría”, así lo dio a conocer este lunes el Vaticano.
Hay que recordar que el pontífice tiene problemas en sus pulmones desde su juventud; en ese entonces le tuvieron que extirpar el lóbulo superior del derecho y desde hace años padece de una neumonía bilateral, lo cual complica su estado de salud.
Hace unos días, sus médicos dijeron que había sufrido una “crisis respiratoria asmática prolongada”. El pasado sábado, el cuerpo médico dio a conocer un cuadro de salud grave al calificar como “crítica” la situación y asegurando que “no estaba fuera de peligro”. El parte médico señaló que el pontífice padece una “leve insuficiencia renal”.
Además, indicó que “los análisis de sangre realizados también revelaron trombocitopenia (plaquetas en sangre en cantidad inferior a la normal)”, según el comunicado difundido por el Vaticano. El Papa recibió dos transfusiones de sangre y actualmente está con oxígeno.
Los doctores esperan poder estabilizarlo hasta que pueda continuar el tratamiento en la residencia en Santa Marta. Explicaron que se necesitará tiempo para que el santo padre pueda mejorar su condición de salud.
Mientras tanto, se ha dado a conocer que el papa habría firmado una carta de renuncia. No es una carta de renuncia como tal. Él firmó una misiva de dimisión en 2013, en caso de presentar un “impedimento de salud” en su papado. Podría ser que haya actualizado esa carta en caso de quedar impedido para seguir en su cargo, pero lo cierto es que no ha renunciado.
Y aunque está delicado de salud, su equipo ha dado a conocer un mensaje del sumo pontífice a través de sus redes sociales, agradeciendo los mensajes de apoyo y en donde dice que ha recibido muchos dibujos de niños que le han gustado.
A pesar de las complicaciones, el pontífice sigue siendo consciente y ha participado en la misa dominical desde su habitación hospitalaria y no ha dejado de apoyar los temas que le preocupan, a pesar de su complicada condición de salud.
Uno de los temas que lo conflictúan son las recientes órdenes ejecutivas de Donald Trump para expulsar a los migrantes ilegales que llegaban a Estados Unidos.
El pasado 13 de febrero envió una carta dirigida a ellos, a través de los obispos en EU, donde pidió que se evite la discriminación y el maltrato a los migrantes. El pontífice también señaló que deportar a los migrantes hiere la dignidad humana.
LA IGLESIA, PENDIENTE
El escrito exhorta a “todos los fieles de la Iglesia católica, y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad a no ceder ante las narrativas que discriminan y hacen sufrir innecesariamente a nuestros hermanos migrantes y refugiados”.
Los principales puntos de la carta señalan que deportar a los migrantes es una violación de su dignidad. Que no se debe asociar a los inmigrantes con los criminales. Que el verdadero imperio de la ley es el que trata a todas las personas con respeto.
También dijo que el cristianismo no concibe al ser humano como un individuo aislado. No se debe ceder a las narrativas que discriminan y causan sufrimiento a los migrantes. Se debe anteponer la caridad y fraternidad a la lógica de la exclusión. Se deben construir puentes que acerquen a las personas, no muros de ignominia.
Además, reconoció el esfuerzo de los obispos de EU por trabajar con los migrantes y refugiados. Y pidió protección para las personas y familias que viven con temor o dolor por la migración. Esa misma carta también ya fue enviada a los obispos en México para mandar un mensaje de apoyo a los migrantes.
En el pasado mes de agosto tuvimos la fortuna de poder platicar con el sumo pontífice en su departamento de Santa Marta, junto a la Basílica de San Pedro. Fue una reunión privada en donde nos permitió hacer una entrevista.
Ahí dialogamos de lo difícil que está el mundo y también de la migración y cómo sufren las personas en éxodo cuando tienen que dejar todo para buscar sobrevivir. En este contexto, el papa Francisco habló mucho de la niñez, que es un tema que le preocupa profundamente.
“Es importante, sobre todo, el cariño de los padres… El trabajo infantil es impresionante, la explotación de chicos para trabajo es impresionante, hay lugares del mundo donde la esclavitud de chicos es cotidiana, y pensar que si durante un año no se fabricaran armas se acaba el hambre del mundo”, señaló.
Y también nos explicaba que el negocio de las armas es muy redituable, incluso podría haberlo sido para el Vaticano, pero él no lo autorizó.
“Me decía el ecónomo, hablando de la economía y qué sé yo, hablando de inversiones, que hoy día las acciones que dan más provecho son las de fábricas de armas. Por supuesto que es sembrar, no se pueden comprar acciones de ahí porque estás dando tu dinero para matar”, dijo.
Le pregunté al sumo pontífice: “¿Cómo podemos trabajar como sociedad para darle ternura a toda esa gente?”.
Y me respondió: “Pequeños pasos, buscar lugares donde uno puede empezar a ayudar, los ancianos que están abandonados, tirados en un hospicio; los niños son los más frágiles y recuperar la memoria de los ancianos; cuidar a los chicos”.
El papa Francisco está delicado de salud, pero los temas que más le preocupan están más vigentes que nunca: la migración, las armas, la falta de amor a los niños y niñas. No habló mucho sobre dar ternura o una caricia a quien más lo necesite, y ahora envían nuevamente las cartas que ha hecho para apoyar a los migrantes.
Nos dijo: “La guerra destruye, la ideología destruye”.
El papa Francisco pasa gran parte del día rezando por la humanidad; en la plática que sostuvimos con él en Santa Marta, nos dijo, como siempre lo hace: “Recen por mí que yo lo hago por ustedes”.