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El presidente declarado culpable

Hace apenas dos años terminó el mandato del expresidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, pasaron sólo 19 días de que dejó la presidencia hasta que fue detenido y extraditado a Estados Unidos, acusado de haber recibido dinero del Cártel de Sinaloa en su campaña política. 

El pasado viernes fue declarado culpable de tres cargos en una corte de Nueva York y espera su sentencia que, se dice, será en junio próximo y podría recibir cadena perpetua.

El juicio en su contra empezó hace dos meses, se le investigaba por conspiración de narcotráfico, tráfico y posesión de armas.

En la última audiencia, antes de que los 12 miembros del jurado de manera unánime lo declararan culpable, la fiscalía presentó libretas decomisadas en 2018 al delincuente Nery Orlando López Sanabria, alias Magdaleno Meza, en las que venían apuntados múltiples pagos que su grupo criminal hacía, incluido el nombre del expresidente y su hermano. López Sanabria, de quien las autoridades estadounidenses aseguran fue cómplice del expresidente, fue asesinado en una cárcel de Honduras en 2019, luego de haber decidido colaborar con la DEA.

Juan Orlando Hernández fue presidente durante dos periodos continuos de cuatro años cada uno, el primero inició en 2014 y el segundo terminó en 2022; al terminar su mandato fue detenido el 15 de febrero en Tegucigalpa y dos meses después fue extraditado a Nueva York.

Su hermano, Tony Hernández, ya había sido detenido y extraditado a Estados Unidos y acusado de tener relación con cárteles de la droga. Ahora en el juicio se asegura que Tony fue el enlace para financiar la campaña presidencial de Juan Orlando Hernández.

Durante el primer día de juicio, las autoridades estadounidenses dijeron que el expresidente autorizó el uso de la violencia para protegerse y hasta mató a un cómplice encarcelado para evitar que lo delataran. Incluso mencionaron que su hermano, Tony Hernández, le dijo a un narcotraficante que Juan Orlando había dicho que iba a “meter la droga en las narices de los gringos”.

Tony Hernández fue diputado en el Congreso hondureño, fue detenido en 2018 y condenado un año después a cadena perpetua en Estados Unidos por introducir cocaína a ese país.

El día del inicio del juicio de Juan Orlando, su abogado, Renato Stabile, aseguró que todo se trataba de una serie de complots de “gente depravada” que trafica drogas, por lo que pidió clemencia para su cliente.

Incluso la esposa del exmandatario mandó una carta diciendo que quienes señalaban a su marido eran personajes que habían sido detenidos durante su gobierno y que se podría tratar de una venganza.

Ni el pedido de la defensa del exmandatario ni de su esposa convencieron al jurado, quienes lo encontraron culpable. El nombre que fue mencionado una y otra vez en este juicio fue el de Joaquín El Chapo Guzmán, y varios testigos, entre ellos narcotraficantes buscando beneficios, quienes aseguraron que efectivamente se aportó dinero del Cártel de Sinaloa para esa campaña presidencial en Honduras.

Otro de los testimonios en este juicio en contra del exmandatario fue el exalcalde hondureño de El Paraíso, Amílcar Alexander Ardón. Fue cuestionado sobre su participación en el tráfico de drogas en colaboración con otras organizaciones criminales, como el Cártel de Sinaloa del Chapo Guzmán.

Ardón aseguró en su comparecencia que traficó cocaína en complicidad con Tony Hernández, el hermano menor del expresidente hondureño. Por cierto, tanto Tony como Amílcar están detenidos en Estados Unidos.

El mismo Amílcar Alexander dijo, como está escrito en la transcripción de su declaración, cuando la fiscalía de Nueva York le preguntó si había recibido dinero del narcotráfico para la campaña de Juan Orlando había contestado que sí.

De acuerdo con la versión estenográfica de su declaración, la fiscalía de Nueva York le preguntó: “¿Estuviste presente cuando otros pagaron sobornos a la campaña política de Juan Orlando Hernández?”. “Sí, El Chapo Guzmán”, contestó afirmativamente, quien identificó al capo mexicano como jefe del Cártel de Sinaloa.

Otro testigo clave en el juicio de Orlando Hernández fue Fabio Lobo, hijo de Porfirio Lobo, antecesor de Juan Orlando, quien gobernó Honduras del 2010 al 2014, quien también ha sido señalado de permitir las operaciones de narcotraficantes en Honduras.

El hijo del antecesor de Juan Orlando, Fabio Lobo, en el estrado narró que el exmandatario le confesó que había intercambiado mensajes con líderes del Cártel de Sinaloa y los narcotraficantes mexicanos se habían comprometido a colaborar con su campaña electoral.

Fabio fue detenido en mayo del 2015, luego de un operativo encubierto de la DEA. Los traficantes con los que estaba negociando estaban colaborando con la justicia en Puerto Príncipe, Haití, y luego de ese operativo terminaron declarándolo culpable de tráfico de drogas. En 2017 fue condenado a 24 años de prisión.

Ya antes, el fiscal General de Estados Unidos, Merrick B. Garland, había dicho que: “Juan Orlando Hernández abusó de su posición como presidente de Honduras para operar el país como un narcoestado donde a los narcotraficantes violentos se les permitió operar con virtual impunidad, y el pueblo de Honduras y Estados Unidos se vieron obligados a sufrir las consecuencias”.

El titular de la DEA, Anne Milgram, también declaró en su momento: “Cuando el líder de Honduras y el líder del Cártel de Sinaloa trabajan mano a mano para enviar drogas mortales a las comunidades estadounidenses, ambos merecen rendir cuentas en Estados Unidos”.

Con esta historia vemos dos cosas importantes, la existencia de una relación muy sólida de cárteles mexicanos con socios en países latinoamericanos, y que la justicia estadounidense va contra quienes ellos aseguran, están relacionados con personas que introducen drogas a los de su país.

Otro dato, el exmandatario Juan Orlando Hernández fue muy cercano al expresidente Donald Trump y se sentía muy seguro de que nunca sería detenido. Por lo menos eso es lo que contaban sus allegados.