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El robo de bebés

La historia del bebé Abdiel de Jesús, secuestrado por su niñera hace unos días en Pachuca, Hidalgo, pone un tema escalofriante sobre la mesa: el robo de bebés, no sólo en México sino también en Estados Unidos.

Por suerte y tras una intensa investigación, Abdiel apareció a las 48 horas de su plagio.

Se lo había robado una mujer que se había hecho llamar Nely Janel Ramírez, quien llevaba más de un año trabajando con la familia del recién nacido.

Esta mujer, que utilizó otra identidad, drogó a la mamá de Abdiel, al tío y a la abuela del bebé con un té para dejarlos dormidos y poder llevárselo, pero finalmente apareció en Valle de Chalco. Su cómplice era su pareja, un policía de Chalco, en el Estado de México.

La secuestradora no sólo se llevó al bebé de apenas tres días de nacido, sino que amedrentó a la familia diciendo que no la buscaran, porque formaba parte de una poderosa banda criminal. Las autoridades aseguran que se podría tratar de una banda denominada como La Sombra, y que opera en Tula, Hidalgo.

Al bebé se lo llevaron a una casa en Chalco; esta mujer vivía con sus dos hijas y su pareja sentimental.

Tras la investigación, se descubrió que esta mujer había abordado un taxi en Tulancingo, en la madrugada, con un bebé, y que la esperaba su pareja.

Finalmente, y ante la presión, el bebé apareció con vida. Se le hicieron las pruebas correspondientes de ADN y se reunió con su mamá.

Con el paso de las horas se descubrió que Nely era un alias, su identidad real era otra. Ni siquiera su nombre coincidía con la realidad. Además, contaba con antecedentes penales. Hasta el momento, esta mujer y su pareja sentimental están prófugos y no se sabe aún cuál fue el móvil del robo, o para qué querían al bebé.

Es fundamental que si va a entrar alguien a trabajar a una casa o negocio se investigue de dónde viene, quién es, sus datos y cartas de recomendación.

En la mayoría de los robos a casa-habitación o secuestros, intervienen personas que están cerca de la familia.

El robo de bebés se ha incrementado en México y en el mundo, pues la venta ilegal de los niños se ha convertido en otro negocio lucrativo para los criminales.

A través de Internet y redes sociales se pueden encontrar ofertas de recién nacidos clasificados por su color de piel, tamaño y sexo.

El valor puede ser de hasta dos millones de pesos, y quienes están dispuestos a entrar a este mercado negro son parejas desesperadas por tener hijos, que no pueden concebir de forma natural y que no quieren esperar al trámite regular que tarda meses o años.

Datos dados a conocer por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, indican que el año pasado hubo 95 casos de secuestro de menores de 17 años.

Un año antes, la cifra fue de 52 y en 2021 el reporte fue de 55 casos, pero no se especifica en ningún año de qué edad fueron las víctimas, sólo se da a conocer el rango de cero a 17 años.

El mismo reporte revela que de enero de 2015 a enero de 2023, los secuestros de niñas, niños y adolescentes en el país se han concentrado en el Estado de México (20.4 por ciento), Veracruz (12.9 por ciento) y Tabasco (7.6 por ciento).

En estas tres entidades se han reportado dos de cada cinco privaciones de la libertad de niñas, niños y adolescentes registrados en el país.

De acuerdo con datos de la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim), desde 1964, en el país se tienen reportados como desaparecidos 91 mil 400 niñas, niños y adolescentes. Muy pocos han logrado reunirse con sus verdaderos padres.

Del total de menores desaparecidos, 20 mil 920 correspondieron al Estado de México, en donde más de 4 mil continúan sin ser localizados y 124 fueron localizados, pero sin vida, reveló Redim.

Los hospitales y clínicas de salud son los principales lugares de donde sustraen a los bebés. Muchas veces los delincuentes se hacen pasar por enfermeros para poder pasar desapercibidos y entrar al área de cunero o cuando las madres están en recuperación tras dar a luz.

En septiembre del año pasado, Brenda, de 22 años, fue citada por una mujer en la zona norte de Atizapán, Estado de México, para supuestamente recibir apoyos del Gobierno.

Acudió con su hija de un mes y medio de nacida, y cuando llegó al lugar de la cita, un hombre y una mujer la atacaron y le quitaron a la bebé.

Tras un fuerte operativo, los ladrones citaron a un familiar de la mujer lesionada para entregarle a la niña, pero los delincuentes escaparon.

Y un mes antes, en Tecámac, un hombre golpeó a una mujer para arrebatarle a su bebé de meses de nacido, a quien introdujo en una maleta que colocó en el portabultos de su bicicleta. La mujer pidió ayuda a la policía local y lograron detener al hombre y rescatar al menor.

En 2018, dos casos conmocionaron a la sociedad, pues en Tamaulipas y Veracruz se dio a conocer que murieron dos mujeres después de sacarles de su vientre a sus hijos; en uno de los casos el bebé sobrevivió.

El modus operandi que actualmente se sigue registrando es hacer contacto con mujeres jóvenes embarazadas, de pocos recursos económicos, y ofrecerles ayuda. Una vez que se establece la relación, estas personas, que son unos delincuentes, esperan a que empiece el trabajo de parto para robarse a los bebés.

Es triste, pero cada día es más difícil poder confiar en la gente, y cada día hay más criminales en nuestro país que han dejado exclusivamente el delito de las drogas, para dedicarse a otros ilícitos: la extorsión, el secuestro, la trata de personas y también el robo de bebés y niños.