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El simbolismo político y social del Super Bowl

El espectáculo de medio tiempo, de la edición LIV del Super Bowl, celebrado en el estadio Hard Rock de Miami, Florida, el domingo pasado, alcanzó una audiencia de más de 100 millones de personas, 1.7 por ciento más que el año pasado.

 

El espectáculo estuvo repleto de simbolismos con un trasfondo político y social muy importante, sobre todo ahora en Estados Unidos donde Donald Trump busca reelegirse y cuya administración ha sido durísima contra los latinos, quienes, por cierto, cuentan con un voto duro representativo.

De acuerdo con el Centro de Investigaciones Pew, existen más de 29 millones de votantes latinos inscritos en Estados Unidos, los cuales conforman cerca de 13 por ciento de todo el electorado del país. Esa cifra es un aumento considerable de los 12.4 millones de hispanos y latinos que tenían derecho al voto en 1998. Desde las últimas elecciones nacionales en la Unión Americana, en 2016, dos millones más han sido habilitados para votar debido a que alcanzaron la mayoría de edad.

Por primera vez, dos artistas latinas se encargaron de realizar por completo el acontecimiento deportivo del año. La decisión tomada por Roc Nation, encargada de producir el espectáculo, no fue al azar, y es que las personas de herencia hispana en EU suman 50 millones de personas.

De acuerdo con la NFL, en Estados Unidos tienen 30.2 millones de seguidores latinos o hispanos, un incremento de dos millones desde 2017.

Fue así como JLo y Shakira se plantaron en el escenario del Super Bowl y en 14 minutos se robaron la atención del mundo; las artistas cantaron 20 canciones, bailaron varios ritmos, JLo hizo pole dance y Shakira tocó la batería; fue un espectáculo bilingüe, universal, de inclusión y protesta.

Shakira abrió su presentación con un “¡hola, Miami!”, para comenzar la fiesta. La colombiana hizo un recorrido por varios de sus éxitos que pusieron a bailar a los espectadores, pero no tardó en llamar la atención algunas estrofas de sus canciones.

“Suerte que en el sur hayas nacido / Y que burlemos las distancias… Suerte que es haberte conocido / Y por ti amar tierras extrañas”.

Whenever, Wherever es originalmente una canción sobre un amante lejano, pero en esta ocasión adquirió un nuevo significado; era una crítica a la xenofobia y una dedicatoria de amor a los países lejanos y a las personas que los habitan.

Pero el trasfondo del show apenas comenzaba.

Orgullo latino

Jennifer López abrió su presentación parada sobre una réplica del Empire State Building de Nueva York mientras cantaba su éxito Jenny from the block; luego J Balvin se le unió para interpretar Qué Calor y Mi Gente.

En medio de su show, las luces se alzaron sobre un grupo de niños que se encontraban sentados dentro de unas jaulas, incluida su propia hija Emme, de 11 años.

La referencia era más que obvia, la representación hacía referencia a la dura política de inmigración de Trump que ha visto a niños detenidos después de cruzar la frontera ilegalmente.

Así, el éxito de JLo, Let’s get Loud (Hagamos ruido), lo comenzó a cantar su hija mientras ella mostraba un abrigo hecho de plumas que, por un lado, llevaba la bandera estadounidense y, por el otro, lado la bandera de Puerto Rico.

En ese momento la canción tomó otro significado y por si quedaba dudas, Emme comenzó a cantar Born in the USA, de Bruce Springsteen mientras JLo abría el abrigo y gritaba: “¡latinos!”.

Para Raisa Bruner de la revista Time, las jaulas eran “un marcado gesto de solidaridad hacia la comunidad latina y aquellos impactados por políticas antiinmigrantes”, mientras que Mark Savage, corresponsal de música de la BBC, señalaba que era “un guiño no tan sutil al manejo del gobierno de Trump de la ayuda para la isla, después de que fue devastada por dos huracanes en 2017”.

“La bandera puertorriqueña brilló al sonar la icónica canción de Springsteen, como para recordar a los televidentes que los puertorriqueños son ciudadanos estadounidenses”, dijo Vanderhoof en Vanity Fair.

Y así, decenas de especialistas y usuarios comenzaron a inundar las redes sociales con referencias del espectáculo al clima político norteamericano, y es que el mensaje llega en plena campaña de movilización del voto latino para las elecciones de noviembre.

Se sabe que los latinos son un grupo de votantes que por sí solo podría decidir elecciones y que durante los últimos años han sido abandonados por los republicanos en un tema muy sensible como la inmigración.

Tras la presentación, JLo señaló: “que dos latinas hagan esto en este país y en este momento, nos da mucho poder… Estoy muy orgullosa de ayudar a establecer ese mensaje y hacerlo avanzar”; mientras que Shakira aseguró que era “un momento muy importante para la comunidad latina en este país”.

Pero no sólo fue Jennifer López y Shakira, también fue Demi Lovato, quien es descendiente de mexicanos e interpretó de manera conmovedora el himno nacional. También estuvieron Los Tigres del Norte, quienes abrieron la transmisión simultánea del partido en idioma español; además de Bad Bunny y J Balvin, artistas con gran penetración en el mercado estadounidense.

Para especialistas, el evento fue un tipo de derecho de réplica a un gobierno que ha pasado los últimos tres años denigrando a las poblaciones que representan estos artistas.

Y mientras los medios en Estados Unidos hablan del poder, impacto y carga política del espectáculo presentado en Miami; un día después en Iowa, comenzaba la carrera por la nominación presidencial demócrata; sin embargo, tuvo un comienzo desordenado ya que los resultados de los caucus o asambleas electorales del estado se retrasaron durante horas debido a “inconsistencias” en el recuento inicial.

Y es que los caucus de este año tienen una complejidad adicional, debido a una nueva regla que cambia la forma en que son anunciados los resultados.

Así, los votantes acudieron a más de mil 600 colegios, centros comunitarios y otros lugares públicos para los caucus de Iowa, el primer estado en elegir al aspirante que desafiará al presidente republicano Donald Trump en las elecciones de noviembre. 

De acuerdo con una encuesta de la cadena NBC, 61 por ciento de los electores demócratas cree que su candidato puede vencer al presidente Trump. Y para ese triunfo, están esperanzados en el voto latino.