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Embajador de Japón protegió con honor a familia de Madero: Almada López

Un hecho histórico, notable y prácticamente ignorado en nuestro país es la protección que le dio el entonces embajador de México en Japón a la familia de Francisco I. Madero, durante la Decena Trágica, que culminó con el asesinato del Presidente, de su hermano Gustavo, y del vicepresidente José María Pino Suárez. La historia fue rescatada en un libro por Carlos Almada, quien fue embajador de México en Japón los últimos cuatro años, hasta el pasado 30 de noviembre.

 

BB: México es el primer país occidental que tiene un acuerdo bilateral con Japón; son 130 años de relaciones diplomáticas…

CA: Efectivamente; el 30 de noviembre de 1888 se firmó el Tratado de Amistad, Paz y Navegación entre México y Japón, fue el primero de México con un país asiático y también el primero de Japón con un país occidental, firmado en términos igualitarios. Lo firma Matías Romero, en representación del Gobierno mexicano, en Washington, y en representación del gobierno de Japón, Munenori Mutsu, el ministro, es decir, embajador en la capital estadounidense.

BB: Fue muy visionario el Gobierno mexicano entonces para firmar este acuerdo, que ha sido la pauta para muchas cosas.

CA: Sí, fueron muy perspicaces los científicos y los diplomáticos mexicanos. Una misión astronómica llegó a Japón en 1874, encabezada por Francisco Díaz Covarrubias, un científico que fue capaz de entender la potencialidad de la relación con Japón. Hubo una recomendación primero al gobierno del presidente Lerdo de Tejada, después de Manuel González y luego, de Porfirio Díaz, para establecer relaciones directas. Y se asombraron de que en Japón, el peso de plata circulaba de manera legal y que las cuentas de las finanzas públicas japonesas se expresaban en pesos mexicanos; y a pesar de eso no teníamos relaciones comerciales ni diplomáticas directas, y esto terminó por resolverse en 1888.

BB: Un japonés es quien resguarda y le salva la vida a la familia de Francisco I. Madero.

CA: El 9 de febrero de 1913, cuando estalla el golpe de Estado en contra del presidente Madero, encabezado primero por el general Bernardo Reyes, después por Félix Díaz, el presidente Madero toma su caballo y, acompañado por los alumnos del Colegio Militar, se dirige a Palacio Nacional, en la llamada Marcha de la Lealtad. Simultáneamente, su familia se refugió en la delegación de Japón en México, que estaba a cargo de Kumaichi Horiguchi.

BB: ¿Por qué se resguarda directamente con ellos? 

CA: Primero, porque sentían peligro y, segundo, porque eran amigos; había una relación amistosa entre la esposa del encargado de negocios y la hermana y la esposa del presidente Madero, y sintieron que ahí estarían protegidos. De hecho, fueron acogidos, resguardados y consolados durante el curso de la llamada Decena Trágica, que fueron estos 10 u 11 días que transcurren entre el inicio del golpe de Estado y el asesinato del presidente Madero. 

BB: Recuérdanos lo que pasa esos días y cómo acaban asesinando a Madero.

CA: El 9 de febrero de 1913 estalla esta insurrección, que había sido largamente anunciada. Los cadetes de la Escuela de Aspirantes de Tlalpan toman Palacio Nacional y éste es, finalmente, recuperado por tropas leales al presidente; en una escaramuza es muerto el jefe de los insurrectos, el general Bernardo Reyes, que había sido secretario de Guerra con Porfirio Díaz y gobernador de Nuevo León. Finalmente los insurrectos se refugian en lo que conocemos como La Ciudadela, que era una fábrica de armas, en la calle Balderas, en el Centro de la Ciudad de México; ahí se atrincheran y Madero designa como comandante de la plaza al general Victoriano Huerta, en un error funesto que le costaría la vida, porque Huerta pacta de manera secreta y desleal con el general Félix Díaz una guerra fingida, en la cual aparentemente la tropas leales al gobierno democrático atacaban La Ciudadela; pero en realidad no lo hacían y simplemente llevaban a ser masacrados a los soldados y a las tropas leales al presidente; murieron más de cinco mil personas, la mayoría civiles, en el fuego cruzado de los cañones y de las ametralladoras; fueron los días más crueles en la historia de la capital, desde la Conquista por Hernán Cortés. Ellos buscaban generar una situación de anarquía en la ciudad, generar pavor en la población y que éstas pidiera a cualquier precio el fin de esas “hostilidades”.

BB: Y la familia de Madero sabía que iban a ir tras ellos y es cuando Kumaichi Horiguchi los protege, aun arriesgando su vida.

CA: Los asila en su casa al padre y a la madre del presidente; a su esposa, Sara Pérez de Madero; a dos de sus hermanas y a otras personas; les ceden sus propios lechos y él convoca a la comunidad japonesa, unas 40 personas, para alimentarlos y resguardarlos. Eran muchas personas, cada día, en medio de las balas iban los japoneses a comprar alimentos para los refugiados al mercado en la zona de Tacubaya. Hubo amenazas, incluso, de bombardeo a la casa, que ya no existe; estaba en lo que es la Plaza Río de Janeiro, en la colonia Roma. Es una historia poco conocida. En febrero de 2015, el Senado de la República le hizo un homenaje a Kumaichi Horiguchi, del que había sido publicado un diario en español en la revista del Instituto Mora, en 2010 o 2011; era todo lo que se conocía. La Cámara también instruye al embajador de México para que localice a la familia del diplomático japonés y le informe de su agradecimiento al Congreso de ese país.

BB: Y tú haces contacto con la familia.

CA: Hago contacto con la nieta, que resulta ser la hija de un gran poeta japonés, Daigaku Horiguchi, que se le conoce como el poeta de la paz y efectivamente, en Japón se recuerda mucho mejor que en México este episodio, ya que tanto el padre, Kumaichi Horiguchi, como Daigaku Horiguchi, escribieron extensamente sobre este.

BB: ¿Cómo cuentan los japoneses este episodio?, tuviste acceso a todos estos cables y fue una labor titánica traducir.

CA: El documento más importante es el diario de Kumaichi Horiguchi; yo hago una relación detallada de lo que él dijo; lo que es importante, es que es cierto todo lo que afirma, incluyendo el asesinato del presidente y de su hermano, así como del vicepresidente, el 18 de febrero de 1913. Fue fascinante hacer la investigación en el Archivo Histórico de la Cancillería de Japón, de los cablegramas que se intercambiaron entre Horiguchi y su Cancillería; él era muy parco en sus informaciones; no le informa a la Cancillería japonesa a detalle lo que está haciendo y el peligro en el que incurrían sus connacionales, porque teme que le den instrucciones de ya no proteger a la familia de Madero.

BB: Protege a la familia Madero sin avisar y para no correr ningún riesgo de que lo regresaran.

CA: Protege contra todo y contra todos a la familia del presidente Madero, y de manera absolutamente heroica, por un tema de amistad y por un tema de honor. Él descendía de una familia samurái, que se regía por un código de honor absolutamente riguroso. Una vez que él había aceptado protegerlos, eso era más importante, su palabra que su propia vida; incluso de su propia familia y comunidad. Nunca le miente a la Cancillería japonesa, pero tampoco le dice toda la verdad. Por supuesto, todos los hechos los reporta; lo que minimiza son los peligros en los que están incurriendo los japoneses en México. Solamente cuando es interrogado de manera directa por su ministro, de por qué lo está haciendo, él dice que, efectivamente, lo está haciendo por razones de íntima amistad, es la frase que utiliza. 

BB: Y se acaban juntando, después de muchos años, algunos miembros de la familia Madero con integrantes de la familia Horiguchi.

CA: Exactamente: en 1934, en Tokio, Kumaichi Horiguchi recibió la Medalla del Águila Azteca; fue una de las primeras que se otorgaron, en la época del presidente Abelardo Rodríguez; se acababa de crear la condecoración de la Orden del Águila Azteca. Él viene en 1935, acompañado por su esposa, a dar unas conferencias a México y se da un reencuentro muy emotivo con la señora Sara Pérez de Madero y con los maderistas que había sobrevivido y después de eso se interrumpe la comunicación, viene la guerra, la familia del presidente no habla de la Decena Trágica, porque es un acontecimiento muy doloroso; los documentos que se escriben en Japón nunca son traducidos al español y queda borrado de los anales de la historia bilateral este episodio, que es conmovedor. Y yo tengo la enorme satisfacción de haber atendido la instrucción del Senado mexicano, haber hecho la investigación, haber conocido a los descendientes de la familia Horiguchi, y rescatado para la memoria tanto de la historiografía mexicana como de la relación bilateral con Japón, este episodio, que es ciertamente ejemplar.

 

BB: Muchísimas gracias por compartir esta historia con nosotros.