En Guerrero, la muerte tiene permiso
Guerrero es uno de los estados de la República más violentos. Me atrevería a decir que quizá es el que más asesinatos políticos ha tenido a lo largo de su historia. Un lugar donde las traiciones en la lucha por el poder, se han dado desde siempre. Basta con recordar la historia.
El 14 de enero de 1831 en la playa Tlacopanocha, en Acapulco, Vicente Guerrero recibió la invitación a almorzar con el capitán del bergantín Colombo, Francisco Picaluga, mercenario genovés. Una vez a bordo, él y sus colaboradores fueron aprehendidos sorpresivamente. De inmediato, el barco levaría anclas. La traición ocurrió a cuenta de 50 mil pesos que había ofrecido el ministro de Guerra José Antonio Facio, por indicaciones del vicepresidente, general Anastasio Bustamante, líder de la sublevación en contra del Presidente Guerrero.
Guerrero fue transportado al puerto de Santa María de Huatulco, y fue condenado a la pena de muerte. Lo fusilaron el 14 de febrero de 1831 en Cuilápam, Oaxaca.
Pero la historia se repite, a veces como comedia y casi siempre como tragedia. Hoy por conflictos de poder, los asesinatos en Guerrero están a la orden del día.
Esta semana fue ejecutado Braulio Zaragoza Maganda, secretario general del PAN en Guerrero. Le dieron tres balazos cuando se encontraba en el restaurante del hotel El Mirador, ubicado en la zona turística de La Quebrada. En septiembre fue asesinado el perredista Evaristo Bautista, en Ometepec, y unos pocos meses atrás, el priista Orlando Hesiquio Cruz, en el mismo municipio.
También en septiembre el empresario Joel Miranda Salgado, hermano del diputado federal Mariano Miranda Salgado, fue asesinado de madrugada en la cabecera municipal de Teloloapan, un municipio de la región norte de Guerrero. Y a principios de agosto el ex alcalde Ubaldo Salgado Mojica, fue atacado por un pistolero solitario.
Apenas en junio fue muerto Carlos Salanueva de la Cruz, dirigente del PRI en San Miguel Totoloapan. El cadáver fue encontrado descuartizado en una bolsa de plástico negra.
En 2010, en menos de 24 horas, y en distintas regiones del estado, al menos 10 personas fueron asesinadas, entre éstas el ex alcalde priista de Tetipac, Abel Uribe Landa, cuyo hermano había sido candidato a diputado federal por el PRI.
Según reportes del PRD estatal, desde 1988 ha habido al menos 756 asesinatos de miembros de su partido, relacionados con motivos políticos, por lo cual, considera ese partido, Guerrero ocupa el primer lugar en asesinatos a perredistas.
Hacer una lista de todos los que han muerto por causas políticas en Guerrero, sería interminable. Hoy ha llamado profundamente la atención el asesinato de Braulio Zaragoza, dirigente del PAN en el estado, pero unas horas antes en Iguala, murieron seis personas, varias más resultaron heridas y hay 57 estudiantes de la normal de Ayotzinapa desaparecidos. Y esa es sólo parte de la violencia política, la social es casi imposible de medir.
Guerrero es un estado donde los cotos de poder se pelean con todo, y en donde los asesinatos son cosa de todos los días. Es difícil poder revertir la historia, aunque es algo en lo que se debería de estar trabajando, y poco se ha hecho.
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