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Época de definiciones

El domingo pasado acudieron a votar más de 15 millones de mexicanos. La mayoría desde sus estados, pero también desde el extranjero y los presos que no han sido condenados.

Lo que vimos en el Estado de México fue una mayor votación que se da regularmente, pero en el llamado corredor azul y donde Alejandra del Moral pasó gran parte de su campaña los votos no fueron para la alianza PAN, PRI y PRD. Todo parce indicar que el PAN no se movilizó por una candidata del PRI.

En Coahuila, a pesar de que días antes los dirigentes del Partido Verde y del Partido del Trabajo declinaron en favor de Armando Guadiana, candidato de Morena, éste quedó muy lejos del candidato Manolo Jiménez de la alianza PRI, PAN, PRD. Lenin Pérez y Ricardo Mejía, a quienes sus partidos les retiraron su apoyo, de todas maneras aparecieron en la boleta electoral. Todo parece ser que los dirigentes de los llamados “partidos satélites de Morena”, al ver que las encuestas no los favorecían, pensaron mejor en un futuro no muy lejano… el 2024.

El PRI pierde su gran bastión que ha sido el Estado de México, que habitan 13 millones de electores, el tricolor cantó victoria en Coahuila, que cuenta con poco más de tres millones de electores.

En los dos estados no se daba alternancia de partido político desde la época de la Revolución. El PRI había sido siempre el partido hegemónico, pero esta derrota, tanto para la alianza en el Estado de México como para Morena en Coahuila ha dejado aprendizajes importantes para tomar decisiones para la próxima campaña presidencial.

La oposición asegura que en 2024 va de la mano, pero los tropiezos en el camino han encendido las alertas y los cuestionamientos se hacen presentes. ¿Qué tanto le aporta cada partido a esta alianza? ¿A qué partido le toca escoger al candidato? ¿Qué pasa si los dirigentes de los partidos se quieren imponer?

Después de la derrota en la entidad mexiquense, los señalamientos a Alejando Moreno, presidente del PRI, y a Marko Cortés, del PAN, están a la orden del día. Mientras la entidad mexiquense se pinta de color guinda, en Coahuila sí gana ampliamente el PRI. La diferencia es el tamaño y votos que llegan de esos estados. Que el tricolor haya ganado Coahuila, no es un éxito similar al Estado de México.

Por otro lado, en Morena se han dado cuenta de que los partidos como el PT y el Verde son importantes para ganar y sobre todo para logar mayoría mediante acuerdos en los congresos. Es verdad que en algunas partes estos partidos tienen que ir solos para conservar el registro, pero en Coahuila ir separados les costó mucho.

Ya estamos en época de definiciones. A la Jefa de Gobierno de la CDMX, Claudia Sheinbaum, la victoria en el Edomex le da un margen muy importante de maniobra para definir la candidatura presidencial de su partido, ella fue la encargada en gran medida de esa elección. Pero no se puede descartar la presencia tanto del canciller Marcelo Ebrard como del secretario de gobernación, Adán Augusto López.

Con estos tres precandidatos, Morena tiene cubierta la búsqueda para tener un candidato. En la oposición, por lo menos yo, no veo aún a nadie que pueda ser competitivo.

Morena incrementó su poder territorial, el cual no ha dejado de crecer desde 2018, cuando además de ganar la Presidencia, ganó sus primeras 5 entidades. Al igual que este domingo, diversos gobernadores en funciones llegaron a sus cargos postulados por alianzas partidistas, y de cara al 2024 llegará a las presidenciales con más poder que nunca en sus 10 años de vida.

En ninguna ocasión anterior, una fuerza política con tampoco tiempo se ha expandido a la velocidad que lo ha hecho Morena, ni el PAN que durante 50 años luchó por la alternancia ni el PRD que al principio de los 2000 logró quedarse con la Ciudad de México.

Hoy, Morena, con el triunfo del Estado de México, tiene en sus manos 21 de 32 entidades. Ahora que, con este triunfo de la maestra Delfina Gómez, esté definido el 2024, todavía no es definitivo. Se percibe muy difícil que la oposición pudiera ganar el 2024, pero todavía se pueden mover las cartas. Recordemos que no necesariamente el partido que gana el Estado de México es victorioso en la presidencial.

Tras estas elecciones del 4 de junio, el nuevo mapa político nos muestra que Morena se queda con la mayoría de las gubernaturas, mientras que el PAN mantiene las gubernaturas en cinco entidades, el PRI se queda con dos, Movimiento Ciudadano con dos y el Verde Ecologista con una, al igual que Encuentro Social.

Ahora, los dirigentes de los partidos políticos, aunque no ganen en las urnas, de todas maneras no son perdedores, mientras logren conservar su registro, siguen recibiendo millones de pesos en prerrogativas, por eso ninguno de los dirigentes políticos quieren dejar de manejar sus partidos.

Han iniciado ya las épocas de las definiciones, y hoy los ojos están puestos en la próxima campaña presidencial, que no sólo se gana con dinero y con pensiones, porque si ése fuera el caso, el PRI nunca hubiera perdido. Así que los partidos tienen que trabajar también en demostrar qué le ofrecen al electorado.