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“Estoy acostumbrada al debate, a las votaciones y a que uno se conforme”

Este fin de semana falleció Ifigenia Martínez Hernández, una mujer que abrió brecha para muchas otras.

Cuando Ifigenia nació en 1925, en México la mujer no podía votar ni ser votada. Fue hasta 1953 cuando se hizo la ley para que pudieran participar en las elecciones y hasta 1955 cuando la mujer participó por primera vez en las elecciones federales.

Han pasado tan sólo 71 años de esa ley. Martínez Hernández fue pionera en la historia de México, académica, diplomática, política, economista y maestra a lo largo de los años de muchos de los políticos de nuestro país y, además, fundadora, junto con Cuauhtémoc Cárdenas, del PRD.

Fue la primera mujer mexicana en obtener una maestría en Economía por la Universidad de Harvard, directora de la Facultad de Economía en el 68, en un momento de movimientos sociales muy importantes en nuestro país y cuatro días antes de morir. Fue quien le entregó la banda presidencial a Claudia Sheinbaum, la primera mujer Presidenta de México.

Ifigenia nunca dejó de participar en la vida pública de nuestro país. Falleció en su último cargo a los 99 años como presidenta de la Cámara de Diputados.

¿Quién fue Ifigenia Martínez, esta mujer con una brillante trayectoria, a quien se le otorgó la Medalla Belisario Domínguez en su edición 2021?

Hace tiempo tuve la oportunidad de que ella me narrara parte de su vida y trayectoria. Esta entrevista la retomo como un pequeño homenaje a esta gran mujer.

BIBIANA BELSASSO (BB): Estudiaba la primaria en una escuela privada, pero después inicia la Segunda Guerra Mundial, y con todo el tema del nazismo tu papá te cambia de escuela y te dice: “Vas a ir a una escuela pública”.

Ifigenia Martínez (IM): Así es, me tocó la secundaria 10, una magnífica secundaria en ese entonces. Habíamos heredado el local del Teresiano, que en aquel entonces habían cerrado todas las escuelas de monjas, y entonces me tocó también un magnífico local, con una sala de juntas muy bonita; en fin, estuvimos muy bien alojados, magnífico director, profesores, alumnos. Yo guardo un recuerdo muy grato de todos mis estudios, tanto aquí en México como en el extranjero.

BB: En los años cuarenta, México era un país muy diferente a lo que vemos ahora.

IM: Yo entré a la preparatoria en 1940 y entonces está como gran expectativa y tema de conversación y preocupación la Segunda Guerra Mundial.

Mi papá era de izquierda, desde siempre, y de manera que nosotros, y lo mismo había mucha gente de izquierda en el ambiente, en nuestro ambiente. Recuerdo que en la secundaria yo tuve de compañera de estudios a Rosa María Lombardo Toledano, hija de Lombardo Toledano. Había una clase intelectual de izquierda muy fuerte.

BB: Estudia Economía en una época donde apenas el 10 por ciento de las mujeres estudiaba esa carrera.

IM: Pues sí, y todo eso también fue por mi papá. Él decía que lo que le hacían falta al país eran economistas para que pudieran producir los bienes que necesitaba el pueblo y, además, para también elevar los niveles de empleo, que también era una necesidad que la gente… que haya ocupación.

Después se vino la Segunda Guerra Mundial y entonces se puso muy de moda el término de empleo pleno, sobre todo al finalizar la guerra.

Fue uno de los objetivos más importantes de todos los países que habían entrado a la guerra y un poco el de ya no tener esas horribles crisis que había, que hubo en los 30, en donde se quedaba mucha gente sin empleo.

La desocupación era una de las amenazas más tremendas de la economía y entonces la economía política, pues fue uno de los principales objetivos: la ocupación plena, que todos tuvieran trabajo.

BB: Se casa y con su esposo se va a estudiar a Estados Unidos.

IM: Me casé joven y con la suerte que mi marido, que fue un economista muy prestigiado y además muy estudioso, consiguió su inscripción a Harvard, era muy difícil entrar.

Yo me fui como esposa con él; el primer año trabajé con tanta suerte, porque también aquí el elemento es suerte. Entré a trabajar de calculista al Instituto Tecnológico de Massachusetts, al famoso MIT, pero me sirvió no solamente para darme cuenta del ambiente, sino para ahorrar, para poder pagar mi colegiatura, cuando para mi agradable sorpresa me admitieron en la Universidad de Harvard. Ya así, por méritos propios, por las entrevistas que me hicieron, mis antecedentes, mis calificaciones, todo, fue un día para mí muy memorable.

BB: ¿Y cómo inicia en la política?

IM: En parte por mi papá, que era de tendencias y de creencia de comunista, partida de la Unión Soviética y de los nuevos gobiernos, del nuevo sistema, digamos, de manejo de la economía, que fue en aquel entonces una economía cien por ciento socialista manejada por el Estado y no por el mercado. Desde entonces, a mí me interesó mucho. Claro, cuando me fui a Harvard, me fui a una universidad de gran criterio.

BB: ¿Cuál fue su primer cargo político?

IM: En la Secretaría de Hacienda como analista de la Oficina de Política Fiscal. Luego fui diputada y también fui senadora.

BB: Y junto con él y con Cuauhtémoc Cárdenas, ustedes son de los fundadores de la Corriente Socialdemócrata, que después se convierte en el PRD.

IM: A nosotros nos tocó establecer y fundar el PRD. Yo estoy acostumbrada al debate y al debate fuerte y a las votaciones, y también estoy acostumbrada a que uno se conforme. Usted no siempre gana, hay veces que le ganan y entonces usted reacciona, se adapta y se prepara para la nueva pelea.

BB: ¿Fue difícil ser mujer en un ámbito laboral muy masculino?

IM: No, fíjese que no, así machistas tan duros, pues cuando menos yo ni los noté. Yo no me quejo de que me hayan tratado mal, que me hayan discriminado por ser mujer, no. Me discriminaron por ser de izquierda, de eso sí.

BB: ¿Fue muy difícil ser una profesional exitosa, para su vida familiar?

IM: No, yo tuve mucha suerte porque desde que estaba ya en la facultad, tuve relación con una persona con la que después me casé y, además, él fue un destacado economista, doctor en Economía.

BB: ¿Es el papá de sus hijos?

IM: El papá de mis hijos.

BB: Y se divorció.

IM: Ya después, ya que tenía yo mis cuatro hijos, o sea que duré con él casada como 20 años.

BB: ¿Cómo le hace una mujer para poder trabajar al ritmo que usted trabajaba con cuatro hijos en esa época?

IM: Bueno, los cuatro hijos afortunadamente no son mellizos, no nacieron al mismo tiempo y yo conté con la bendición de tener a mi mamá, mi madre quedó viuda y tuve la fortuna de que viniera a vivir con nosotros y entonces yo recibí una gran ayuda de mi madre.

BB: Usted que fue fundadora del PRD, ¿qué sintió cuando ese partido se dividió?

IM: En cierta parte es natural, porque es un movimiento político muy dinámico el de la izquierda y entonces siempre hay gentes que quieren liderar y que no están conformes con la dirección del otro y entonces forman su propia corriente, digamos eso, una izquierda fraccionada.

BB: A ver, compléteme esta frase, Ifigenia Martínez es…

IM: Es una mexicana que tuvo la oportunidad de estudiar y de trabajar en una época en que México se transformaba y se desarrollaba como un país de poca población, relativamente, de poca población. Yo recuerdo que éramos 16 millones cuando yo empezaba a leer y demás; ahora somos más de 120, ¡imagínese! …