Frente al USMCA (o sea, el TLC) está China
03-10-2018 Más allá de los detalles de la parte comercial, económica y financiera que ponen a la región de América del Norte como una de las más competitivas del mundo (probablemente en términos reales y de largo plazo, la más competitiva), existe un entramado político en el acuerdo comercial trilateral entre México, Estados Unidos y Canadá que es muy importante analizar.
El lunes platicamos con Juan Pablo de Leo y Jorge Fernández Menéndez en el programa Todo Personal, de ADN40, acerca del tema, y varios puntos que están relativamente ocultos salieron a la luz. Un primer asunto que hay que recordar es que el único país que no tenía ninguna prisa, a nivel político, por firmar este acuerdo, era Canadá, que tiene elecciones hasta el próximo año; mientras que México tiene un cambio de gobierno el 1 de diciembre y Estados Unidos, elecciones de medio término en noviembre. Sin embargo, un fenómeno interesante que está ocurriendo en Canadá es la polarización de los partidos políticos y, sobre todo, el aumento del peso de la ultraderecha en la política canadiense. Justin Trudeau tenía muy poco margen de maniobra, sobre todo con temas comerciales y de libre comercio; para ese país no se trataba solamente del tema de los lácteos, sino de política: no podía dejar abandonado el libre comercio en manos de la ultraderecha. A un año de las elecciones tenía que cerrar ese capítulo.
También debía cerrarlo Trump antes de las elecciones de noviembre. Hoy el Partido Republicano puede perder tanto la Cámara de Representantes como la de Senadores. Un ejemplo es Texas, donde Ted Cruz, senador republicano que fue competidor de Donald Trump, puede perder el escaño en la Cámara alta contra un joven demócrata, Beto O’Rourke, que en realidad se llama Robert O’Rourke, y es de origen irlandés; pero los hispanos lo llaman Beto porque es muy querido por la comunidad latina, es un demócrata que recuerda mucho a Barack Obama. Los republicanos pueden perder el Senado, y con eso está en peligro hasta la presidencia de Trump. Necesitaba el presidente el acuerdo antes de las elecciones de noviembre. Hay que recordar que a él lo que le interesa no es el fondo, sino las formas, y por eso era tan importante cambiarle el nombre al NAFTA o TLC. En este caso, la forma no es fondo; es simplemente forma.
En todo esto hay un tema central, que es la guerra comercial con China. Y para eso, Estados Unidos también necesitaba el acuerdo comercial de América del Norte. En términos geopolíticos, eso es lo más importante del nuevo tratado. El eje es la guerra comercial con el país asiático y la Unión Americana necesitaba un acuerdo de fondo con México y Canadá para crear una región comercial, financiera y energética capaz de disputarle el comercio global a China. Ésa es la realidad detrás del nuevo acuerdo; un acuerdo que le da a ganar a los tres países, pero que implica enormes desafíos globales.
Mensaje al gigante asiático…
El principal asesor económico de la Casa Blanca, Lawrence Kudlow, dijo ayer que el acuerdo alcanzado por Estados Unidos, México y Canadá, envía un fuerte mensaje a China y plantará cara “a sus prácticas comerciales injustas, sus barreras y su robo de propiedad intelectual”.
“Creo que envía una señal a China de que estamos trabajando como uno solo, con México y Canadá. El continente está ahora unido contra lo que voy a llamar prácticas comerciales injustas por parte de ya saben quién, que empieza con la C y termina con la A”, expresó.
Desde el 24 de septiembre, EU impuso aranceles del 10%, con un valor de 200 mil millones de dólares a productos chinos, a lo que el país asiático respondió con gravámenes por 60 mil millones de dólares a artículos agrarios de esa nación. El lunes, decenas de manifestantes protestaron contra la guerra comercial del presidente Donald Trump afuera del consulado estadounidense en Hong Kong.
Al respecto, el secretario del Tesoro estadounidense, Steven Mnuchin, aseguró en entrevista a una televisora que Washington está dispuesto a reanudar las negociaciones comerciales con China, pero que el asunto “no corre prisa alguna”.
Y ayer, en el marco de la Convención Nacional de la Asociación de Contratistas Eléctricos, y a un mes de las elecciones legislativas, Trump presumió el USMCA, el cual, dijo, es “el acuerdo comercial más avanzado, moderno y balanceado jamás negociado”, además de que protegerá a sus trabajadores, incrementará sustancialmente las exportaciones agrícolas y revitalizará la industria automotriz.