Gobernar o delegar
El número de niños migrantes originarios de Centroamérica que cruzan solos a Estados Unidos ha aumentado drásticamente en el último año. El gobierno estadounidense informó el mes pasado que hubo un incremento del 92 por ciento en la cantidad de niños arrestados, en particular provenientes de Honduras, Guatemala y El Salvador.
Los niños hondureños, desde octubre pasado, constituyen el mayor número de menores detenidos intentando cruzar la frontera.
Es verdad, muchos hondureños que buscan encontrar el sueño americano lo hacen porque quieren reunirse con sus familias y desean encontrar una mejor calidad de vida, aunque el principal motivo para otros es huir de la violencia. Honduras tiene la mayor tasa per cápita de homicidios del mundo, por delante de El Salvador y Costa de Marfil. Los asesinatos son un fenómeno al alza que casi se ha duplicado en una década en la cual el fenómeno del narcotráfico ha aumentado dramáticamente.
Muchas personas, cuando leen las noticias de la cantidad de niños que son arriesgados por sus propios padres para viajar solos a Estados Unidos, se preguntan: ¿cómo puede ser posible que un padre mande a su hijo solo a hacer esa travesía?
La realidad es que la mayoría de los padres no tienen otra opción. El crimen organizado en Honduras está buscando niños para introducirlos a sus organizaciones.
Las familias son obligadas a recibir una cuota mensual para mantener a los menores con el compromiso de que cuando cumplan los 12 años los entreguen a los maleantes, de lo contrario amenazan con matar a toda la familia. Una madre prefiere mandar a su hijo a que cruce solo dos o tres fronteras hasta llegar a Estados Unidos, sabiendo los riesgos que eso implica, a ponerlos en manos de los delincuentes.
Esta semana está en México la primera dama de Honduras, Ana García de Hernández, con el propósito de visitar los albergues donde se encuentran los niños migrantes hondureños. Viene acompañada por la titular de la Dirección de la Niñez, por la secretaria de Derechos Humanos y por la Fiscal Especial de la Niñez en Honduras.
Cuando se le ha cuestionado al presidente Juan Orlando Hernández sobre el tema de los niños migrantes, simplemente ha dicho que su esposa es quien se encarga de ese tema. Ella encabeza una fuerza creada por el mandatario para recibir a los niños migrantes desde Estados Unidos o México, una fuerza conformada por damas voluntarias (sic) que no tienen fuerza alguna dentro del Estado hondureño para atender el problema, más allá del protocolo y los discursos.
Está bien que la primera dama reciba a los niños migrantes, pero ¿y las políticas de Estado para proteger a esos niños en su país y que no tengan que huir de su tierra? ¿Qué está haciendo ese gobierno para proteger a sus connacionales de los abusos, el crimen y la violencia en Honduras?
Ahí está el problema de fondo, ante el cual el presidente Juan Orlando Hernández no puede delegar responsabilidades a su esposa y en algunas señoras de sociedad. Tiene que enfrentar seriamente el desafío que atenaza a su gente.
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