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Infanticida, psicópata y en libertad

Diego Santoy Riveroll, quien asesinó a los dos hermanitos de su novia e intentó degollarla a ella, a tan sólo 14 años de este infanticidio, podría salir de prisión.

Todo empezó como una historia de amor entre dos adolescentes, Diego Santoy Riveroll y Érika Peña Coss. Los dos jóvenes conocidos en la sociedad regiomontana: ella, hija de una conductora de televisión; él, un joven guapo con recursos. Se vieron por primera vez en una discoteca y tuvieron un noviazgo de dos años.

Cuando Érika decidió terminar con ese noviazgo, el joven entró a casa de los Peña Coss, ubicada en la colonia Cumbres, con un pasamontañas y guantes de látex. Además, habría cubierto sus tenis con cinta adhesiva para no dejar huellas.

Diego, quien no quería que Ericka lo dejara, llegó hasta el cuarto de su exnovia, a quien le pidió que regresara con él. Ante la negativa, Santoy asesinó a su hermana de tres años, María Fernanda Peña Coss, y a Erick Azur, de siete años de edad.

Antes de irse de la casa, Santoy secuestró a la empleada doméstica, Catalina Bautista. La metió a la cajuela de un automóvil de la familia Peña Coss y huyó.

Tras el infanticidio e intento de homicidio de Ericka, Santoy huyó de Monterrey junto a su hermano. Cuatro días después fueron localizados y detenidos en Oaxaca mientras se trasladaban en un autobús con dirección a Guatemala. Tras el aseguramiento, los hermanos Santoy fueron trasladados de nuevo a Monterrey.

En sus primeras declaraciones, Santoy Riveroll aceptó haber asesinado a los niños, poco después, cuando Érika se recuperó de las heridas declaró y confesó que su exnovio Diego Santoy era el único culpable de haber asesinado a sus dos hermanitos como venganza por no haber aceptado ser su novia, Diego intentó inculpar a Ericka del asesinato, diciendo que odiaba a sus hermanitos.

En el juicio del llamado “El asesino de Cumbres”, se le dictó la condena de 138 años de prisión por los delitos de homicidio calificado contra los niños, privación ilegal de la libertad, robo de vehículo y tentativa de homicidio.

Finalmente, Santoy tuvo una reducción de condena de 138 años a 71, debido a su buen comportamiento en prisión, pero ahora, a 14 años de ese terrible asesinato, se abre nuevamente el caso.

La semana pasada, un Tribunal Colegiado otorgó un amparo y dejó sin efecto la sentencia de 138 años de cárcel que purgaba el llamado “Asesino de Cumbres,” al considerarse que no se acreditó la presencia de la defensa en algunas diligencias.  

La autoridad judicial ordenó la reposición del expediente 60/2006 que, bajo el sistema penal tradicional, enfrenta el presunto homicida de los hermanitos Peña Coss. Lo anterior no significa necesariamente que Santoy Riveroll vaya a recuperar ahora su libertad, sino que tendrá que dictarse una nueva sentencia tras el desahogo de al menos ocho careos.

Estas diligencias están programadas para el próximo 28 de febrero, y en ellas deberán comparecer Érika Peña Coss; su mamá, Tere Coss; su hermana, Azura; la nana de las víctimas, Catalina Bautista; Linda Marentes, secretaria de Tere; el amigo de Diego, Humberto Leal, y dos oficiales de la Policía de Monterrey que llegaron primero a la escena del crimen.

Lo cierto es que nuestra justicia cada día es más laxa con los criminales y nuestra sociedad cada día se torna más violenta. Este fenómeno es mucho más presente de lo que desearíamos. Pero quién no se ha preguntado, ante el saldo de hechos trágicos y deleznables, ¿qué motiva a los seres humanos a dañar a sus familiares o a personas extrañas y si pueden estos impulsos y acciones prevenirse?

Al poco tiempo de aquel terrible asesinato, platicamos con Feggy Ostrosky Solis autora del libro Mentes Asesinas, la violencia en tu cerebro, quien estudió el caso de Diego Santoy.

La Dra. Ostrosky, como directora del laboratorio de Neuropsicología y Psicofisiología de la Facultad de Psicología de la UNAM, aplicó pruebas criminalísticas a los delincuentes más peligrosos del país, entre ellos, a Diego Santoy Riveroll.

Muchos asesinos, entre ellos Diego Santoy, tienen un común denominador, me explicaba la Dra. Ostrosky, un trastorno de la personalidad llamado Psicopatía. Ellos sienten satisfaccion de hacerlo, es su trabajo y entre más violento y más aterroricen  a la sociedad mejor cumplen con su trabajo. No tienen remordimiento alguno.

Con una nueva oportunidad

Las conductas violentas se presentan en diferentes niveles y van desde el abuso doméstico, hasta el crimen en las calles y el homicidio.

Le pregunté a la Dra. Ostrosky como diferenciar el cerebro de una persona normal y aquél de una persona criminal, y me explicaba que se puede registrar actividad eléctrica cerebral y dice que estructuralmente el cerebro trabaja con neurotransmisores y cuando éstos no regulan correctamente las conductas se dan estos comportamientos hiperviolentos.

La gran mayoría de los delincuentes en las cárceles presentan psicopatía. En México hay más de 900 mil personas psicópatas y representan de uno a tres por ciento de la sociedad.

Por lo general son personas muy inteligentes, extremadamente verbales y asertivas. Además son seductoras, pero sobre todo, experimentan una falta de arrepentimiento total, ausencia de sentimientos.

Lo más grave en este tema. La ciencia distingue a los psicópatas como exitosos y no exitosos. Los no exitosos son los que están en la cárcel. Los exitosos pueden ser tu jefe, tu pareja o mucha de la gente con la que interactúas.

¿Cómo detectar si estamos involucrados con un psicópata, le pregunté a Feggy?

Ella explica que es muy difícil saberlo ya que son muy hábiles en la parte afectiva y emocional.

Los picos de edad en que se desata este trastorno de la personalidad son entre los 18 y los 25 años.

Y sí, estas personas son muy hábiles; tras la difusión del caso del “Asesino de Cumbres”, en Nuevo León surgió un grupo de jóvenes mujeres que se dijeron encantadas por la “belleza” de Diego Santoy.

Las seguidoras de Diego formaron un club de fans; la líder del grupo era Lety, quien creó el grupo en 2009… y ahora es la esposa de Diego; juntos tuvieron un hijo.

¿Qué pasa en nuestra sociedad, que muchas mujeres se maravillan con este tipo de hombres?

Feggy afirma que la línea entre una persona que sufre trastornos de la personalidad y una persona normal es muy delgada. 

Mientras tanto, hoy a Diego Santoy Riveroll se le abre la posibilidad de quedar en libertad. Algo grave pasa, en nuestra justicia y sociedad.