
La alianza Maduro, Petro y cárteles mexicanos.
Hace unos días, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, aseguró que el Cártel de Sinaloa opera en ese país sudamericano. Durante un mitin al norte de la provincia de Santander, en una zona limítrofe con Venezuela, dijo que este cártel es el verdadero jefe del grupo guerrillero Ejército de Liberación Nacional (ELN).
Aseguró: “Los dueños de esas estructuras no son comandantes colombianos, son los que compran la cocaína de origen mexicano”.
Desde enero pasado, el mandatario colombiano ha tratado de intensificar sus acciones militares contra el ELN al norte del país, debido a que es la zona donde se produce la mayor cantidad de hoja de coca, la cual es utilizada por grupos criminales para la fabricación de cocaína.
Petro asegura que el ELN envía cargamentos de coca a cambio de armas, y no sólo lo hace con grupos ligados al Cártel de Sinaloa, sino que también hace tratos con el otro cártel mexicano: Jalisco Nueva Generación (CJNG).
Lo que el presidente Petro no dijo es la relación que tiene Nicolás Maduro con el Cártel de los Soles. Son aliados, Maduro, los militares venezolanos, Diosdado Cabello, quien es la mano derecha de Maduro, y cárteles de la droga mexicanos y sudamericanos. Hoy, Estados Unidos ofrece una recompensa de 25 millones de dólares a quien entregue a Maduro, quien tiene muchas acusaciones por nacotráfico.
Gustavo Petro tiene una popularidad bajísima en su país y no está descubriendo nada respecto de la relación que existe entre los cárteles de la droga mexicanos y colombianos.
Recordemos la historia.
La relación del narcotráfico mexicano y colombiano es añeja e inevitable, sobre todo en el caso de la cocaína. Allá se produce y desde México se introduce al mercado estadounidense. No siempre fue así. Durante muchos años, los narcos colombianos exportaban la droga por el Caribe para llegar a Miami, y desde allí se distribuía al resto de la Unión Americana.
Pero cuando se cerró la ruta del Caribe, a mediados de los 80, el tránsito por México se volvió irremplazable. Hasta 1994, los colombianos pagaban con dinero por esos traslados, pero desde ese año, cuando había aumentado tanto el tráfico de cocaína, fue cuando se comenzó a pagar en especie, con la propia droga. Eso fortaleció a los cárteles mexicanos en todos los sentidos, y éstos pasaron de ser contratistas de los colombianos a convertirse en socios o competidores.
Líderes señalados
En el juicio de El Chapo Guzmán muchos narcotraficantes colombianos fueron testigos colaboradores de la Fiscalía de Nueva York.
Uno de ellos fue el narcotraficante colombiano Juan Carlos Ramírez Abadía, Chupeta, exlíder del Cártel del Norte del Valle. Según Chupeta, El Chapo habría transportado miles de kilos de cocaína colombiana a Estados Unidos. Chupeta aseguró que él era uno de los mayores productores de cocaína colombiana.
En sus declaraciones en la Corte Federal de Distrito en Brooklyn, Ramírez Abadía dijo que mantuvo una estrecha relación durante 17 años con El Chapo, y la describió como uno de los negocios de narcotráfico más rentables en la historia moderna.
Según Chupeta la primera reunión que tuvo con El Chapo fue en la recepción de un hotel de la Ciudad de México en 1990; ahí Guzmán le aseguró que él era el más rápido para transportar la droga y que sus rutas eran las más seguras porque tenía comprados a muchos funcionarios mexicanos. Chupeta aseguró que se sorprendió cuando cuatro meses después, los primeros 4 mil kilos de cocaína que envió en cinco aviones a México llegaron a Estados Unidos en menos de una semana. Durante los años 90, aseguró, llegaban tantos aviones con coca que parecía que Colombia “invadía” México.
El acuerdo era que después de que la cocaína pasaba la frontera, Guzmán tomaba el 40 por ciento y lo vendía por su cuenta en Estados Unidos; los operadores de Chupeta se quedaban con el resto para venderlo. Durante su declaración mostró un libro de contabilidad donde se registraban esas operaciones.
O Petro no tiene idea de cómo opera el narcotráfico en su país o busca desviar la atención. Recordemos que hay varias acusaciones de políticos de oposición de Colombia que acusan a Gustavo Petro de ser parte del entramado negocio del tráfico de drogas y armas que se realiza en la región del Catatumbo, cerca de Venezuela.
Se asegura que mientras Petro anuncia y presume que su gobierno es el que mayores incautaciones de coca ha hecho, los reportes de ONG advierten que en esta administración han detectado un incremento en la plantación de hoja de coca.
La oposición acusa que éste es un negocio binacional entre guerrilleros colombianos y militares venezolanos.
Del lado venezolano, la oposición también acusa que Nicolás Maduro incrementa los enfrentamientos en esta zona limítrofe de Catatumbo para mantener el control y contener cualquier intento de incursión contra el régimen.
Esto ha provocado el desplazamiento de más de 40 mil personas. Los enfrentamientos del ELN con las FARC iniciaron el 15 de enero pasado, cinco días después de la juramentación de Maduro, la violencia se ha recrudecido.
Según medios sudamericanos, el ELN le vendió a la Fuerza Armada venezolana la idea de que las FARC y el Clan del Golfo son un proyecto paramilitar colombiano que podría ir en contra de los intereses de Nicolás Maduro y, por ello, la importancia de desestabilizar la zona fronteriza.
En medio de esta disputa, los cárteles mexicanos han sacado provecho y mantienen sus negocios con grupos colombianos, venezolanos y ecuatorianos.