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La caravana migrante hace la campaña de Trump

Donald Trump está cumpliendo dos años al frente de la Casa Blanca y busca recuperar su base electoral regresando a su discurso más duro. Aunque aún faltan casi dos años para los comicios, cada maniobra tiene en la mira la reelección presidencial. El cierre del gobierno estadounidense, el más largo de la historia de ese país, no es ajeno a eso.

 

El gobierno federal de Estados Unidos lleva cerrado más de 30 días, gran parte de empleados de éste (más de 800 mil) no han podido cobrar sus salarios. La excusa que ha puesto es que no se le han dado recursos, cinco mil 700 millones de dólares, para construir el muro fronterizo con México.

Según los expertos, el verdadero problema de seguridad en aquel país es por el cierre de gobierno: muchos trabajadores de la seguridad son externos (se les llama contratistas) y al cerrarse la administración están laborando al mínimo en lugares estratégicos, como los aeropuertos.

La propuesta de construir el muro fue una ocurrencia de campaña que le funcionó bien a Trump, y hoy quiere seguir con ese discurso a costa de lo que sea.

La confrontación con el Congreso ha sido tal, que hace unos días la presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, prácticamente le retiró al presidente la invitación para que ofreciera el 29 de enero, como es tradicional, el discurso anual sobre el Estado de la Unión, aduciendo que el cierre del gobierno no permite disponer de los recursos necesarios para garantizar la seguridad del evento.

En respuesta, la Casa Blanca le retiró a Pelosi y a una comitiva del Congreso que iba a visitar a las tropas en Afganistán, el permiso para usar un avión militar, con el argumento de que ese cierre de gobierno desaconseja gastar recursos en ese viaje.

El presidente Trump se ha encargado de promover supuestas teorías conspirativas desde altas esferas del poder, de manipular datos oficiales para justificar posiciones políticas, como lo hace al crear una crisis en la frontera con México, para desviar la atención de sus verdaderos problemas. En realidad no hay crisis alguna en la frontera. La migración desde México ha disminuido en términos reales y el flujo de drogas es similar al del pasado, pero con la diferencia de que buena parte de la Unión Americana ha legalizado la mariguana y los opiáceos, que han provocado 70 mil muertes el año pasado; sí entran en parte desde México, pero no a través de migrantes ilegales, sino de puertos y aduanas; además, la mayoría proviene directamente de Oriente, usualmente con escala en Canadá.

A cambio del muro, Trump dijo estar dispuesto a proteger de la deportación a los niños y jóvenes que llegaron al país sin papeles y, por supuesto, a levantar el cierre parcial de la administración federal.

Además, ofreció la posibilidad de extender durante los próximos tres años el DACA (Deferred Action for Chilhood Arrivals), el programa instaurado para evitar la expulsión de los menores, así como extender el TPS (Temporary Protected Status), que previene de la expulsión a 300 mil centroamericanos.

La respuesta a su propuesta llegó a través de Nancy Pelosi: Es inaceptable.

De acuerdo con especialistas, es falso que exista una crisis migratoria en la frontera con México y para sustentarlo, señalan que en 2017 las autoridades estadounidenses detuvieron a 396 mil 579 personas en la frontera, el número más bajo en medio siglo.

De hecho, un alto porcentaje de los que hoy viven ilegalmente en el país son personas cuyas visas de entrada expiraron.

También Trump ha asegurado que el muro fronterizo evitará la entrada de drogas al país, y es que, según él, a través de la frontera con México ingresa el 90 por ciento de la heroína que mata a 300 estadounidenses a la semana.

Sin embargo, la Administración para el Control de Drogas (DEA) señala en su informe de 2018 que prácticamente toda la droga proviene de puntos de entrada legales, por lo que el muro que pretende construir no resolvería el problema.

Pero los datos duros no importan, aunque provengan de su propia administración. Trump ha puesto estos temas en la opinión pública porque necesita desviar la atención de los verdaderos problemas que enfrenta, como las investigaciones contra él, su familia y sus negocios.

El cierre del gobierno es inconcebible cuando incluso demócratas y republicanos habían llegado hace semanas a un acuerdo presupuestal, que ya fue votado en la Cámara de Representantes y frenado por Trump en la de Senadores. En el camino se ha obligado a empleados federales a trabajar sin cobrar; agentes de la guardia costera y sus familiares han tenido que recurrir a bancos de comida para alimentarse; los empleados de las prisiones federales no pueden comprar gasolina para ir al trabajo; y muchos de los afectados se están “comiendo” sus ahorros.

De acuerdo con cifras del Departamento de Trabajo, el número de empleados federales que solicitaron beneficios de desempleo aumentó en 10 mil durante la primera semana de 2019 y la cifra se duplica cada semana.

Los economistas de la Casa Blanca estiman que, por cada siete días que dura el cierre, se reduce en 0.1 por ciento el pronóstico de crecimiento económico. Pero para la Casa Blanca lo importante, dicen, es frenar las caravanas migrantes.

Mientras tanto, en México, el cura y defensor de los migrantes, Alejandro Solalinde Guerra, asegura que el éxodo de hondureños que atraviesa el país para llegar a Estados Unidos es una estrategia financiada, promovida y provocada por Washington.

Para el párroco fundador del albergue “Hermanos en el Camino”, Donald Trump promueve la caravana para que el sector antiinmigrante de su país crea que existe una invasión y, por otro lado, culpa al gobierno de México de no poder contener a los migrantes; así justifica la construcción del muro fronterizo como la única opción para proteger a su país.

Por lo pronto, hace unos días una nueva Caravana Migrante llegó a territorio mexicano. Fueron convocados asegurándoles que tendrán recursos y asilo en Estados Unidos. Los espera una frontera tan cerrada como el gobierno estadounidense.

La carrera ya empezó…

Donald Trump comenzó su campaña por la reelección el mismo día que entró en la Casa Blanca: el 20 de enero de 2017 su equipo presentó los papeles de su nuevo comité de campaña ante la Comisión Federal de Elecciones, antes que cualquier otro presidente en la historia de Estados Unidos.

El equipo ha recaudado más de 100 millones de dólares cuando aún faltan dos años para los comicios. El jefe de la campaña de Trump, Brad Parscale, anticipó que lo que invirtieron en avisos digitales en 2016 no se compara con el despliegue que manejarán en 2020, pues prevé superar fácilmente los mil millones de dólares.

En entrevista, subrayó que la razón principal por la que las personas votarán por el presidente es su postura sobre seguridad nacional, que es un eje del actual gobierno y el tema que disparó la crisis que mantiene parcialmente cerrado al gobierno federal desde el 21 de diciembre.

 

Por su parte, el político Julián Castro, uno de los aspirantes demócratas, lanzó su campaña presidencial comprometiéndose a apoyar el “Medicare para todos”, jardines de infantes gratis y una fuerte inversión en energía. El presidente Donald Trump y sus aliados republicanos se han referido al tema de las propuestas demócratas como “demasiado sociales, casi socialistas”.