La guerra comercial de Estados Unidos
El presidente Donald Trump decidió aplicar aranceles al acero y al aluminio sin excepciones. Según dijo el secretario de comercio estadounidense, Wilbur Ross, se pretende que esos impuestos entren en vigor ya la semana que viene.
El arancel que se busca imponer es del 25% a las importaciones de acero y del 10% a las de aluminio por un “largo tiempo”.
El propio Trump aseguro vía Twitter que: “guerras comerciales son buenas y fáciles de ganar”.
“Cuando un país (EU) está perdiendo muchos billones de dólares en comercio con virtualmente cada país con el que hace negocios, las guerras comerciales son buenas y fáciles de ganar. Ejemplo, cuando estamos $100.000 millones debajo de un cierto país y se hacen los lindos, no comerciamos más, ganamos en grande. ¡Es fácil!”, escribió Trump.
El anuncio fue recibido con fuertes críticas de socios comerciales internacionales, que dijeron que el plan de Trump podría desencadenar una guerra comercial. Los funcionarios de la Unión Europea dijeron que tomarían represalias con nuevos aranceles a bienes estadounidenses, incluidas las motocicletas Harley-Davidson, el whisky bourbon y los pantalones Levi’s.
Trump respondió con un tuit el sábado.
“Si la Unión Europea desea aumentar aún más sus aranceles y barreras ya masivos a las empresas estadounidenses que hacen negocios allí, simplemente aplicaremos un impuesto sobre sus automóviles que se ingresará libremente en Estados Unidos”, escribió. “Impiden que nuestros coches (y más) se vendan allí”.
Tras el anuncio, las empresas de acero y aluminio subieron su valor en la bolsa de valores, pero lo que no se esperaba Donald Trump fue la negativa del gobierno canadiense por la cantidad de transacciones que se hacen entre ambos países. Estados Unidos no es autosuficiente en la producción de acero y aluminio. México exporta muchísimo de esas materias a Estados Unidos, pero aún más le vende Canadá.
El secretario de comercio estadounidense Ross calificó cómo “histéricas” las reacciones, a pesar de la caída de más de 400 puntos del Dow Jones, atribuida en gran medida al temor de que se desencadene una guerra comercial global.
“Ésta no es la primera vez que se imponen tarifas sobre acero. Tenemos tarifas en muchas formas de acero. La razón por la que tenemos que ir por esta ruta es porque los métodos comerciales convencionales no resuelven el problema de una sobrecapacidad sistémica global y dumping global”, dijo.
En entrevista con el canal financiero CNBC, Ross insistió que la eventual imposición de tarifas de 25% al acero y de 10% al aluminio, como lo adelantó Trump, “no significa nada”, y utilizó como ejemplo los envases de aluminio utilizados en la industria de alimentos y bebidas.
“Acabo de comprar esta lata de sopa hoy (muestra una sopa Campbell’s) en un 7 Eleven aquí, y el precio fue de 1.99 dólares, de manera que, ¿quién en el mundo se va a molestar mucho por un alza eventual de 6 centavos?”, cuestionó.
Y agregó: “La gente habla de automóviles. Hay aproximadamente una tonelada de acero en un automóvil y el precio de una tonelada de acero es de unos 700 dólares. Así que el valor del automóvil podría incrementarse apenas en 1% del valor total de un vehículo de 35,000 dólares. Así que no es gran cosa”, argumentó.
Poco después de este anuncio, tanto la empresa Campbell’s como algunas empresas automotrices salieron a decir que, si se imponían estos aranceles, el precio se iba a transferir directamente a los consumidores.
Las reacciones internacionales tampoco se hicieron esperar. La OMC advirtió que Trump se está arriesgando a iniciar una dañina guerra comercial si sigue adelante con los planes de imponer aranceles fuertes a las importaciones de acero y aluminio.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) alertó que las decisiones de Washington podrán dañar “no solamente fuera del país, sino también a la propia economía estadounidense”.
En América Latina la decisión de Trump podría impactar especialmente en Brasil y México, que representan respectivamente el 13% y el 9% del mercado estadounidense.
Donald Trump insiste en que las guerras comerciales son sanas. Hay que recordar que él busca primero impactar con el mensaje y después ve la posibilidad de que legalmente esas propuestas puedan pasar. El riesgo de esta declaración es que el subir esos aranceles, generalmente debería de pasar por el Congreso, pero en este caso la propuesta puede pasar de inmediato, al presentarse como un decreto presidencial.
Es verdad, el aumento al arancel de acero y aluminio afecta gravemente y principalmente a México y Canadá, pero también las repercusiones serán para los consumidores norteamericanos.
Sin duda esta estrategia del presidente Trump es para fortalecer su postura y negociación ante el TLC.
Sin excepciones
Peter navarro, asesor comercial de la Casa Blanca, aseguró que los aranceles anunciados por el presidente Donald Trump para las importaciones de acero y aluminio no tendrán “exclusiones de país”.
En el programa Estado de la Unión, de la cadena CNN, defendió el plan de aranceles anunciado la semana pasada en forma abrupta por el mandatario: “Si se hace la excepción con Canadá entonces tienes que establecer tarifas grandes para todos los demás”.
Navarro no descartó una ruptura de Estados Unidos con la Organización Mundial del Comercio (OMC), negándose a decir si la administración lo está considerando. Ello, luego de que este organismo expresó su preocupación por la medida, al señalar que “el potencial de escalada es real” y que una guerra comercial no beneficia a nadie.
Los aranceles destinados a atacar a China, también dañarían a los aliados estadounidenses, como Canadá y, si se implementan por completo podrían desatar una guerra comercial global.
La Unión Europea amenazó con represalias el viernes, lo que costaría 190 mil empleos en Estados Unidos, según Moody’s Analytics reporta The Washington Post. Según Moody’s, si estallara una guerra comercial entre los países, EU perdería unos 4 millones de empleos.
Por separado, la primera ministra británica, Theresa May, expresó su “profunda preocupación” por la intención del presidente Trump de imponer aranceles a las importaciones acero y aluminio en su país.
“La primera ministra mencionó (a Trump) nuestra profunda preocupación por el anuncio del presidente sobre tarifas al acero y el aluminio, y mencionó que una acción multilateral es la única forma de resolver el problema del exceso de capacidad”, notificó un portavoz.