La guerra de Ucrania y la de México
Los tanques y camiones militares de Rusia avanzan por territorio ucraniano, lo que ha provocado un insólito éxodo nunca visto, pues en tan sólo cinco días 500 mil ciudadanos salieron huyendo de las alarmas, de las bombas y de lo que es ya, a simple vista, una invasión, una guerra.
Son imágenes devastadoras en estaciones de trenes, del Metro o de autobuses donde menores de edad rompen en llanto al tener que despedirse de sus padres o hermanos, debido a que los hombres de entre 16 a 60 años deben quedarse en Ucrania, unirse a la milicia y ayudar a defender a su país.
Esto ha provocado la separación de millones de familias y las filas inmensas de mujeres, niños y adultos mayores que caminan kilómetros acompañados de maletas o de sus pertenencias más valiosas.
La Organización de Naciones Unidas (ONU) indica que la cifra de refugiados ya supera los 660 mil, de los cuales 377 mil 400 cruzaron la frontera hacia Polonia; 89 mil 561 a Hungría; 56 mil 64 a Moldavia; 46 mil 838 a Eslovaquia; 38 mil 461 más a Rumania y 329 a Bielorrusia; otros 51 mil 797 ucranianos han salido con rumbo a otros países de Europa.
A ello hay que sumar que desde el 18 de febrero 134 mil personas de Donetsk y Lugansk se han refugiado en Rusia, como provincias separatistas que buscan su independencia de Ucrania y una de las razones por la que se agravó el conflicto.
Según las últimas estimaciones de Naciones Unidas, en los próximos días podría haber hasta 7.5 millones de personas desplazadas internas, y se espera que al menos 12 millones necesiten ayuda sanitaria y refugio para pasar la noche.
Las fronteras están desbordadas, las salidas fluyen a cuentagotas, por los caminos se observan filas infinitas de personas caminando alineados a los vehículos que tampoco avanzan con fluidez, debido a la enorme cantidad de personas que buscan huir del conflicto.
Las imágenes son desgarradoras. Miles de personas han tenido que dejar sus hogares y hacen fila para poder entrar a suelo polaco.
Esta ciudad ya acogió un éxodo de 10 mil personas durante la crisis de 2014, cuando Vladimir Putin anexó Crimea a Rusia; ahora, las autoridades locales confirman que están preparadas para albergar a 20 mil personas.
Pero no sólo hablamos de ucranianos, este país antes de la invasión contaba con casi cinco millones de migrantes, de acuerdo con datos de la ONU, lo que supone un 11.9% de la población de Ucrania.
Parte de estos extranjeros son mexicanos, quienes han recibido ayuda de la Secretaría de Relaciones Exteriores, así lo explicó Daniel Millán, jefe de la oficina de esa dependencia, para Todo Personal.
“Hay un primer grupo de 22 mexicanos o familiares de mexicanos, familiares directos, en los que se incluyen dos bebés, que pudieron salir por el puerto fronterizo de Zibet, en la frontera entre Ucrania y Rumania, estas personas son parte de un grupo que la embajada mexicana logró desalojar desde Kiev en unos autobuses, en un primer movimiento que se completó el 16 de febrero a la ciudad que está en el suroeste de Ucrania”, expresó.
El funcionario también indicó que otras familias mexicanas buscaron escapar a través de la frontera con Polonia y describió lo difícil que es para estas familias abandonar un país donde está gran parte de su vida.
“Para muchos de ellos ha sido difícil. Imagínate que un día tú tienes tu casa, tu departamento, tú eres un destacado periodista y de una semana para otra tengas que salir, pues no es algo fácil; hay agradecimiento en general, yo creo hacia el Gobierno de México, hay temor en algunos casos, hay expectativas de lo que viene, hay gente que quiere regresar a su vida en Ucrania”, detalló Daniel Millán.
Éste es el éxodo, el desplazamiento por una guerra, pero en México, las cifras de desplazados, aquellos que han tenido que dejar todo lo que tienen porque han sido amenazados por el crimen organizado y el narcotráfico superan los números que se viven ahora por la invasión a Ucrania.
Uno de los casos más relevantes es lo que desde hace tres años ocurre en Tierra Caliente, Michoacán, donde existe una disputa entre el Cártel Jalisco Nueva Generación y Cárteles Unidos.
Al menos dos mil 648 familias han sido expulsadas de comunidades de 70 municipios, principalmente de Aguililla, Apatzingán, La Ruana y Coalcomán. Algunos cálculos señalan que alrededor de 35 mil michoacanos ya dejaron sus tierras, muchos de ellos las ocupaban para el cultivo de limón y aguacate.
La zona es utilizada de forma violenta para contrarrestar la fuerza de los grupos delincuenciales rivales, para ello, usan drones con bombas o minas terrestres, armamento que se utiliza en guerras, como la que ocurre en Ucrania tras la invasión rusa.
Pero esta espiral de violencia y éxodo de habitantes se ha extendido a Zacatecas, donde el Cártel Jalisco libra una batalla con el Cártel de Sinaloa.
En los últimos días, habitantes de la comunidad Palmas Altas, en el municipio de Jerez, Zacatecas, abandonaron sus viviendas y sólo regresaron, escoltados por el ejército y la Guardia Nacional, para terminar de sacar muebles, documentos, animales, vehículos y mobiliario.
Mientras que, a finales de 2021, en el municipio de Valparaíso, alrededor de 700 personas emprendieron la salida masiva de la comunidad, tras el secuestro y asesinato de tres hombres.
De acuerdo con datos de la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos (CMDPDH), entre 2020 y 2021 se cuadruplicó el número de personas desplazadas por motivos de violencia en México, al pasar de 9 mil 740 a 44 mil 869.
Se trata de personas que, en principio, buscan refugio en comunidades del mismo municipio, pero en la medida en que no consiguen alojamiento y una forma de obtener recursos para sobrevivir y seguridad, migran fuera de sus estados.
En México también estamos viviendo una guerra. Lo que pasa en Ucrania es lamentable y una verdadera tragedia, y el mundo y con justa razón, está asombrado. Pero en México quizá lo más grave es que ya nos estamos acostumbrando a la violencia cotidiana, a los muertos, a los desplazados, a las 10 mujeres asesinadas todos los días y a los miles de hombres, mujeres y niños que han tenido que dejar todo para huir, como en la guerra, para que no los maten.