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La heroína de la muerte

 

El consumo y el número de muertes por sobredosis de heroína en Estados Unidos ha repuntado de forma tal, que las autoridades reconocen que enfrentan una crisis de salud pública.

También en ese país se incrementó en un 320 por ciento la cantidad de heroína incautada a lo largo de la frontera con México, entre el 2008 y 2013.

En el mercado negro se puede adquirir a un precio más bajo que las medicinas autorizadas contra el dolor. La mayor cantidad de esta droga proviene de México.

El fiscal general, Eric Holder, en más de una ocasión ha pedido a la administración del presidente Barack Obama el uso autorizado, y aplicado bajo supervisión médica, de un fármaco llamado naloxona, que funge como un agente de bloqueo y modificación de los efectos de una sobredosis y ayuda a recuperar la respiración en crisis.

Este fármaco se debe aplicar en hospitales donde los adictos en estado crítico son controlados en un plazo de entre 24 y 48 horas. Además, es importante darle seguimiento especial a pacientes que puedan estar en peligro de cometer suicidio.

Este medicamento ya se utiliza en 17 estados de la Unión Americana y la FDA ha legalizado su venta en farmacias, para que cualquier persona que esté sufriendo los efectos de una sobredosis, lo pueda utilizar antes, incluso, de llegar a un hospital. Simplemente debe inyectárselo para evitar la muerte.

Las sobredosis mortales de heroína se incrementaron un 45 por ciento entre 2006 y 2010. En ese tiempo se registraron más de tres mil muertes por año y según cifras de la agencia antidrogas de Estados Unidos, la DEA, esta cifra va en aumento.

Especialistas atribuyen el uso indiscriminado de la heroína al abuso de analgésicos opiáceos con receta, como la oxicodona. Se dice que algunos individuos que utilizan este medicamento terminan usando heroína, pues desarrollan una tolerancia a los analgésicos.

El Centro Nacional de Intoxicaciones calcula que el 20 por ciento de la gente en Estados Unidos ha consumido fármacos recetados con fines no médicos, y este hecho lo hace depender de narcóticos, analgésicos, sedantes, tranquilizantes y estimulantes.

Un frasco de fármacos opiáceos, como el oxycontin o vicodin, cuesta cerca de 140 dólares, mientras que una dosis de heroína se puede conseguir en las calles por diez dólares.

Las autoridades estadounidenses explican que esa es la razón del aumento en el número de nuevos consumidores de heroína, que creció en casi 60 por ciento en la última década.

Los factores que agravan esta crisis no paran ahí. Las autoridades dicen que además hay que sumar las muertes provocadas por el uso de versiones adulteradas con otros componentes, que la vuelven cien veces más potente.

Son muchos los famosos que han muerto por sobredosis de esta droga. En julio del 2013 el actor deGlee, Corey Montheith fue encontrado muerto en un hotel de Canadá, luego de haber consumido alcohol y heroína. Brad Renfro, el actor protagonista de películas como El cliente y Verano en corrupción, también falleció por esta causa. Pero el caso más sonado de los últimos tiempos fue la muerte de Sey-mour Hoffman.

No sólo los famosos mueren por la sobredosis de esta droga. Muchos están en riesgo permanente de perder la vida. Si bien el nuevo medicamento los puede auxiliar en un momento de emergencia, lo cierto es que no siempre les va a salvar la vida, y la heroína es cada día más accesible en precio y disponibilidad, tanto en Estados Unidos como en México.

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