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La Huacana, Michoacán, controlada por criminales

El virtual secuestro en La Huacana, Michoacán, de militares a quienes  agreden, golpean e insultan y que hemos podido ver en video, es un hecho gravísimo.

 

En las imágenes, los elementos del Ejército Mexicano son retenidos por habitantes de la comunidad de La Huacana para exigir que les regresaran armas de grueso calibre que minutos antes los militares les decomisaron a grupos de autodefensa que, en realidad, pertenecen al crimen organizado.

Lo que sucedió es que habitantes de la zona habían dado aviso a las autoridades de la presencia del crimen organizado en la zona. Por ello, el Ejército realizó un operativo y decomisó esas armas de grueso calibre.

Minutos después, decenas de pobladores agredieron a golpes a los militares para despojarlos de sus armas y recuperar las que les habían quitado. 

La realidad es que el crimen organizado ha logrado que muchos de los pobladores de esas zonas se integren a sus filas. La turba estaba enardecida contra los militares porque durante el operativo del domingo les decomisaron un arsenal, entre el que destaca un rifle antiblindaje Barret, calibre .50.

¡Estamos hablando de un  fusil Barret calibre .50! Esta arma puede llegar a tener un alcance de hasta 1.5 kilómetros y perfora blindajes de tanques de guerra y aviones militares e, incluso, derriba helicópteros. Es un arma que cuesta unos 13 mil dólares en Estados Unidos.

Y hoy sabemos que este tipo de armamento lo están utilizando en México las organizaciones criminales más fuertes del país.

Lo usaron en Tamaulipas, cuando elementos del Cártel del Noroeste emboscaron a personal de la Marina Armada de México. 

Este tipo de arma le fue decomisada a los custodios de Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, cuando fue detenido en Mazatlán; y en Michoacán, en 2016, con una calibre .50 fue derribado un helicóptero de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE).

En el video difundido el domingo se puede ver cómo uno de los militares habla con su superior para informarle que estos sujetos quieren las armas; uno de los delincuentes toma la llamada y exige: “regrésanos las armas. Mándalas a nombre del pueblo, aquí están tus muchachos, deberías de verles la cara”. Ése es el pueblo bueno que quiere recuperar su Barret. 

Este secuestro de militares por parte de estos grupos supuestamente relacionados con el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) es un desafío al Gobierno federal. Esta organización, que se ha convertido en la más peligrosa y violenta en la actualidad, busca demostrar a las autoridades su fuerza y se une a hechos como la emboscada contra fuerzas policiales en Uruapan.

Este desafío exige redoblar los esfuerzos no sólo en Michoacán, que parece absolutamente rebasado por el crimen organizado, sino también en buena parte del país, donde el CJNG tiene fuerte presencia.

Pero además, este enfrentamiento de La Huacana se hizo por supuestos grupos de autodefensa, que desde hace tiempo, y las autoridades lo saben, son movidos por el propio cártel y por otro grupo, llamado Los Viagras. Son los que secuestraron y golpearon a los militares. 

Estos grupos, además, provocan a los militares para que éstos respondieran la agresión. 

La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) emitió un comunicado que dice:

“Respecto a los hechos sucedidos este fin de semana en Michoacán en los que se observa personal de la Sedena ser agredidos y despojados de sus armas y pertenencias, esta comisión reprueba, una vez más, todo acto de violencia o cualquier conducta que este fuera de la ley. Bajo ningún supuesto es posible el uso de la fuerza y violencia para solicitar o exigir planteamiento alguno”.

Es de una debilidad lamentable ante una agresión de esa magnitud y no se compara con la firmeza de la propia CNDH contra las autoridades cuando se comete alguna violación a los derechos humanos.

Usuarios de las redes sociales también aseguraban que los militares no se habían defendido porque no tenían preparación. La realidad es que no lo hicieron para que no fueran a ser acusados de actos de represión. 

Los agresores llevaron las cosas al límite para que los militares respondieran; no lo hicieron. La instrucción que se ha impartido en el tema de derechos humanos a los soldados ha sido importante. 

La pregunta es: ¿hasta dónde llegan los derechos humanos de los agresores y dónde empiezan los derechos humanos de los militares?

Imagínese si cualquiera de estos soldados hubiera respondido a la agresión. Pero además, estos criminales incorporan a señoras y niños precisamente para provocar y luego victimizarse.

El desafío está en las calles, en Michoacán y en otros puntos del país, como ayer, en Nuevo León. Habrá que asumirlo.

Violencia desbordada

Con la aparición de La Familia Michoacana y, después, Los Caballeros Templarios, Michoacán se vio envuelta en una crisis de seguridad brutal en 2009. En un principio los grupos criminales empezaron a reñir por el control del territorio para la fabricación y el trasiego de la droga.

Poco después, al negocio ilícito de la droga, se sumó el secuestro y extorsión a los ciudadanos comunes. La gran mayoría de los delitos se cometían bajo el cobijo de las autoridades estatales y, por supuesto, las policías municipales y estatales, en su mayoría, estaban infiltradas por el crimen organizado.

Por este hartazgo surgen algunos grupos de autodefensas, como en La Huacana, en diciembre de 2013, que realmente quisieron apoyar y brindar protección a la sociedad, pero dentro de los mismos también hay grupos criminales que también fungen como autodefensas, pero lo hacen para pelear su territorio y hacer negocios ilícitos. Los enfrentamientos entre los distintos grupos de autodefensas son durísimos.

Hoy el CJNG ha logrado el control de algunos grupos de autodefensas en Michoacán, donde la violencia va al alza. Ejemplo de ello es el caso de 10 muertos en un enfrentamiento entre bandas de civiles armados, que ocurrió en una carretera en Uruapan, el pasado 22 de mayo.