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La huelga: catastrófica para la UAM

Fueron tres meses de huelga en la Universidad Autónoma Metropolitana; tuvieron que pasar más de 90 días para que el Sindicato Independiente de la UAM decidiera entregar las instalaciones a las autoridades universitarias y concluir el paro de labores.

 

El incremento que no aceptaron y por el cual fueron a huelga es el mismo que están recibiendo y aceptando tres meses después; pero con un daño grave para la institución, los alumnos, los maestros, las investigaciones y más. Una huelga que poco apoyo tenía. El 94.6 por ciento de maestros y alumnos demandaba la reapertura de la institución.

Finalmente, el Comité de Huelga del SITUAM aceptó la propuesta de la rectoría, que contemplaba el pago de 100 por ciento de salarios caídos, 100 por ciento de prestaciones, así como un incremento salarial de 6.45 por ciento, del cual, 3.35 por ciento es directo y otro 3.0 por ciento al tabulador, así como un aumento de 4.83 por ciento en despensa.

En el transcurso del domingo, las autoridades de la UAM recibieron las instalaciones de cinco unidades universitarias y otros inmuebles.

 

Y es que los integrantes del Sindicato Independiente de la UAM habían perdido prácticamente todo el apoyo de la comunidad, si es que alguna vez lo tuvieron.

Con estas huelgas lastiman sobre todo a los estudiantes. Hoy, aunque paguen los salarios caídos, para muchos jóvenes significa la pérdida de un semestre completo, de miles de proyectos de investigación y no poder publicar sus libros.

Si bien es cierto que la huelga terminó, el daño que se le hizo a la casa de estudios fue muy grave en varios aspectos.

Hasta los 81 días de huelga se contabilizaban pérdidas por 30 millones de pesos, además del daño académico para los 58 mil alumnos que perdieron el trimestre; nueve mil 929 trabajadores tenían suspendidas sus actividades, por lo que no cobraron sus salarios en seis quincenas.

Hasta un año y medio podría costarle a la institución recuperarse y volver a la normalidad tras la huelga más larga de su historia.

En los 30 millones de pesos en pérdidas económicas se contempla la pérdida de material y reactivos en investigaciones que requieren experimentación en laboratorio; además, se pierde el financiamiento externo o, en el mejor de los casos, se tiene que recalendarizar.

Pero también está el daño académico, el cual es incalculable. De acuerdo con cifras de la institución, tres mil académicos interrumpieron sus labores de docencia, lo que ha dejado como consecuencia que se suspendan más de mil investigaciones y múltiples servicios a la comunidad, además de las actividades culturales.

Durante estos tres meses de huelga, la UAM dejó detenidos alrededor de tres mil proyectos de investigación y dos mil 400 trámites de titulación y becas.

A las pérdidas se suman cuando menos 50 estudiantes de movilidad nacional e internacional, quienes tuvieron que regresar a sus ciudades de origen luego de haberse detenido el pago y entrega de becas.

Las ferias de libros en las que no participó la UAM, y que implicaron costos de cancelación, dejaron pérdidas por 1.7 millones de pesos.

Un par de semanas antes, integrantes del espacio académico y del Sindicato de Profesores y Académicos de la UAM (SPAUAM) dieron a conocer los resultados de una consulta que realizaron entre integrantes de la comunidad universitaria, los cuales fueron lo que se esperaba: 94.6 por ciento de maestros y alumnos demandaban la reapertura de la institución.

Tras darse a conocer estos resultados, autoridades universitarias realizaron un mitin en el Zócalo de la Ciudad de México en el que el rector, Eduardo Peñalosa Castro, señaló que el enemigo estaba en el SITUAM, pero que era muy difícil identificarlo.

Además hizo un llamado para defender a la universidad y dejar de prolongar el conflicto laboral de manera “artificial”.

En respuesta, el secretario general del gremio, Jorge Dorantes Silva, aseguró que la huelga estallada el pasado 1 de febrero era “legítima” y que no se estaba violentando el derecho a la educación de los 58 mil alumnos de la institución.

Incluso, dijo que los trabajadores no estaban cerrados a un incremento de 20 por ciento, pero que la universidad no les había hecho propuestas más allá de 3.35 por ciento y de 3.0 por ciento al tabulador, por lo que eran las autoridades universitarias las que sí se encontraban en “cerrazón”.

El proceso de pagos de las nóminas de sueldos, salarios y las prestaciones económicas de los más de cinco mil 800 trabajadores y académicos que permanecieron en huelga comenzarán a pagarse de la siguiente manera:

El lunes 13 de mayo se entregarán las quincenas 03, 04 y 05; el 14 de mayo se pagará un vale electrónico de despensa. Las quincenas 06, 07, 08 y 09 se sufragarán el 21 de mayo, junto con vales de despensa y de libros.

Finalmente, el miércoles 22 de mayo se entregará otro vale electrónico de despensa y libros; y el jueves 30 de mayo se pagará la quincena 10.

De acuerdo con el presupuesto de la UAM para 2019, la institución tiene ingresos por ocho mil 253 millones 80 mil pesos, de los cuales destina 86 por ciento para el pago de servicios personales; es decir, siete mil 156 millones 473 pesos para salarios, becas, incentivos, compensaciones del personal y premios.

La UAM es una de las universidades de mayor impacto social en el país. De acuerdo con el Ranking de Impacto Universitario 2019 de Times Higher Education, se ubicó en el lugar 64 de 462 universidades de 76 países, por encima de la UNAM (lugar 101) y del Tecnológico de Monterrey (lugar 90).

Al final del día, luego de tres meses de huelga, el sindicato aceptó la propuesta inicial de las autoridades en cuanto al incremento salarial: 3.35 por ciento y 3.0 por ciento al tabulador.

Pero el daño hecho a la UAM y a la comunidad estudiantil tardará mucho en sanar. Nuevamente estamos frente a grupos de poder que buscan satisfacer sus necesidades a costa de lo que sea, incluso de sus propios representados.

El daño está hecho

El domingo 5 de mayo, un día después de que se declarara el fin de la huelga de más de 90 días luego de que el SITUAM aceptara la propuesta salarial, los integrantes del gremio entregaron la instalaciones de los planteles a las autoridades, mientras que en la sede de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social se llevaba a cabo la rúbrica del convenio entre ambas partes para concluir la suspensión de actividades.

Apenas el viernes 3 de mayo, la UAM denunció el robo de material de los Talleres Gráficos: se sustrajeron computadoras, radios de telecomunicación, herramientas para equipo offset de imprenta y doblaje, una plataforma para mover papel y folios para numerar recibos o facturas. El hecho ocurrió en la imprenta donde se producen algunos de los textos de las unidades académicas, además de la papelería institucional; los Talleres Gráficos están adscritos a la Dirección de Publicaciones y Promoción Editorial. Ésto retrasará aún más la publicación de una veintena de libros y la edición de la revista Casa del Tiempo. A este hurto se suma la vandalización que sufrió la Casa de la Primera Imprenta de América, Centro de Difusión Cultural de la institución, la cual está cerrada desde que estalló la huelga.