La Narcosatánica, una historia que se puede leer en los expedientes
En 1989 el país fue sacudido por la noticia de “Los Narcosatánicos”. Una organización, una especie de secta, encabezada por Adolfo de Jesús Constanzo, que estuvo involucrada en decenas de asesinatos y sacrificios humanos en Matamoros, Tamaulipas, y cuya presencia se detonó por el brutal asesinato de Mark Kilroy, un estudiante estadounidense.
Una secta que tenía, además, muchas relaciones políticas y artísticas por sus prácticas santeras. Pero iban mucho más allá. Constanzo convenció a sus seguidores de que al tomar un brebaje hecho con partes humanas podrían ser invisibles e invencibles, lo que justificaba la realización múltiples sacrificios humanos para obtener “poderes” sobrenaturales.
Hace unos días se estrenó una serie transmitida por HBO Max sobre esta historia titulada La Narcosatánica.
Esta semana platicamos con Ximena Urrutia, productora del documental y directora de cine, y con el principal investigador de este caso, que fue el entonces subprocurador de la Ciudad de México, Federico Ponce Rojas.
El fin de “Los Narcosatánicos” llegaría en mayo de 1989 en la Ciudad de México, luego de un enfrentamiento entre miembros del culto y las autoridades locales en un departamento de la colonia Cuauhtémoc. Allí murió Adolfo de Jesús Constanzo y fue detenida Sara Aldrete. Ésta es la historia.
Ximena Urrutia (XU): Llevamos casi quince años trabajando en este proyecto, por diferentes razones, es decir, no son quince años continuos.
Conociendo a Sara, haciendo una investigación bastante profunda de lo que significa todo lo que ocurrió en esos años y HBO haya creído en el proyecto. Es la historia que cuenta Sara, es la historia que puedes leer en los expedientes, es la historia que contó en su momento la prensa, que, al final, cada vez que nos encontramos con cada una de ellas, todas son profundamente distintas y eso es lo que también hace que los matices de esta historia se vuelvan profundamente interesantes.
Bibiana Belsasso (BB): Sara Aldrete lleva más de 30 años en el reclusorio, ¿qué has descubierto en esta Sara?
XU: Platicamos muchas veces, digo, nosotros pasamos muchos años creando una relación más allá de un trabajo periodístico, como bien dices, esto ya se vuelve un trabajo mucho más íntimo.
Nos preguntaban el otro día que si no nos daba miedo convertir a un personaje como Sara en un héroe y yo decía que al final de cuentas no es convertirla en un héroe, sino, más bien, humanizar también a los personajes que hay detrás de cada una de estas historias. Tú dices: “Sara se enamora de un santero”, ésas son partes de las historias que conoceremos, ¿realmente se enamoró de él o no? o sea, ¿qué fue lo que pasó?, ¿qué pasó en esos años a diferencia de lo que sucede hoy?
No había fosas por todo el país, como ocurre el día de hoy, no había todo este tipo de situaciones que han llevado al límite al país, había pocas historias alrededor de la República; sin embargo, en Matamoros eran mucho más usuales de las que nosotros hubiéramos podido imaginar en esa época y eso lo cuenta la misma Sara.
¿Qué pasa cuando te vas encontrando con una realidad muy distinta a la que uno puede imaginar, mucho más compleja de lo que uno puede imaginar?
BB: ¿Qué fue lo que más te sorprendió al estar cerca de Sara Aldrete?
XU: Conocí a Sara en el reclusorio por primera vez prácticamente hace quince años, estando en la escuela, yo estudiaba cine cuando junto con Patricia Martínez, directora del proyecto, yo soy la productora, entramos chavitas a querer hacer esta película, y entonces fuimos como adentrándonos en la historia, entablando una relación con Sara, fuimos conociendo quién era quién en este lugar.
Éste es un trabajo cinematográfico más que periodístico en este caso, con una investigación de mucho rigor y que sí tiene atrás a un equipo muy importante que hizo posible que lleguemos a las pantallas.
FEDERICO PONCE ROJAS
BB: Me contabas que estabas investigando la historia de un asesinato de un trasvesti y así llegas a lo que se llamó “Los narcosatánicos”.
Federico Ponce Rojas (FPR): Me hace un cruce, la forma en que descubren los cadáveres los federales, que en ese momento no me querían compartir ninguna investigación… Yo ya había estado bastantes años en la Procuraduría General de la República y tenía mis amistades, y entonces empecé a atar cabos.
Empezamos a hacer la investigación, me llama la atención esta forma particular, porque además era verdaderamente sangrienta. Constanzo, El Padrino, había sido narcotraficante por accidente o por ambición o por lo que tú quieras, él viene a México, contrata en Guadalajara un cargamento de cocaína, se lo lleva a Matamoros y ahí es donde empieza a hacerse de dinero, encuentra a Sara Aldrete, la topa, la seduce y se hacen pareja.
BB: ¿Sara Aldrete participaba en este tipo de asesinatos o era Constanzo y ella simplemente era observadora?
FPR: No, mi opinión personal, ella participaba, realmente yo creo que ella tenía un poder muy específico sobre Constanzo. Él tenía esta diversidad, como dicen, sexual, y tenía relaciones con uno de sus auxiliares y con la propia Sara y ella lo toleraba.
Abrimos la investigación del trasvesti, que fue una cosa espantosa porque lo desollaron en la tina del departamento, le cortaron las partes, las tiraron en bolsas…
Me avisa el jefe de la policía que habían encontrado a “Los narcosatánicos”. Eran en ese entonces los más buscados. Cuando yo llego, Constanzo estaba aventando dólares quemados y gritando una serie de cosas, y de repente el tiroteo acaba, entonces empezamos a entrar en el inmueble y es cuando descubrimos a Constanzo y a su cómplice acribillados. Tenían un pacto. Él les dijo: “Tú me vas a matar y nos vemos en el infierno”.
BB: Pero ahí está Sara Aldrete, ¿a quién más detienen ahí?
FPR: Sara estaba viva. Estaba Omar y El Duby, los dos, ellos están vivos, uno fue sentenciado precisamente por la muerte de Constanzo, y Sara se entregó y a partir de eso estuvo en custodia de la Procuraduría de Justicia del Distrito Federal, en ese momento empiezan todos estos relatos. En la identificación del cadáver de Constanzo vi como el respeto, no respeto, no sé cómo llamarle, de lla a él.
BB: ¿Devoción sería la palabra?
FPR: Devoción y le pedía perdón: “Perdóname, Padrino, perdóname, perdóname” y, después te das cuenta conforme van pasando los años que quien se hace de ese culto, quien se hace de esos ritos o esos rituales, pues es ella.