La oposición en Francia y en México
La ventaja que tenía para las elecciones en Francia con la ultraderecha encabezada por Marine Le Pen, de la Agrupación Nacional (RN, por sus siglas en francés), hacía pensar que éstas estaban definidas, que el péndulo giraría dramáticamente de los partidos de la izquierda y de extrema izquierda hacia la derecha más radical.
Desde 2020, la ultraderecha ha mostrado signos de un crecimiento político enorme, con los grupos más radicales de Francia que expresan xenofobia, racismo, intolerancia a los musulmanes y que hablan de una Francia con valores extremadamente conservadores.
Le Pen ganó en la primera vuelta con un amplio margen. Mucha gente en Francia siente un deterioro en el país, sobre todo con la llegada de cientos de inmigrantes, pero demostraron que, si bien están molestos con el actual gobierno de Emmanuel Macron, uniéndose todas las fuerzas han impedido que llegue la ultraderecha.
Este domingo 7 de julio, en Francia, se llevó a cabo la segunda vuelta de las elecciones legislativas, con las cuales se definió el rumbo político del país europeo.
La ultraderecha, encabezada por Marine Le Pen, de la RN, tuvo un gran descalabro, al pasar al tercer lugar luego de que en la primera vuelta, realizada el 30 de junio, así las encuestas, le daban una amplia ventaja y se preparaba para arrebatarle el poder al presidente centrista Emmanuel Macron.
La oposición, al ver que tenía una altísima probabilidad de que Le Pen quedara en el poder, se unieron con muchas dificultades, pero lograron llegar a acuerdos claros.
Se unieron partidos de izquierda y de extrema izquierda, denominado el Nuevo Frente Popular (NFP), quienes sumaron esfuerzos con las fuerzas políticas que respaldaban a Macrón.
Desde el lunes 1 de julio, que se dieron a conocer los resultados de la primera vuelta, toda la izquierda y los partidos del centro decidieron bajar a sus candidatos en los distritos donde no estaban a la cabeza, para dar paso a la mejor opción y evitar que la ultraderecha avanzara.
Para el viernes, más de 218 candidatos ya se habían bajado de la contienda y con ello dieron paso a una estrategia pocas veces vista en Francia, a la que se sumaron los votantes, pues de acuerdo con los reportes, más del 67% de los electores acudieron a las urnas, lo que representó el doble de la participación que acudió a las elecciones legislativas en 2022.
Los sindicatos también mostraron su músculo en París, Toulón, Toulouse, Nancy y Valenciana, donde no sólo fueron llamados a las urnas, ya que más de 600 mil obreros realizaron manifestaciones en toda Francia al grito de: “¡No pasarán!”, y “¡Francia no es Corea del Norte!”.
El presidente francés no logrará la mayoría absoluta en el parlamento, así que deberá nombrar un primer ministro de izquierda.
Habrá un gobierno de coalición sin mayorías absolutas, lo que aporta, y mucho, a la democracia de un país.
La suma de fuerzas contuvo a uno de los grupos de derecha más radicales que emergen a nivel mundial, y es que Marine Le Pen lleva casi seis años buscando llegar al poder en Francia y si en 2022 dio un enorme paso, y quien de no tener segunda vuelta hubiera ganado con amplia mayoría.
Y mientras en Francia la oposición busca consensos y ponerse de acuerdo para que haya pluralidad en la política, todo parece indicar que los líderes de la oposición en México están más preocupados por su futuro personal que por sus partidos, sus militantes y los votantes.
El Partido Revolucionario Institucional (PRI) tuvo la oportunidad de dar un paso atrás y corregir sus errores cometidos en las elecciones del pasado 2 de junio, donde en alianza perdieron estados como Yucatán y alcaldías en la Ciudad de México.
Hace unos días fue la asamblea del tricolor, en donde se cambiaron sus estatutos para permitir la reelección de sus líderes por hasta tres periodos.
Con este cambio, su actual líder, Alejandro Moreno, tendrá la oportunidad de extender su mandato, pese a los resultados electorales de 2021 y 2024.
El PRI tuvo en estas elecciones su peor desempeño desde su fundación; decenas de afiliados abandonaron el partido tras denunciar que Moreno no los representaba.
Para cambiar los estatutos, los militantes que aún quedan en el tricolor votaron los cambios a mano alzada; la Mesa Directiva leyó los cambios y luego fueron avalados de manera casi unánime por los asistentes. No se oyeron voces disidentes.
Sin embargo, ningún priista leyó al público la reforma de reelección, que sí fue votada a mano alzada, entre otros cambios.
En el Partido Acción Nacional (PAN), Marko Cortés también busca su bien por encima del instituto político, de los panistas y del país, y busca la reelección como líder partidista, pese a que también obtuvo malos resultados el 2 de junio.
Además, a través de un comunicado, el albiazul informó que tras analizar los resultados electorales llegaron a la conclusión de que la caída de votos para el partido comenzó en 2003, pero la pérdida más grande ocurrió entre 2006 y 2012, justo en el sexenio de Felipe Calderón.
Da hasta risa que líderes como Marko Cortés no asuman siquiera lo mal que han trabajado en los últimos años y pretendan echarle la culpa de sus resultados al expresidente Felipe Calderón por la elección de 2012, sí, hace exactamente 14 años.
¿En 14 años los dirigentes del PAN no pudieron construir nada?
A diferencia de lo que podemos ver en la oposición en México, el partido en el poder sí está trabajando de manera conjunta. Morena, a pesar de los gravísimos conflictos internos que tiene, está trabajando para el partido y para que éste tenga cada día más poder.
Mientras tanto, Alejandro Moreno y Marko Cortés serán senadores de la República los próximos 6 años y, además, gozarán de poder manejar las prerrogativas que se le den a sus partidos. No está nada mal, muy probablemente no buscaban ganar más espacios para sus partidos, sino que les fuera bien en lo personal.
Lo cierto es que mientras en Francia la oposición ha jugado un papel muy importante, en México está totalmente desdibujada.