“La prefecta me sacaba del salón para que sacerdote me violara”
México ocupa el primer lugar en abuso sexual infantil según la OCDE. Se habla de que son 4.5 millones de víctimas, pero la realidad es que sólo se denuncian uno de cada 10 casos. Y más del 80 por ciento de los ataques se producen en el entorno cercano al niño o la niña.
Lo más triste es que detrás de cada una de estas cifras está una persona, a quien su violador le ha cambiado la vida.
En el marco del foro “Violencia Sexual Infantil y Adolescente: retos legislativos”, organizado por la senadora Josefina Vázquez Mota, platiqué con Ana Lú, Alejandra y Mónica, la primera, sobreviviente de este delito, las otras dos, con un familiar directo del que fueron víctimas de ataques.
Desde los ocho años, Ana Lú Salazar fue abusada durante un año por un sacerdote, que trabajaba en la escuela a la que asistía cuando vivía en Cancún, Quintana Roo.
BB: Ana Lú, por favor, platícanos de tu caso.
ALS: Hablar de la pederastia clerical es difícil, no sólo como víctima, sino que no hay foros muy abiertos para este tema. Cuando yo tenía ocho años estudiaba en el Instituto Cumbres, de Cancún, antes se llamaba Instituto del Caribe, y ahí, junto con otras generaciones inauguramos ese colegio. El sacerdote Fernando Martínez era el director del colegio y, bueno, él tenía prácticamente todo el poder dentro de la institución; yo acababa de llegar de Monterrey y no tenía muchos amigos. Entonces fui con Fernando Martínez en varias ocasiones a los confesionarios y por la Eucaristía, porque hacían como una especie de misa exprés antes de los recreos y ahí es donde comenzamos a hablar, creo yo, es como más o menos la reconstrucción que tengo, ya que exactamente en el momento en que todo comenzó no podría explicártelo, ¿por qué?, porque es difícil discernir el momento en que se empieza a dar la situación, porque fue muy sutil, o sea, este tipo de violaciones no se dan desde la violencia, en general, sino que se dan con sutileza y te van llevando hasta que de pronto disocias, no entiendes exactamente lo que pasa y te violan, ¿no?, y eso sucedió durante aproximadamente un año, que es lo que yo más o menos pude reconstruir.
BB: ¿Puedes recordar la cantidad de veces que fuiste violada?
ALS: No, no todas, tengo algunas, o sea, tengo memoria de unas cinco veces, pero yo sé perfectamente que empezó cuando yo cumplí ocho años. Y después de un año le dije a mi mamá: “mamá, no me gusta lo que me hace el padre”.
BB: ¿Qué pasó?, ¿qué ha sido para ti la vida después de ese momento una vez que lo logras exteriorizar?
ALS: Pues bueno, cuando lo expongo ante medios de comunicación y hablo del tema, pues se viene una avalancha de entrevistas y surge como muchísima información…
“Había una maestra, Aurora Morales, que era prefecta de disciplina y aparte daba moral, y ella se encargaba de sacarme del salón y llevarme con Fernando Martínez para que él me violara en las confesiones o en la oficina”
BB: Pero previo a esto, una vez que tú lo dices de niña, hay más niñas metidas en este problema…
ALS: Cuando lo digo en el colegio, con mis padres, ¿qué pasa?, pues que regreso al colegio después de eso y había una maestra, Aurora Morales, que era prefecta de disciplina y aparte daba moral, y ella se encargaba de sacarme del salón y llevarme con Fernando Martínez para que él me violara en las confesiones o en la oficina y entonces, yo hablo de esto y aproximadamente seis meses después sale un grupo de niñas que también están siendo abusadas sexualmente. Claro, en el colegio sufrí muchísimo acoso escolar, muchísimo señalamiento social… Después de la denuncia de estas niñas, que robustecen también la mía, mueven al sacerdote de lugar, como es típico, lo mandan a Salamanca, España, a que reincida, y las niñas nos quedamos ahí. Evidentemente, en ese entonces yo no conocía a las niñas, ya que a mí me violaban de forma solitaria y a ellas las violaban en forma grupal. Entonces, años después, cuando yo hago la denuncia pública, me contactan estas niñas y en total juntamos ocho.
BB: Y el padre hoy está en Roma…
ALS: Está en Roma, en la casa de los Legionarios. Con el poder de estas instituciones eclesiásticas, por ejemplo, en mi caso, de los Legionarios de Cristo, y el poder que tienen estas instituciones y que infringen y que aparte avasallan todo su poderío en contra de las víctimas, aunque sean niños, de familias completas que no tienen los mismos amigos que tienen ellos, resguardan, remueven a sus pederastas, los recolocan y después de eso, cuando ya por fin una víctima se atreve a hablar, aparte de que te dicen: “No es cierto”, o “Vamos a investigar, porque eso no puede ser posible”, porque ellos siempre van a investigar, siempre van a investigar, lo principal es que los resguardan en la opulencia, porque los Legionarios de Cristo son millonarios. Muchas gracias y siempre, por favor, escuchen a los niños, los niños de verdad lo que dicen es, ellos no tienen esta complejidad de mentir, ellos recomponen las cosas como ellos las entienden, pero lo que dicen es y lo que dicen que pasa está pasando, debemos hacernos responsables de los niños.
Otra historia es la de Alejandra, madre de Bernando. Su hijo adolescente quería ser futbolista, estuvo en equipos de Tercera División y la Sub 20. El representante de los jugadores, quien además es un fiscal en Veracruz, es acusado de abusar de Bernardo y de varios adolescentes más.
Alejandra: Ya llevamos nueve meses con esta incertidumbre. Esta persona se llama Ángel Fuentes Olivares, alias El Pato, él es representante, solía ser representante de los jugadores; él con engaños y con amenazas hace que los chicos tengan relaciones sexuales con él. Desgraciadamente le tocó a mi hijo, pero él tuvo el valor para poderlo denunciar, vuelvo a repetirlo, son nueve meses de los cuales no hemos sentido absolutamente nada de apoyo para nosotros.
BB: Una vez que tu hijo sale a denunciar, ¿cuántos chicos más salen a decir que les está pasando lo mismo?
Alejandra: Ninguno, ninguno denunció, pero sabemos que van más o menos 10 años que este señor se ha propasado con los chavos.
BB: ¿Cómo sabes tú? ¿En qué momento te das cuenta que tu hijo está mal?
Alejandra: Lo noté distante con nosotros, le pregunté que qué era lo que tenía y me decía que era porque no lo metían a jugar, ése era su pretexto y en una de ésas, sin más ni más, llegó en la noche, en la madrugada, a la casa con todas sus maletas, le pregunté qué le había pasado y fue cuando me dijo: “Es que El Pato abusó de mí”.
BB: Y no pudo seguir jugando…
Alejandra: Ahorita ya no juega porque ahora resulta que por abrir la boca, por alzar la voz, por decir: “A mí me pasó”, ahora es el malo, ¿no?, ahora él es el que tiene la culpa… Ya no se pudo hacer nada.
Mónica es otra de las denunciantes. Asegura que su pequeña hija fue abusada desde los dos años por su propio padre.
Mónica: Mi hija es abusada por su padre biológico a los dos años cuatro meses; lo descubro cuando ella llega de la visita, él la tuvo seis días en Navidad, llegó agresiva, llegó otra vez con esta regresión de ir al baño, terrores nocturnos, gritaba por todo, empezaba a temblar. Llegamos a ADIVAC, que es la asociación que nos ha ayudado todo este tiempo con su caso, y pues han sido cuatro años de peleas en tribunales para quitarle la patria potestad.
BB: ¿Tu hija ha podido externar un poco lo que le pasó?
Mónica: Todo, gracias al proceso terapéutico que ha llevado ella te cuenta y desde los tres años y medio más o menos, porque duró un año en romper este secreto, en decirnos quién había sido; ella te cuenta la misma versión, la misma versión, no cambia.
BB: ¿Qué es?
Mónica: “Mi papá me tocó mi colita con una pelota”, obviamente nosotros sabemos que los niños te dicen lo que a su entender ven, ¿no?, no te va a decir partes del cuerpo, ¿no?, pero ¿qué es una pelota en el cuerpo de un hombre?
Ninguno de estos casos ha encontrado justicia aún. Y es que de cada mil denuncias de violación sexual a menores en México, sólo una llega a condena.