Las basuras del poder
Cuauhtémoc Gutiérrez ha sido por muchos años un hombre poderosísimo en el Distrito Federal. Tanto, que logró hacerse del PRI capitalino, aun cuando la mayoría de sus afiliados conoce quién es y cómo opera.
Se sabe que amasó una fortuna desde que su padre, Rafael Gutiérrez, fue líder de la Unión de Pepenadores en la ciudad. Fue éste quien lo impulsó en el medio político desde 1984, cuando tenía 14 años.
“Mi padre era un activo muy importante, diputado federal en la 50 legislatura, de 1979 a 1982, por aquel distrito 40, que fue el más grande del país porque abarcaba Milpa Alta, Tláhuac y casi la mitad de Iztapalapa”, ha declarado Gutiérrez.
Su padre murió en 1987, y Cuauhtémoc heredó el mote de su progenitor: El Rey de la basura, junto con las redes que le terminaron proporcionando su verdadera base de poder.
En 1991 fue suplente de diputado federal, y a los 22 años ocupó por primera vez una curul. A los 25 fue representante en la ALDF, y en el 2009 regresó a San Lázaro. Él mismo reconoció que siempre había vivido en una suerte de oposición dentro del PRI.
Sin embargo, al tiempo que crecía su gusto por la política, también se supo de su afición a las mujeres o, mejor dicho, de comprar mujeres.
El día de ayer, en el noticiero de MVS, se difundió la noticia de que este hombre tiene una red de prostitutas a su servicio que paga con dinero público.
El PRI nacional resolvió separar a Cuauhtémoc Gutiérrez como dirigente del partido en el DF, para que se lleven a cabo las investigaciones correspondientes.
Pero esta historia no es nueva. En el 2003, el diario español El País afirmó que este hombre habría contratado a un grupo de 20 chicas para integrarlas a una red de prostitución a su servicio.
En ese entonces, el diario español reveló que la red “utilizaba la infraestructura del Movimiento Territorial del partido en la ciudad de México”, y que el elenco femenino debía acompañarlo a la Asamblea Legislativa y a cenas particulares.
Más grave aún. Meses atrás, en el programa Todo Personal entrevistamos a una joven que trabajó durante años con el entonces diputado. Nos platicó que Gutiérrez tenía un álbum de fotos de muchachas, que presumía a sus compañeros. Si se portaban bien con él, las compartía.
Esta joven también nos dijo que en el piso de arriba de sus oficinas siempre había chicas, muchas de ellas menores de edad. No estaban secuestradas, les pagaba por sus servicios. Al llegar el fin de semana, según el relato, escogía a una o dos para llevarlas de fin de semana, generalmente a la playa.
En respuesta a este reportaje, mi compañero Jorge Fernández Menéndez recibió una carta en papel membretado del partido, exigiendo que no se hablara mal del líder del PRI en el DF y amenazándolo con represalias. Luego aseguró que él no había enviado la carta.
La historia del llamado Rey de la basura, quien durante muchos años se ha conducido como el rey del PRI en el DF, desplazando a la mayoría de sus militantes, no debería asombrarnos, es una historia conocida. El tema no es nuevo, y mucho menos confidencial.
¿Por qué hasta ahora se inicia una investigación seria?¿Por qué el PRI ha tardado tanto en separarlo de sus responsabilidades? Más aún cuando no es secreto que Gutiérrez se afianzó en esa posición con el respaldo del gobierno capitalino… de Marcelo Ebrard.
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