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Lavado de dinero en el Vaticano

 

26-03-14 Uno de los grandes escándalos de todos los tiempos es el lavado de dinero en el banco Vaticano.

Decidido a ordenar las finanzas de este organismo cuyo nombre formal es Instituto para las Obras de Religión, a finales de enero el Papa Francisco dispuso la destitución de los cardenales de la comisión encargada de supervisarlo.

La sombra de la opacidad en las finanzas de la Santa Sede no es nueva. Ahí está el famoso caso de Roberto Calvi, que era presidente del segundo banco más grande de Italia, el Banco Ambrosiano, y era apodado “el banquero de Dios”… Esa institución crediticia se declaró en quiebra en 1982.

Años antes, en 1974, el Banco de Italia elaboró un informe sobre el Ambrosiano, que concluía que varios miles de millones de liras habían sido exportados ilegalmente. Calvi se quitó la vida colgándose de un puente, en 1982. Y se ha argumentado que esto se debió a la relación que tenía con el banco Vaticano, accionista principal del Ambrosiano.

En los últimos años la sospecha de que el banco ha lavado dinero se ha confirmado. En el 2010, la justicia romana bloqueó dos transferencias que, hechas desde cuentas de esa institución, por 23 millones de euros, se buscaba hacer llegar a JP Morgan y a la Banca del Fucino.

De acuerdo con la investigación del caso en las que hubo intercepciones telefónicas, ese dinero pertenecía a Nunzio Scarano, el Arzobispo de Salermo, quien fue detenido en junio pasado tratando de introducir 20 millones de euros en efectivo a Italia, en billetes de 500 euros.

Para mediados del 2013 se descubrió que en al menos 19 mil cuentas circuló dinero de dudosa procedencia.

Con ese antecedente el Papa ordenó que se investigaran las finanzas del banco y para ello nombró una comisión. Se reforzó a la agencia financiera y se creó un comité de seguridad financiera.

Francisco destituyó a varios cardenales de la comisión del banco: al ex secretario de Estado, el cardenal Tarcisio Bertone, brazo derecho del Papa Benedicto XVI, al italiano Domenico Calcagno, al brasileño Odilio Scherer y al indio Telesphore Toppo.

De esa comisión sólo quedó el cardenal francés Jean Louis Tauran, quien se mantiene en el cargo.

Estos escándalos de lavado de dinero en el Vaticano llevan más de 30 años. Y uno de los grandes aciertos del Papa Francisco es empezar a acabar con ellos.

Mostrar que en este nuevo periodo se tendrá mano dura contra los que quieran seguir utilizando el banco Vaticano —una organización que aglutina los recursos de miles de organizaciones de beneficencia, órdenes religiosas y diócesis en el mundo, además de los ahorros de quienes viven en la Ciudad del Vaticano—, para lavar dinero de dudosa procedencia.

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