“Lo que pasé de la operación lo vivo como una etapa de crecimiento”
Paulina Mercado, conductora del programa matutino Sale el sol, fue sometida a una intervención quirúrgica para extraerle un tumor cerebral. Su recuperación ha sido difícil, pero admirable. A tres semanas de la operación ya está de nuevo al frente de su programa en Imagen Televisión. Con ella platicamos esta semana para La Razón.
BB: Paulina, estuvimos muy cerca en el preoperatorio, justo cuando ibas a entrar al quirófano. Por favor, narra cómo fue ese proceso y cómo te preparaste para la operación que, sin lugar a dudas, ha tenido una repercusión importantísima en tu recuperación.
PM: La verdad es que me preparé mucho, y mucho tiempo antes estuve ya enterada de la operación, me dijeron cuatro meses antes. Yo desde hace cuatro años sabía que tenía un tumorcito benigno, y me dijo el doctor que no me lo tendría que quitar a menos que empezara a dar lata, eso significaba que si crecía o se movía pudiera afectar otras zonas de mi cerebro. Después de varias resonancias magnéticas, el doctor me avisó hace cuatro meses que ya se tenía que hacer la operación, porque de no hacerlo podría tener complicaciones. Con la noticia me mantuve tranquila. Tras todo esto, lo vivo como una etapa de crecimiento, porque es aquí donde te das cuenta justamente qué tiene valor en la vida y la escala de valores y prioridades se puede reajustar, lo vivo como un aprendizaje enorme, como una oportunidad.
Días antes de la operación platiqué con mis hijos, tenía listos todos mis documentos y demás porque nunca sabes qué puede suceder. Los días previos a la intervención estuve muy tranquila, pero fíjate que poquitito antes de entrar al quirófano, justo cuando me llevan a hacer unos estudios y de ahí me iban a llevar al quirófano, ahí me di cuenta de lo feliz que soy y del miedo que tendría de ya no tener la oportunidad de vivir con mi pareja y mis hijos muchas cosas que quiero hacer.
BB: Me imagino que debe ser muy difícil saber que te vas a enfrentar a una operación de este tipo y decir no sentir miedo, yo creo, más bien, que has sabido cómo manejar muy bien ese miedo.
PM: Me di cuenta del miedo que tenía cinco minutos antes de entrar al quirófano, cuando estaban a punto de dormirme ya, ahí me di cuenta justamente de esto, de todas las cosas que tengo ganas de hacer y quizás de las cosas que no hice porque pensé que tendría tiempo, entonces, por un instante piensas: “¿Qué tal que ya no hay oportunidad?”, justo ahí me dio muchísimo miedo.
BB: Cuando te van a extirpar un tumor en la cabeza siempre queda una duda que pudieras no despertar bien, ¿cómo fue tu despertar de esta anestesia?, ¿cómo fue tu despertar a empezar a tener tus actividades diarias?
PM: Te voy a hacer una confesión: yo he tenido temas de salud peculiares, el último que tuve fue hace cuatro años, cuando me detectan este tumor, porque yo tuve meningitis viral y llegué al hospital a cuatro horas de tener muerte cerebral, fue una cosa muy impresionante, la doctora me decía: “Es que nadie se puede aguantar con un dolor de cabeza así”, y lo que pasa es que tengo el umbral del dolor muy alto y justo ahí me di cuenta lo vulnerables que somos y cómo se puede ir la vida en un segundo.
Entonces tengo todo en orden, hice mi testamento, mi voluntad anticipada, ya estaba todo esto listo, mis hijos tienen una copia, mi pareja tiene una copia, algunos otros miembros de mi familia tienen esos documentos. Justo antes de entrar al quirófano, cuando te digo que me dio mucho miedo, le dije a Juan, mi novio: “Oye, Juan, hazme una promesa, si quedo mal, por favor me liberan. No me preguntes si es ego, no me preguntes si es un tema de dignidad o es un tema de afectación, pero si yo quedo mal, por favor me liberan”, y él me dio su promesa, me dijo: “Por supuesto que sí”. Le dije: “Los papeles están en mi casa, los papeles los tienes tú también, así que cualquier cosa que suceda, me sueltan”.
BB: Creo que es muy difícil enfrentarte en este momento, pero también eres una mujer que se ha aferrado a la vida, una vez que saliste de la operación, me tocó verte a las pocas horas y estabas ya reaccionando, ¿cómo fue este proceso?, ¿qué fue lo que más trabajo te costó?
PM: Mira, yo sí creo que el ser humano lo único que puede elegir en su vida es la actitud que le pone a lo que le toca vivir, y eso dice Víktor Frankl, que estuvo en un campo de concentración por muchísimo tiempo, no puedes elegir ni siquiera en la familia en la que naces, no puedes elegir la escuela a la que vas, pero sí puedes elegir la actitud que le pones a lo que te toca vivir, y yo he tenido aventuras en la vida un poco complicadas, pero siempre he puesto muchísima actitud.
Al poco tiempo que salí y estaba ya en mi cuarto, pedí: “Pónganme mi anillo”, el anillo que me había dado mi novio dos semanas antes. “Pásenme mis pinturas, quiero estar muy bien”. Y en el hospital le eché muchas ganas, evidentemente estaba muy controlada con los medicamentos, estaba acompañada de los doctores, de las enfermeras, y ahí estuve muy fuerte, lo difícil fue cuando llegué a mi casa, porque al llegar a mi casa, yo ya no estaba con tanta medicina, y pensé que había quedado mal, le hablé al doctor y le dije: “Doctor, algo me está pasando, no soy yo”, y me dijo: “Paulina ten paciencia, porque te saqué un tumor, estaba muy profundo, tienes una herida con grapas en la cabeza, no te saqué una muela”, y ahí me tuve que tranquilizar, pero fue muy difícil para mí darme cuenta que no podía controlar mi cuerpo, para ir al baño era muy difícil para mí, coordinar, agarrar un vaso de agua era difícil para mí, poder hablar de corrido era muy difícil para mí.
BB: También fue un momento de darte cuenta que tienes que escuchar a tu cuerpo, porque tú querías regresar a trabajar de inmediato, no querías reposar.
PM: Creo que ése fue el mayor aprendizaje. Me pusieron en una pausa forzada porque me cuesta mucho trabajo estar conmigo misma en mi casa tranquila, soy inquieta, y si no es arreglando el cajón, estoy en una junta y si no estoy en una junta estoy trabajando y si no, estoy con la prima, soy muy inquieta, y la vida me puso en una pausa forzada que me costó muchísimo trabajo, pero entendí finalmente que tenía que estar conmigo y con mi cuerpo y escucharlo.
BB: ¿Qué ha cambiado en Paulina Mercado después de esta operación?
PM: Sabes qué, me doy cuenta de que la vida es muy corta y pasa muy rápido y me di cuenta de la vulnerabilidad de los seres humanos, en cualquier segundo puede cambiar tu vida y hoy le doy más importancia a cosas que antes no les daba, por ejemplo, tomar una taza de café en la mañana con mi pareja en el jardín, yo lo hacía de una manera muy rápida porque tenía muchas cosas que hacer. Mi escala de valores y prioridades cambió por completo, tiempo de calidad es lo que vivo hoy. También me he vuelto muy selectiva con la gente, muy celosa, no con cualquiera comparto el espacio, eso de: “Tienes que ir a tal fiesta”, pues no, no tengo que ir a ningún lado, voy a ir adonde se me pegue la gana, con la gente que realmente quiero. De verdad, creo que tenemos que vivir la vida de una manera alegre, consciente y haciendo lo que cada uno quiere.