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Los capos del narco en la CDMX

Son dos grupos de narcomenudistas, que además se dedican al robo y al secuestro exprés, los principales generadores de violencia en la Ciudad de México: La Unión de Tepito, cuyo líder es Roberto Mollado Esparza El Betito y su grupo rival La Fuerza Anti-Unión, liderado por Sergio (o Jorge) Flores Concha El Tortas.

 

El Betito fue detenido esta semana, así lo dio a conocer el secretario de Gobernación a través de su Twitter: “…elementos de las divisiones de Fuerzas Federales y Antidrogas de la @PoliciaFedMx detuvieron a uno de los principales generadores de violencia y tráfico de estupefacientes en la #CDMX y #Edomex…”

Los antecedentes criminales de El Betito, datan de 2008, cuando fue detenido por el robo a un restaurante en Polanco. Al salir libre, fue reclutado por La Unión Tepito. El seguimiento contra El Betito por parte de las autoridades se complicó debido a que utilizaba varias identidades para confundir el rastro que dejaba; incluso en 2016 corrió el rumor de su muerte para evitar ser detenido.

La división científica de la  Policía Federal y expertos periciales de la PGR dedicaron todo el día de ayer a dictaminar su identidad.

Su apariencia física ha cambiado mucho durante los años. En las primeras fotos aparecía como un hombre obeso y con escaso cabello. 

El Betito se sometió a un bypass gástrico para bajar de peso y se hizo una prótesis capilar para injertarse cabello. 

Pero además ha sido difícil integrar el expediente porque las víctimas de El Betito no quieren declarar en su contra por el temor que ha generado por la violencia que ejerce. 

Lo cierto es que con el paso del tiempo, la figura de Roberto Mollado Esparza comenzó a tomar mayor importancia dentro del grupo criminal hasta que a finales del 2015 las diferencias entre Pancho Cayagua y El Betito provocaron la separación de La Unión Tepito en dos células, lo que generó una guerra interna por el liderazgo.

Tras el arresto de Francisco Javier Hernández Gómez, Pancho Cayagua, en agosto de 2016, El Betito aprovechó para abrirse paso y reclutar a hombres violentos para fortalecer la estructura criminal de La U.

El 2 de febrero de 2017 Pancho Cayagua fue liberado luego de que un juez considerara que la PGJ de la Ciudad de México no pudo acreditar su participación en el doble homicidio ocurrido el 11 de septiembre de 2005, en calles de la colonia Morelos, delegación Cuauhtémoc.

Desde ese entonces, El Betito emprendió una guerra por el control del grupo criminal con Pancho Cayagua, hasta que el 11 de octubre de 2017 Cayagua fue asesinado en el estacionamiento de una tienda de autoservicio en la delegación Gustavo A. Madero.

Fue así como El Betito tomó el control y se convirtió en uno de los criminales más buscados por la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México, ya que se le atribuye el aumento de violencia debido a la disputa por el control de la distribución de droga.

El Betito es conocido por la violencia con la que actúa; y para identificar a su grupo criminal entregó a sus hombres más cercanos armas y gorras personalizadas, algo parecido a lo que en su momento hicieron Los Ántrax, brazo armado asociado al Cártel de Sinaloa.

Se sabe que el líder de La U daba gorras bordadas con la letra B; otras tenían bordado en color dorado el rostro de un hombre con barba cerrada, lentes, una gorra con una B y un rifle de asalto; otro modelo del accesorio muestra el bordado del logotipo de la Presidencia que se usó en el sexenio de Vicente Fox y con la inscripción “D la B”; mientras que las armas eran personalizadas con una calavera y el gatillo bañado en oro.

Los que portaban esas gorras estaban autorizados para cobrar las cuotas que exigían por protección a comerciantes; mientras que los que tenían las armas eran los más cercanos a él.

De acuerdo con las autoridades capitalinas, El Betito dio la instrucción de atacar a quienes usaran estos objetos y no pertenecieran a su organización.

Al ampliar su poder, La U diversificó sus actividades ilícitas y comenzó a realizar secuestros exprés, robo de inmuebles, venta de piratería, tráfico de armas y extorsión telefónica; sin embargo, una de las prácticas que más realiza es la extorsión en comercios, bares y centros nocturnos.

Apenas en el pasado mes de junio les contaba en este espacio que en la CDMX habían sido detenidas 31 personas durante el cateo a dos bares en la colonia Hipódromo Condesa, delegación Cuauhtémoc, en posesión de drogas.

La mayoría de los aprehendidos eran empleados de los bares; la droga fue localizada en la barra, cocina, baños y bodegas.

Se dice que éste fue un golpe importante a la estructura financiera del Cártel Unión Tepito de Roberto Mollado Esparza.

Durante las investigaciones de la Procuraduría se supo que en estos lugares el personal de seguridad, meseros, garroteros, personas que cuidan los baños y el personal de limpieza se dedicaban a vender droga. Y es que tanto la gente de La Unión como los de La Anti-Unión buscaban adueñarse del control de las puertas y el baño para poder vender droga, amenazando a los propietarios de los bares. 

Lo cierto es que la Ciudad de México es víctima de células criminales que se disputan al menos 20 mil puntos de venta de drogas al menudeo. 

La violencia se incrementa en la CDMX sobre todo porque ante la hegemonía de La Unión surgió un grupo que le hizo frente, La Fuerza Anti-Unión.

Se dice que este grupo está conformado por sicarios contratados por vecinos y comerciantes que han sido víctimas de La Unión (y La U). La Fuerza Anti-Unión es liderada por Sergio (o Jorge) Flores Concha El Tortas

De acuerdo con autoridades, La Fuerza Anti-Unión incrementó los ataques contra la gente de El Betito, luego de que éste asesinara a dos de sus hombres, quienes se encargaban de la venta de drogas en la zona de Garibaldi.

A partir de este momento, se incrementó la violencia en la capital; incluso  apareció una narcomanta en un puente de la delegación Miguel Hidalgo, la cual estaba supuestamente firmada por el Cártel Jalisco Nueva Generación. En ella se exigía al gobierno capitalino “meter orden en Tepito”.

Desde hace unas semanas se ha reforzado la seguridad en la Ciudad de México y seguramente veremos más detenciones importantes que incluyan también a miembros del grupo Anti-Unión. Controlar a estos dos grupos es la única manera de disminuir la violencia en la capital del país. 

Ya era otro

La captura de Roberto Mollado El Betito, tras labores de inteligencia durante varios meses de la Policía Federal fue un golpe importante a las bandas de narcomenudeo en la Ciudad de México.

 

Pese a que este sujeto, catalogado como el más buscado y el máximo generador de violencia en la CDMX y en  el Estado de México, se sometió a intervenciones quirúrgicas para cambiar su apariencia y pasar inadvertido (fotos 1 y 2) fue detenido con 140 dosis de crystal y armado.

Ayer El Betito rindió sus primeras declaraciones ante autoridades federales y aseguró ante agentes de la Comisión Nacional de Seguridad que no hay sustento en su contra.

Además, reveló los apodos de cómplices y personas que lo protegían.

Tras la captura de este delincuente, el Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Ramón Amieva, anunció un redoble de la vigilancia.

El líder de La Unión convirtió a esta organización delictiva en el terror de los comerciantes. Algunos narraron la forma en la que operaban los secuaces de El Betito: “Los extorsionadores llegan en motocicletas y con armas, algunos usan hasta metralletas, se meten a los negocios y dependiendo el giro te cobran desde los 2 mil pesos hasta los 10 mil por semana”.

 

Aseguraron que eran enviados por el líder de La Unión y que quienes se negaban a cubrir las cuotas eran secuestrados y sus familiares obligados a pagar rescates de más de 100 mil pesos.