Los cuadernos de la corrupción
Buenos Aires, Argentina. Aquí, y aunque la distancia entre nuestros países es de miles de kilómetros, los vasos comunicantes son muchos, sobre todo en una lógica política que tiene muchos puntos en común entre ambos países.
El tema en Argentina es la crisis económica y la corrupción. Y precisamente en el tema de la corrupción hay una historia que ha acaparado la atención de los argentinos.
El chofer de un alto funcionario del gobierno de los Kirchner registró durante años, todos los movimientos de su jefe, entregas y recolectas de dinero y con qué políticos y empresarios se reunía, con quiénes intercambiaba dinero.
Durante más de una década, este asistente documentó con todo detalle en ocho cuadernos, todo lo que el alto funcionario hacía, lo que dejó al descubierto una presunta red de sobornos que involucra al entonces gobierno argentino.
Esa información se la dio a un periodista, quien a su vez, y antes de publicarlo, lo presentó ante un juez y empezó a investigar la veracidad de los documentos.
Desde entonces se han dado confesiones de políticos, exfuncionarios y demás involucrados en actos de corrupción.
Por este caso se abrió una investigación para esclarecer el presunto pago de sobornos millonarios por parte de empresarios argentinos a funcionarios del Ministerio de Planificación para obtener contratos de construcción de obra pública entre 2003 y 2015.
Son ocho cuadernos pequeños, como los que llevan los niños a la escuela, en donde todo ha quedado escrito y detallado. Las libretas revelarían una presunta red de sobornos destinada a recaudar decenas de millones de dólares durante las presidencias de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner.
Se habla de 56 millones de dólares en sobornos pagados en efectivo, aunque se cree que la cifra real podría llegar a 160 millones.
De acuerdo con cálculos de la Fiscalía, sólo por el Toyota Corolla que manejó Centeno pasaron 160 millones de dólares, aunque se estima que podrían haber sido 50% más, si se toma en cuenta las anotaciones realizadas sin montos concretos.
El registro que contienen los cuadernos fue escrito por el exmilitar Óscar Centeno, quien durante 10 años fue testigo de los negocios sucios de sus jefes. Centeno fue chofer de Roberto Baratta, el número dos del exministro de Planificación, Julio De Vido, quien, por cierto, fue el hombre que estuvo durante doce años al frente de la obra pública del kirchnerismo.
Centeno describió con lujo de detalle los viajes que realizó en su auto con bolsos cargados de dólares. Los pagadores, según su testimonio, fueron grandes empresarios con contratos con el Estado; mientras que los cobradores fueron exfuncionarios con altos cargos en el gobierno.
Día tras día, Óscar Centeno anotó trayectos, destinos, nombres, descripciones de personajes, el peso de las valijas y la cantidad de billetes cuando pudo contarlos.
Gracias a estas anotaciones, se sabe que fueron más de 30 los domicilios donde se recogían las bolsas de dinero; mientras que otras residencias se utilizaban como “búnkers” o “refugios” donde guardaban el efectivo.
El chofer relata que incluso realizó viajes con dinero al piso particular de Néstor Kirchner en Recoleta, en el centro de Buenos Aires, y a la residencia oficial de Olivos.
La investigación periodística detalla que desde el Ministerio de Planificación partía el auto conducido por Centeno hacia los puntos donde se recolectaba el dinero, como estacionamientos de hoteles, edificios de oficinas o domicilios particulares.
Centeno comenzó a escribir en 2003, en el inicio de su trabajo con Baratta, con una interrupción entre octubre de 2010 y 2013.
“Hoy, 6 de mayo de 2013 vuelvo a escribir; después de la muerte de Néstor Kirchner que dejé de hacerlo. Pensé que después del fallecimiento no se haría más el Valijero. Pero sí, disminuyó la propia frecuencia, con la diferencia que se recolecta dinero para el ministro De Vido y el propio Baratta. No quise a anotar más por temor a que me descubran y quede sin trabajo. Pero decidí hacerlo por una reunión que tuvo el ministro De Vido, Baratta y la Sra. Presidenta Cristina F. Kirchner, en la cual los instruyó para que sigan recaudando de las empresas para las próximas campañas electorales”, se puede leer en uno de los cuadernos.
En junio de 2015, tras otros dos años de interrupción en el registro de los movimientos, Centeno escribió: “Comienzo a registrar los retiros de dinero [después de dos años] porque considero que es increíble todo el tiempo que no lo hice. Dejo aclarado que de manera interrumpible (sic) se viene haciendo con las empresas que logran las licitaciones por obras y pagos por servicios prestados al Ministerio de Planificación y que por intermedio del Licenciado Baratta y Nelson Lazarte vienen recaudando”.
Por este caso, el juez Claudio Bonadio ordenó la detención de 18 personas, entre ellas el jefe de Centeno, Roberto Baratta. Una noche antes había caído Centeno.
Baratta, exsubsecretario de Coordinación y Control de Gestión del Ministerio de Planificación, había recuperado la libertad el 8 de marzo pasado. El exfuncionario había sido detenido en octubre de 2017 por orden de Bonadio en el marco del expediente por la compra de gas licuado; sin embargo, la Cámara Federal lo liberó y dictó su falta de mérito.
Otros detenidos fueron Gerardo Ferreyra y Luis Neyra, de Electroingeniería, la empresa de energía con mayor crecimiento durante el kirchnerismo; además de Héctor Sánchez Caballero, de Iecsa, una constructora propiedad de Angelo Calcaterra, primo del presidente Macri.
Desde que se reveló el escándalo, las autoridades han hecho allanamientos en varias empresas, incluidas las oficinas de Grupo Techint, principal fabricante de acero en Argentina y una de las compañías más grandes del país.
El 13 de agosto y 4 de septiembre, la expresidenta Cristina Fernández compareció por este caso de las coimas (sobornos) en donde negó “de manera terminante” la acusación. Finalmente, la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner fue procesada con prisión preventiva por este caso.
La detención de Fernández de Kirchner sólo será posible si dos tercios de los senadores aprueban su desafuero, una posibilidad que hoy parece lejana.
Ahora, Centeno sería el primer beneficiario de una ley de 2016 que estableció un mecanismo para que imputados y sospechosos establezcan acuerdos con la fiscalía para revelar información a cambio de la reducción de sentencias. Y gracias a cómo documentó los movimientos de efectivo que hacía como parte de su trabajo, hoy se tiene evidencia de uno de los más grandes casos de corrupción aquí en Argentina.
Cohecho detallado
Óscar bernardo Centeno (primera foto), un sargento del Ejército en retiro , exchofer del exsubsecretario del Ministerio de Planificación es el hombre clave en la causa abierta contra la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner por corrupción.
Fue la propia expareja sentimental del exmilitar, Hilda Horovit, la responsable de destapar los “Cuadernos de la coima” difundidos por el diario La Nación: en 2017, un año después de la separación de la pareja, la mujer denunció ante un juez que Centeno llevaba “bolsas repletas de dinero”. Actualmente, el hombre es investigado por enriquecimiento ilícito.
La semana pasada, la fiscalía argentina ordenó la detención preventiva de Fernández de Kirchner, a quien acusa de liderar una red de sobornos de empresarios a funcionarios de gobierno. La expresidenta, que acumula siete procesos judiciales en su contra, asegura que es inocente y que las acusaciones tienen la intención de proscribirla de la actividad política, pues en 2019 hay elecciones presidenciales y es la política de la oposición con mayor apoyo, según los sondeos.
La indagatoria contra la expresidenta también alcanza a sus dos hijos, Máximo (actual diputado federal) y Florencia (segunda foto), por el caso Los Sauces, según la cual Cristina lideró por años una asociación ilegal que trianguló fondos ilícitos a través de la empresa inmobiliaria familiar. Al igual que su madre, Máximo goza de fuero, por lo que no podría ser detenido.