Los horarios falsos del AICM
No fue un caos, pero sí causó desconcierto en muchos viajeros. Como se había anunciado, los tableros de información sobre horarios en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) mostraban los horarios que las aerolíneas tienen autorizados para sus vuelos, pero eso no coincide con lo que aparece en los boletos, porque en muchas ocasiones, dicen las autoridades aeroportuarias, éstas no respetan ese horario y venden vuelos en otros más convenientes para las líneas aéreas aunque no tienen autorizado ese horario.
Cuando es así, ahora en los tableros aparece el vuelo, con el horario asignado y la calificación de demorado. Un caso puesto como ejemplo, es el de una aerolínea que tiene autorizado un vuelo a Tuxtla Gutiérrez a las 3:30 de la mañana, pero lo programan y venden boletos para salir a las 14:30 horas, medio día después. Eso ocasiona, dicen, saturación de espacios, de aterrizajes y salidas, numerosos retrasos y afecta a los pasajeros.
La confusión durará aún algunos días. Esperan las autoridades del AICM que esta semana se pueda poner todo en orden, en lo que parece ser un pulso entre autoridades y aerolíneas para ver quién decide ese orden. En medio quedan los consumidores que no saben exactamente a qué hora sale su vuelo, por lo menos no informándose en los tableros del aeropuerto ni tampoco, muchas veces, por las aerolíneas. Nunca me había tocado ver una disonancia similar en cualquier otro aeropuerto entre autoridades y aerolíneas, pero el conflicto es real y va mucho más allá de la información sobre los vuelos.
Hablamos con el almirante Carlos Velázquez Tiscareño, director del AICM, dice que de lo que se trata es de resolver un añejo problema: un abuso de las líneas aéreas que no se apegaban a los ordenamientos legales, vendiendo boletos en horarios que les eran comercialmente más productivos, aunque no tuvieran autorización para ello. Dice el almirante que desde mucho tiempo atrás se les había informado, de manera oficial, que no era admisible esa práctica pero que continuaban con ella. De alguna forma esta decisión está destinada a interrumpir esa ilegalidad. Reconoce que se afecta a usuarios, aunque se trata de que en lo mínimo, y que se hizo ahora precisamente para reducir las afectaciones porque apenas acaba de comenzar la temporada de vacaciones y más adelante sería mucho más delicado.
Las líneas aéreas, aseguró, están cooperando ahora para solucionar el conflicto y sabiendo que, además, ya intervenimos, por eso, esta semana será complicada, pero luego todo se tiene que normalizar. Lo que se busca es que todos entiendan, dice, que se debe cumplir con la legalidad y con los horarios asignados, mismos que establece la autoridad, incluso para estar dentro de los estándares internacionales al respecto (recordemos que parte de este desorden es uno de los muchos factores que ocasionan que no estemos, hace ya bastante tiempo, en la categoría I, sino en la categoría II, en términos de aviación civil). El director del AICM insistió en que se está en un momento de cooperación con las líneas aéreas para restablecer rápidamente el orden.
Desde que tomó posesión de la dirección del AICM (posiblemente en el peor momento de la historia del aeropuerto capitalino), el almirante Velázquez Tiscareño ha insistido en que encontró una situación de desorden, deuda y corrupción, que le llamaron su atención las deudas acumuladas, inexplicable o injustificadamente, de varios negocios, que, en varios casos, operan sin tener contratos vigentes, y deben 20, 30 o 40 millones de pesos por concepto de rentas y no han sido penalizados.
En otros casos ni contratos hay. Recordó el caso, que termina teniendo relación indirecta con lo ahora sucedido, de un helicóptero que se robaron del propio aeropuerto: abrieron un plan de vuelo como cualquier aeronave, despegaron y se fueron. Pidió que se checara el hangar donde se rentaba esa nave y resultó que no tenía siquiera contrato con la terminal aérea.
Confusión aeroportuaria
Recordemos además que esto se relaciona con otro tema: la reducción que se decidió del número de vuelos en el AICM, con las obras de recimentación de la terminal dos, con las que tendrán que iniciar en las pistas de rodaje, entre otras obras, en la terminal uno y, también, no se puede ignorar, con la pérdida de la categoría I, hace ya casi dos años, y con la construcción del Felipe Ángeles, que obligó también a una reconfiguración del espacio aéreo.
Muchos aseguran que la medida está destinada a obligar a que vayan más vuelos al AIFA. Por lo menos en este caso no parece ser así: la idea es poner orden en los vuelos que ya existen y están autorizados, pero que se están comercializando y volando a horarios distintos sin autorización de las autoridades aeroportuarias.
Las líneas aéreas que vivieron un calvario durante la pandemia, seguramente tienen sus razones y puntos de vista encontrados. Pero al final, lo deseable e importante es que ese orden y respeto a las normas existan, que las líneas aéreas puedan preservar sus intereses legítimos tanto como las autoridades, pero sobre todo, que haya, como dijo el almirante Velázquez Tiscareño, un acuerdo y cooperación rápidos para no afectar a lo que ambos, empresas y autoridades, deberían tener en común: el interés de los consumidores, esos intereses, no lo olvidemos, son la razón de ser de ambos.