Back

Los jóvenes que nunca volverán a casa

La peor pesadilla para cualquier madre o padre de este país es que sus hijos salgan de casa y no regresen. El miedo es fundado, miles de jóvenes mexicanos salen de sus casas y desaparecen.

El pasado viernes, Roberto Olmeda Cuéllar, Diego Lara Santoyo, Uriel Galván, Jaime Adolfo Martínez Miranda y Dante Hernández, de entre 19 y 21 años, estaban en Lagos de Moreno, Jalisco, iban a bordo de un vehículo marca Jetta color blanco y con placas JTJ 8638. Regresaban de la Feria Lagos 2023.

La última vez que los vieron con vida fue a las 23:00 horas del pasado viernes y hasta el momento no se sabe de su paradero. Sus padres se encuentran desesperados, angustiados y acusan de un lento actuar de las autoridades jaliscienses.

Las autoridades aseguran que implementaron un operativo de búsqueda; por su parte, Luis Joaquín Méndez Ruíz, fiscal de Jalisco, dio a conocer que los jóvenes se trasladaban a bordo de dos vehículos.

Ya localizaron uno de los vehículos, según dijo el fiscal de Jalisco: “El vehículo estaba estacionado en condiciones aparentemente normales, regulares, muy próximo a la zona donde se dice que los avistaron por última ocasión”.

La desaparición se dio el viernes. Para el lunes en la tarde empezó a circular un video en redes sociales con imágenes de cinco jóvenes arrodillados, maniatados y con golpes en el rostro.

La Fiscalía no ha dado a conocer detalles de lo que han investigado hasta este momento, en un principio, la indagatoria decía que los jóvenes habían desaparecido de manera voluntaria. Evidentemente, esa versión de las autoridades la han tendido que cambiar por el video que circula con los chavos en una situación de sometimiento y de violencia.

Los padres de estos cinco jóvenes están desesperados, han hecho manifestaciones afuera de la Fiscalía del Estado para exigir a las autoridades que les ayuden a localizar a sus hijos.

Es gravísimo que no aparezcan estos chavos, pero el lugar donde desaparecieron, en Los Altos de Jalisco, en el municipio de Lagos de Moreno, cuenta con el mayor número de reportes de personas extraviadas en el estado, es una zona donde constantemente hay disputas entre células del Cártel de Sinaloa y del Cártel Jalisco Nueva Generación, este último, con el dominio en la entidad.

Las cifras oficiales de personas no localizadas en Jalisco son de 14 mil casos.

Es verdad, hay una disputa entre dos cárteles importantes, pero muchas veces son secuestrados jóvenes que no tienen nada que ver con la delincuencia porque son confundidos por grupos rivales. Podía ser el caso de los cinco jóvenes que desaparecieron el viernes pasado. Hasta el momento, no hay indicios que hayan estado involucrados con criminales.

Hay un dato terrible: en el país son cientos de jóvenes los que son secuestrados y cooptados por el crimen organizado. Muchos en el estado de Jalisco son secuestrados por el Cártel Jalisco Nueva Generación. En los últimos 10 años han reportado a 483 personas como desaparecidas o no localizadas en el municipio de Lagos de Moreno, según el registro nacional del 14 de agosto de 2013 a 14 de agosto de 2023.

De acuerdo con esta información, del total, sólo 139 han sido localizadas: 73 con vida y 66 sin vida.

Además de Lagos de Moreno, en el municipio de Encarnación de Díaz, también en Jalisco, ubicado en los límites con Zacatecas, Aguascalientes y Guanajuato, a finales de julio desaparecieron cuatro mujeres, entre ellas tres hermanas.

Se trata de Adriana, de 22 años; Rosa Olivia, de 25, y Marisela, de 28, de apellidos Saucedo Zermeño, mientras que la cuarta joven es Beatriz Hernández, de 24 años.

En mayo pasado se dio la desaparición de otros cinco jóvenes en Zapopan, Jalisco, todos eran empleados en un call center ilegal, que servía de fachada para el Cártel Jalisco.

Las autoridades confirmaron que con ese negocio se estafaba a ciudadanos extranjeros de edad avanzada, principalmente estadounidenses, mediante llamadas telefónicas para la venta fraudulenta de tiempos compartidos.

Antes de ser descubiertos estos jóvenes, ya existía un patrón de desapariciones, debido a que hubo denuncias previas de jóvenes desaparecidos que trabajaban en un call center.

Incluso, el gobierno de Estados Unidos ya había alertado de este modus operandi, pero las autoridades federales y estales, aquí en México, fueron omisas.

Estos chavos pedían trabajo sin saber que realmente estarían trabajando para un cártel criminal.

La estrategia de “abrazos y no balazos”, sin duda, no está funcionando. Hoy, cientos de jóvenes están desapareciendo, muchos de ellos nunca volverán a casa.