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Los Pinos, para todos

Estuvimos en lo que fue la Residencia Oficial de Los Pinos; hoy, el Centro Cultural Los Pinos.

 

Desde la medianoche del 30 de noviembre, la que fue sede de la Presidencia de la República dio paso a un complejo cultural que, desde esa fecha, ha tenido una enorme afluencia. Sólo en la primera semana lo visitaron 180 mil personas.

Ahí trabajaron más de 700 personas y vivieron todos los presidentes de México desde el periodo de Lázaro Cárdenas, que inició el 1 de diciembre de 1934. El único que no vivió ahí fue Adolfo López Mateos, pues él quería sentir que continuaba siendo un ciudadano más.

Cárdenas se negó a vivir en el Castillo de Chapultepec, pues le parecía muy ostentoso y deseaba que todos los mexicanos lo pudieran visitar; por lo que eligió para vivir el rancho “La Hormiga”. El nombre no le pareció adecuado para la casa del Presidente, por lo que se lo cambió por “Los Pinos”, por la huerta en Tacámbaro, Michoacán, en recuerdo del nombre de la huerta donde se enamoró de su esposa, Amalia Solórzano. Decidió edificar su residencia ahí, ya que era un punto estratégico entre Paseo de la Reforma y el Castillo de Chapultepec.

La Residencia Oficial de Los Pinos fue una casa con enorme historia, llena de detalles, anécdotas e, incluso, chismes sobre lo que ocurrió o dejó de ocurrir ahí.

Iniciamos el recorrido en la residencia Miguel Alemán, considerada el centro de poder de Los Pinos, por el despacho presidencial, lugar donde despachaba realmente el Ejecutivo. Sólo Ernesto Zedillo lo hacía en la Lázaro Cárdenas.

En los cuartos contiguos hay una sala de espera, la biblioteca José Vasconcelos y una de juntas, la cual fue utilizada con frecuencia para realizar entrevistas; además de ser un lugar donde trabajaba cotidianamente el primer mandatario.

Lo cierto es que existía una tradición, un sello característico de cada sexenio, que consistía en que cada Presidente arreglaba y acomodaba su despacho como a él le gustara, y al términó de su mandato se lo llevaba.

También conocimos la Oficina Presidencial de  Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña. Todos tuvieron el mismo espacio, pero cada uno acomodó los muebles como le fuera más funcional.

Una característica de la Oficina Presidencial es que había varios cuartos alrededor que se usaban como salas de espera para evitar que la gente esperara en un mismo lugar. Así se mantenía en privacidad a quien tenía cita con el Presidente. Además, había varias entradas para ingresar al despacho, y todos los cuartos contiguos eran oficinas de quien trabajaba con el Ejecutivo; no había nadie que tuviera otro tipo de labor.

También tuvimos la oportunidad de visitar la parte privada de la Casa Miguel Alemán, la cual se encontraba en el piso de arriba. Salvo López Mateos, la mayoría vivió en Los Pinos, pero no todos habitaron en la casa principal.

Cada uno de los presidentes adaptó el área de las recámaras a sus necesidades. En la que está en la Casa Miguel Alemán vivieron Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970), Luis Echeverría (1970-1976), José López Portillo (1976-1982), Miguel de la Madrid (1982-1988), Carlos Salinas (1988-1994) y Ernesto Zedillo (1994-2000). Cuando entra Vicente Fox se acondicionan dos cabañas afuera y la Casa Miguel Alemán se utiliza como área de trabajo.

Cuando asume Felipe Calderón, él también habita las cabañas. Las remodelaciones que hace son mínimas y ahí vive con su esposa y con sus tres hijos. Con Enrique Peña se acondiciona nuevamente la Casa Miguel Alemán para la pareja y los seis hijos. Por cierto, Peña Nieto vivió varios meses fuera de Los Pinos mientras se remodelaba la casa.

Al terminar su mandato, los presidentes se llevaban sus muebles. Salvo las obras de arte que estaban registradas por Hacienda y por Bellas Artes para ser preservadas, aunque dicen que hasta la época del Presidente López Portillo no había registro de las obras y se “perdieron” muchas. Desde entonces se hizo un registro para que éstas fueran resguardadas. Pero los regalos que se recibían de otros jefes de Estado y ese tipo de objetos, cada Presidente se los llevaba al concluir su periodo.

Durante el recorrido resalta que no hay un solo mueble; así fue encontrado. No está de más decir que una de las malas tradiciones políticas es que el Presidente que llegaba instalaba todo y se llevaba todo. La planta baja de la Casa Miguel Alemán era una zona neurálgica del gobierno. La Biblioteca José Vasconcelos y el despacho presidencial conectan a través de una zona central con la principal sala de espera y el comedor de las áreas oficiales.

Pero la residencia también cuenta con un sótano, donde había muchísimas actividades, pero resaltan dos: la sala de cine privada, que tiene muchos años y fue instalada para que el Presidente y su familia pudieran observar películas de estreno sin tener que ir a un cine comercial, debido a razones de seguridad.

La otra es el búnker de seguridad, desde donde se podía tener comunicaciones en un determinado momento de crisis. Sin embargo, éste cayó en desuso y se terminó transformando en una sala de juntas, pues con Peña Nieto se hizo otra  mucho más moderna. Además, otro tipo de salas, como la de Plataforma México y el C5 de la ciudad, que tenían mayor capacidad de comunicación.

De hecho, en alguna época en el área del sótano había alberca, boliche y salones para fiestas; pero con el tiempo se fueron eliminando.

 

Atrae multitudes

También recorrimos la Casa Lázaro Cárdenas; ahí se instaló el Presidente en 1934. Ahí también despacharon todos los presidentes hasta Vicente Fox; éste era el corazón de Los Pinos; aquí despachaban los presidentes.

En ese lugar hay una sala muy particular, que conecta directamente con el despacho presidencial. Ahí comenzó a despachar Cárdenas y luego se hicieron algunas adecuaciones. Éste era el despacho que concentraba en muy buena parte el poder. Ahí también estaba la oficina particular de la señora Marta Sahagún.

Este recinto histórico probablemente se transformará en un tipo de sala-museo; y vaya que lo merece, porque lo que se hizo y se vivió ahí por décadas fue, en muchos sentidos, histórico. Incluso nos comentan que se está trabajando para recuperar algunos objetos privados de Cárdenas para reconstruir esa historia.

El ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas tiene el acervo de su padre en su poder, el cual ha sido muy cuidado. Por cierto, Lázaro Cárdenas, hijo del ingeniero y nieto de Lázaro Cárdenas, es el coordinador de asesores del Presidente Andrés Manuel López Obrador; así que esta casa será también, dentro de este muy vivo Centro Cultural Los Pinos, quizá la parte más viva que vamos a encontrar en ella.

También visitamos el Salón Venustiano Carranza, el cual cuenta con un magnífico cuadro de David Alfaro Siqueiros. El Salón Miguel de la Madrid, mucho más moderno, era utilizado como un cuarto de análisis y conferencias, y era de lo más nuevo y moderno.

Visitar esta casa con sus imponentes jardines, era hasta hace muy poco algo impensable para muchos. Hoy, traspasar esa fortaleza es una realidad y cualquiera lo puede hacer. En este momento, lo importante era abrir Los Pinos para la gente. Se está trabajando ya en el proyecto de lo que será el Centro Cultural. Está a cargo de Isaac Masri quien, por cierto, no va a cobrar por esa responsabilidad. Habrá talleres de arte y cultura, además de espectáculos los fines de semana, como vimos recientemente.

El centro de poder del México contemporáneo se transforma en el Centro Cultural Los Pinos, y usted lo puede visitar. Vale la pena ir, aproveche estos días festivos. Por cierto, me tomaré unos días de descanso; le deseo una Navidad llena de amor y salud y un gran 2019.