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Los sindicatos no se pueden heredar, pues no son empresas: Napoleón Gómez Urrutia

En esta ocasión realizamos una entrevista Muy Personal con Napoleón Gómez Urrutia, senador y líder del sindicato minero, quien nos habla de su vida, su niñez, su familia, su formación, sus inicios en el sindicalismo y su labor legislativa.

 

BB: Platícanos de tu niñez; ¿cómo fueron esos primeros años?, ¿cómo logró el hijo de un campesino convertirse en un hombre poderosísimo en el gremio minero?

NGU: A mi abuelo no lo conocí, cuando nací él había muerto, pero era un hombre entregado al campo; a mis tíos, hermanos de mi padre, los visitaba mucho en la infancia, en mis vacaciones me iba a trabajar al campo. A los 17 años mi padre trabajaba en una fábrica de zapatos, “El Charrito”, y quiso organizar un sindicato; el dueño corrió a todos los que querían sindicalizarse y de ahí se fue a trabajar al sector minero, como peón, y fue creciendo, porque era un gran activista social y buscaba ayudar y mejorar a sus compañeros y a sus familias, y comenzó a crecer como dirigente sindical. Yo tendría unos 16, 17 años cuando empecé a acompañarlo a las visitas a las minas y a las plantas siderúrgicas, y era muy interesante estar a su lado en las asambleas con todos los trabajadores; a él le gustaba también que lo acompañara. A los 16 años bajé a mi primera mina en Real del Monte y vi las difíciles condiciones de trabajo a 900 metros de profundidad. Yo fui aprendiendo de él todo, como un ejemplo de inspiración.

BB: Terminas la prepa y dice tu padre: “Tienes que tener una preparación excelente”, y vienes a México y estudias en la UNAM.

NGU: Sí, estudié en la Facultad de Economía; me recibí con mención honorífica, siempre fui buen estudiante. En el último año de mi carrera el gobierno de Inglaterra me ofrece una beca para estudiar en Oxford; entonces, yo termino mi carrera, me recibo, me caso y me voy; ahí estuve cuatro años y medio. Hice la maestría y luego estudios de doctorado; de hecho, mi segundo hijo nació allá. Regresé y fui 12 años director de la Casa de Moneda en México; fui el primer presidente de la Organización Mundial de Directores de Casas de Moneda de México; di clases en el Tecnológico de Monterrey, en la UNAM, en la Autónoma de Nuevo León, cursos y seminarios; me gustaba la discusión siempre con los estudiantes.

BB: ¿Cómo conociste a Cotis, tu esposa?

NGU: En unas vacaciones de Navidad, mientras yo estudiaba en México fui a Monterrey y ella estaba con dos amigas y yo con mi hermano y otro amigo, les invitamos un café y me dijo: “vamos a platicar, pero yo tengo novio”; yo le dije: “no me importa, vamos a conocernos” y me invitó a una posada al día siguiente; creo que nos flechamos desde el primer momento. En la fiesta bailamos toda la noche y desde ahí hicimos toda una vida juntos. Nos casamos un par de años después; y tenemos tres hijos varones y cinco nietos: dos niñas y tres varones. Han sido muchos años de casados y lo voy a decir: ella es una guerrera, una luchadora social, estuvo conmigo esos años difíciles, nunca se quebró, ni ella ni mis hijos; y entre más me atacaban y me perseguían ,más unidos salíamos, más fuertes.

BB: Fallece tu padre, don Napoleón Gómez Sada, y quedas al frente del sindicato; ¿hubo oposición?

NGU: Unos años antes de que él falleciera yo empecé a participar en un proyecto en Durango; después me nombran delegado especial y asistente en la secretaría general del sindicato; regreso a México y el Comité Ejecutivo Nacional me nombra secretario general suplente. Cuando él se enferma, los últimos meses de su vida sigue al frente, pero baja su ritmo de actividad; entonces me quedo como secretario general interino cuando él muere. Sí hubo oposición, de mi padre y mía: él no quería que yo fuera líder sindical porque yo tenía una carrera profesional. Él decía que el mundo sindical es de traiciones, muy desgastante, difícil, donde siempre estás expuesto a ataques. Si defiendes a los trabajadores y sus familias del sentido contrario, del sector empresarial, te van a atacar, si te contrapones a algunas decisiones de cambios sociales o políticos… Él decía: “yo sabía hasta dónde estirar la liga sin que se rompa, yo busco las mejores condiciones”, y se entregó su vida a buscar las mejores condiciones de vida para los trabajadores. Lo mismo que después, cuando yo asumo esta responsabilidad; obviamente es el legado, esa experiencia que fui adquiriendo. En algunas ocasiones me acusaron de que yo había heredado el sindicato, pero siempre digo: “los sindicatos no se heredan, no son empresas”, los dueños de los sindicatos son los trabajadores. En este sindicato hay más de 250 mil trabajadores y al final ellos deciden y mandan; y si no haces bien tu trabajo, te corren. Cuando me eligen por primera vez como secretario general había una división interna entre dos grupos que aspiraban a sucederlo; uno estaba totalmente identificado y entregado a un grupo empresarial y el otro, a otro; y los trabajadores y líderes sabían que esto no podía quedar en manos de ninguno de los dos, porque obviamente lo iban a dividir; entonces, qué mejor que dar la continuidad a esto. Yo tenía planes para irme a dar clases, me habían invitado en Europa y a otros lugares…

Los enemigos todavía no asimilan que estoy de regreso, que soy senador de la República; le apostaron a que yo no iba a regresar y a acabar con el sindicato”

BB: Los 12 años que estuviste fuera de México nunca dejaste de trabajar en el sindicato.

NGU: Así es. Esto fue parte de una campaña de persecución política de estos empresarios que no pudieron colocar en la sucesión al frente del sindicato a uno de sus dos, no los puedo llamar líderes, dos personas que tenían ahí. Quedaron inconformes y comenzaron a atacar y a inventar calumnias, porque esas acusaciones falsas quedaron demostradas y probadas por la Suprema Corte: no sólo a mí, sino a todos los dirigentes los exoneró; hubo una auditoría internacional,  que relato en mi libro El colapso de la dignidad, y que demostró perfectamente la transparencia. Quien mejor sabe que nunca se debió un peso son los trabajadores. En mi exilio en Canadá me reeligieron seis veces unánimemente, en convenciones democráticas, ante notario público, con inspectores de la Secretaría del Trabajo. Tuvimos una gran ventaja: la tecnología, porque hace  20, 30 años atrás, hubiera sido muy difícil la comunicación. Fuimos los pioneros en el sindicalismo en establecer el sistema de videoconferencias por Skype y estar en contacto diario. Nunca dejé de trabajar y me visitaban frecuentemente los líderes; nos veíamos allá cada tres, cuatro semanas.

BB: ¿Cómo es el acercamiento con Morena?

NGU: En una gira que en 2017 hizo el Presidente Andrés Manuel López Obrador a Inglaterra y luego a España se encontró con líderes, tanto del Partido Laborista, en particular Jeremy Coryn, como de los sindicatos más grandes de los dos países, y hablaron muy bien de mí; ellos dijeron: “Hay un tema pendiente con México, es el regreso del dirigente del Sindicato de Mineros que está exiliado forzadamente en Canadá”; después él regresa y platicamos por teléfono; yo seguía en Canadá y surgió la idea de que yo fuera senador y trabajar con Morena. Yo ya no tenía la orden de aprensión; eso fue superado desde agosto de 2014. Yo soy un ejemplo claro de que la solidaridad internacional y la de todos los trabajadores mineros del país funciona; no pudieron contra toda esa gran solidaridad.

BB: Hay quien te acusa de estar detrás de estas huelgas en las mineras, ¿es así?; ¿quieres presidir el sindicalismo nacional?

NGU: No, mira, es parte de esta campaña, los enemigos todavía no asimilan que estoy de regreso, que soy senador; le apostaron a que yo no iba a regresar y a acabar con el sindicato y les cuesta trabajo asimilar que estoy dirigiendo parte de lo que me corresponde y estoy contribuyendo al cambio y a la transformación económica, política y social del país. Yo quiero hacer mi tarea y servir a los mexicanos y a la clase trabajadora; quiero que realmente en este país haya más justicia, más respeto a la dignidad de los trabajadores, que se mejoren las condiciones de bienestar, y ahí hay coincidencia con el proyecto de Andrés Manuel López Obrador, con quien tengo una buena relación, de mucho de respeto y reconocimiento. Acabamos de crear una Confederación Internacional de Trabajadores, a la que se han sumado muchos; iniciamos con 10 federaciones y 150 sindicatos y en poco más de un mes se han afiliado muchísimos más. Pero es una comisión democrática que nació de abajo, no fue propuesta del Presidente ni yo la inventé; son muchos sindicatos inconformes ante un vacío de representación de los sindicatos tradicionales que vinieron a decirme que querían formar una nueva organización, que si yo podría liderar y ayudarlos, y así se inició, pero esto es una confederación democrática, no pretende venir a quitarle ni sustituir a nadie. Yo lo que quiero es que esto se vuelva, como el Presidente lo ha dicho, un derecho libre y democrático de los trabajadores.

BB: ¿Cuál ha sido el día más feliz de tu vida?

NGU: Cuando nacieron mis hijos; yo estuve presente en el parto de los tres; verlos nacer fue una emoción que nunca se me va a olvidar; fue impresionante.

BB: ¿El más triste?

NGU: Quizá la muerte de mis padres.

BB: Napoleón Gómez Urrutia es…

 

NGU: Un luchador social.