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Los Texas, la pista no investigada del caso Colosio

Han pasado 25 años, pero todavía recuerdo perfectamente cuando venía en mi coche y escuché la noticia que el candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI) a la Presidencia de la República, Luis Donaldo Colosio Murrieta, había sido asesinado. Ese día la vida política de México cambió. Y también el rumbo del país.

 

Un crimen que nunca fue esclarecido del todo. Mario Aburto Martínez, quien ha sido señalado como un asesino solitario, fue detenido y está cumpliendo 25 años en prisión. Nunca ha declarado nada.

¿En realidad fue Mario Aburto un asesino solitario? ¿Lo hizo sin que hubieran otros actores involucrados?

 

Era 1994 y el narcotráfico estaba en auge. Una línea de investigación que no se tomó con la seriedad que ameritaba el caso, fue la del narcotráfico.

En Todo Personal presentamos una investigación especial que mi compañero Jorge Fernández Menéndez realizó en esos años.

Fernández Menéndez asegura que  el panorama del narcotráfico estaba muy presente en aquella época y que hay un rastro que las autoridades no siguieron en la investigación de Colosio que llevaba hasta Tamaulipas, donde operaba el Cártel del Golfo.

A principios de la década de 1980, en Nuevo Laredo, nació una banda criminal llamada Los Texas, la cual fue integrada en un principio por la familia Martínez Herrera. El jefe era Arturo, el número dos era su hermano Guillermo; otro hermano, Daniel, era el tercero al mando. Los tres se hacían llamar Águila 1, 2 y 3, respectivamente.

Parece que a nadie le llamó la atención que Aburto se hacía llamar también Caballero Águila.

Desde sus inicios, Los Texas estuvieron ligados al narcotráfico; además, fueron de los primeros que obligaron a las caravanas de indocumentados a transportar droga. Más tarde, fueron contratados para asesinatos a sueldo.

Se sabe que desde su inicio estaban coludidos con autoridades de seguridad del país. Contaban con la protección del entonces comandante de la Policía Judicial Federal (PJF), Guillermo González Calderoni, quien al ascender al cargo de director de Intercepción Aérea de la dependencia, enviaba parte de los decomisos realizados a este grupo criminal.

Los Texas se encargaban de comercializarla y, además, realizaban diversos trabajos para él y para quien era su socio cercano, Juan García Ábrego, líder del Cártel del Golfo.

Los Texas contaban con unos 50 pistoleros entrenados por Jaime González Beath, un exmiembro de las fuerzas especiales de Estados Unidos; también, con un grupo de 40 distribuidores de cocaína en la zona, que liquidaron a toda banda rival en esa ciudad.

Aburto Martínez escribió los cuadernos que se encontraron en un baúl en su casa cuando estaba en el domicilio de un tío que vivía en el norte de Veracruz, y cuyo vecino era uno de los principales operadores de Los Texas. Ahí adoptó, como los jefes de ese grupo criminal, el apodo de Caballero Águila, en un contexto de elucubraciones políticas sin sentido.

Fue en Nuevo Laredo, Tamaulipas, donde se perdió el rastro del revólver Taurus con el que se asesinó a Luis Donaldo Colosio.

Un mes antes del asesinato de Colosio Murrieta, el entonces candidato a la Presidencia estuvo en una cena realizada en Monterrey, Nuevo León. Entre los invitados llegó un personaje inesperado: se trataba de Humberto García Ábrego, hermano del líder del Cártel del Golfo.

Humberto se encargaba de las relaciones políticas de la organización criminal. Se sabe que un integrante del propio equipo de Colosio lo invitó.

Cuando el candidato presidencial supo que Humberto García Ábrego estaba ahí, hizo que lo sacaran de la cena.

Dicen que Colosio no estaba enterado que García Ábrego, junto con el Cártel del Golfo, había contribuido con recursos económicos para su campaña. Sin embargo, el priista sacó de la cena a Humberto para mandar el mensaje de que no tenía relación con ellos.

El Cártel del Golfo se sentía poderoso y Humberto García Ábrego quería participar en la sociedad y lo hacía brindando apoyo a diversos candidatos.

Son todos datos que no son concluyentes, pero que habría que haber analizado en su momento, en una investigación que no se abordó hasta que Luis Raúl González Pérez fue designado fiscal especial del caso. Para entonces habían pasado varios años y, sobre todo, Pablo Chapa Bezanilla había pervertido tanto la investigación que no era posible avanzar con certidumbre con este tipo de datos. El sábado se cumplieron 25 años del crimen.

La línea del narco

En 1993 Carmelo Herrera, primo de  Arturo, Guillermo y Daniel Martínez, Los Texas, saltó a la vista de las autoridades tras ser detenido en el aeropuerto capitalino transportando 700 mil dólares en efectivo que pertenecían al Cártel del Golfo, que encabezaba Juan García Ábrego, aunque el detenido quedó en libertad a los pocos días “por falta de pruebas”.

Carmelo Herrera presuntamente fue contratado para asesinar al entonces líder del PRI, José Francisco Ruiz Massieu, aunque no cometió el homicidio y, en cambio, se fugó con los 300 mil pesos que se le habían pagado por ello. En aquel entonces Herrera era vecino, en un domicilio ubicado al norte de Veracruz,  de un tío de Mario Aburto, lugar donde éste último presuntamente escribió varios cuadernos en los que se identificaba a sí mismo como Caballero Águila, lo que permitió especular que estaba relacionado con Los Texas.

 

El pasado viernes 22 de marzo, Mexicanos contra la Corrupción difundió un total de 75 fotografías que son parte del expediente del proceso penal  contra Mario Aburto por el magnidicio del candidato del PRI, ocurrido en 1994. Asimismo, destacan 300 videocasetes con los testimonios, además el casquillo y la ojiva involucrados en el crimen, entre otros elementos. Entre las fotos destacan las que muestran recreaciones del homicidio, que en el penal del Almoloya de Juárez realizó el propio Aburto con el arma que disparó contra Colosio, así como escenas del candidato el día de su asesinato.