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Maestros sin primaria

 

Ayer en estas páginas platicaba sobre la iniciativa preferente de Ley General para la Protección de los Niños, Niñas y Adolesentes, que el Presidente Enrique Peña envió al Senado de la República.

Uno de los puntos a tratar, y que seguramente será modificado cuando esta ley se apruebe, es que se podrá sancionar a la autoridad que no logre garantizar que la educación llegue a los niños.

La aprobación de esta ley en dichos términos implicaría que, por ejemplo, podrían ser sancionados los gobernadores de los estados en los que la educación es un problema.

Por ejemplo, en las entidades donde opera la CNTE que paradójicamente son las que mayor rezago educativo padecen: Guerrero, Oaxaca, Chiapas y Michoacán. Donde las huelgas de maestros son cosa de todos los días, y los educadores sólo velan por sus intereses económicos y políticos.

Con la ley se podría sancionar a estos gobernadores y se debería también de incluir a las autoridades federales. Alguien se tiene que hacer responsable de que todos los niños que viven en pésimas condiciones reciban por lo menos la educación que deben tener garantizada, según lo establece la Constitución.

El problema es muy complejo. Por ejemplo, en Oaxaca el número de miembros de la CNTE es hasta cinco veces mayor que el de los policías de todo el estado.

En ese caso se debería de solicitar a la Federación que brinde apoyo como lo hace en otros casos de seguridad. Pero no se ha dado a causa de los intereses tanto estatales como federales.

Otra buena opción podría ser el apoyo de la recién creada Gendarmería, que sería ideal para estos casos.

El tema de los maestros de la CNTE es de seguridad nacional y nadie lo dice así. Estos señores han podido desestabilizar el país cuando lo han querido.

Los números no mienten. Más de cuatro mil 600 maestros que enseñan en escuelas primarias no cuentan con una educación formal. Datos del censo magisterial confirman la magnitud del desastre educativo en nuestro país.

De la misma forma en que miles de maestros imparten clases que no han cursado, otros miles que nunca han pisado un aula de clases tienen plazas. Y otros más venden esas plazas o extorsionan a la sociedad para mantener sus prerrogativas.

Un ejemplo clarísimo. Hasta el 2010, Servando Gómez La Tuta recibió cheques por una plaza de maestro registrado durante 15 años en la escuela primaria Melchor Ocampo en la colonia Ejidal, del municipio de Arteaga, en Michoacán.

Tenemos ya una reforma educativa que está bien hecha, pero de qué nos sirve si en muchos estados ha sido tal la resistencia que no se ha podido aplicar.

Está también la iniciativa preferente que se tiene que resolver en estos días. Y puntos específicos del contenido son del tema educativo. Alguien tiene que garantizar la educación de los niños, y se tiene que hacer desde la administración federal en coordinación con las estatales. También deben tener responsabilidad los legisladores para aprobar leyes que garanticen la educación de los niños.

bibibelsasso@hotmail.com
Twitter: @bibianabelsasso