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Mamá Rosa, ¿negligencia o maldad?

¿Recuerda usted el caso de Rosa Verduzco, Mamá Rosa? Aquella mujer responsable del albergue La Gran Familia, en Zamora, Michoacán, y que en 2014 fue clausurado debido a las condiciones infrahumanas y abuso sexual que sufrían cientos de niños, jóvenes y adultos; pues falleció el pasado domingo a los 84 años.

 

Mamá Rosa murió víctima de un derrame cerebral derivado de complicaciones generadas por la diabetes mellitus que padecía. Entró al quirófano para que le cambiaran su marcapasos en el Instituto Nacional de Cardiología de la Ciudad de México, pero alrededor de las 14:00 horas falleció.

Fue el 15 de julio de 2014 cuando elementos federales encabezados por la PGR y la Sedena realizaron un operativo en el albergue La Gran Familia, ubicado en la calzada Zamora-Jacona, en Zamora, Michoacán, para rescatar a 596 personas que eran explotadas y sufrían maltratos físicos.

Las investigaciones para el rescate de los menores se realizaron a partir de la denuncia de cinco padres de familia, a quienes se les negó la devolución de sus hijos; además de al menos 50 denuncias en contra de los administradores, con lo que se obtuvo una orden para catear el lugar.

Ese día se rescató a 278 menores varones, 174 niñas, 6 bebés y 138 adultos cuyas edades iban de los 18 a los 40 años.

En el cateo se encontró a los niños en condiciones lamentables. Vivían entre ratas, chinches y pulgas.

Días después del operativo, el titular de la PGR, Jesús Murillo Karam, informó que no se ejerció acción penal contra Rosa del Carmen Verduzco debido a que presentaba síntomas característicos de trastornos de la senilidad; además, su condición mental y física la incapacitaban para llevar el control del albergue.

Contra los que sí se ejerció acción penal fue contra seis trabajadores; sin embargo, sólo dos fueron consignados (Felipe Serrano Gómez y José Enrique Hernández Valdovinos).

En ese 2014 investigamos a fondo el tema del polémico albergue. Encontramos una serie de contradicciones entre los testimonios.

Para algunos, Mamá Rosa fue un alma caritativa que ayudó a miles de niños para llevarlos por el camino del bien; mientras que para otros, la experiencia en el albergue fue un infierno.

Tras el operativo, salió a la luz una serie de historias terroríficas que vivieron los niños y adultos que habitaban el inmueble.

Quien fuera gobernador en Michoacán en el 2014, Salvador Jara, dijo: “Esto me deja consternado; no esperábamos las condiciones que se encontraron en el albergue”.

En ese entonces platiqué con María Ampudia, quien presidia una fundación y quien fue invitada como observadora por parte de la Segob, y me contó sus primeras impresiones al entrar al albergue.

“Lo primero  que  se ve es desaseo, niños viviendo arriba de botes de basura. En cuanto llegas tienes que pasar por un comedor para poder llegar a las habitaciones de tres metros por cuatro con puertas de metal, como si fuera cárcel. En las mesas del comedor ves vomitadas, cucarachas y ratas”.

¿Por qué no habían prosperado las denuncias? Le pregunté: “No pasaban porque parece ser que esa mujer tenía mucho poder aquí, en Zamora, pero sobre todo en el estado. Los baños de las niñas no tenían ni siquiera cortinas. He platicado con mujeres que llevan 25 o 30 años de estar ahí y refieren que toda la vida fue igual. Por eso me llama la atención que venga gente a decir que esta mujer manejaba todo correctamente. Unos baños donde no se les cubre y hay tantos hombres que están viendo a las niñas bañarse y se  propician muchas cosas”.

“Había mucho abuso sexual infantil incluso. Los niños te lo reportan.  Mi trabajo es la fundación, darle voz a los niños y yo a ellos los estoy escuchando. Yo no puedo creer que 400 niños te cuenten mentiras”.

“Para que los padres pudieran recuperar a sus hijos, les pedía 40 mil pesos o dos niños más”.

Lo que reveló María Ampudia lo confirmó días después la PGR, que, al recabar los primeros 12 testimonios de menores, constató la existencia de maltratos físicos, sometimiento en condiciones insalubres, amenazas y abusos sexuales.

Al menos seis de los 12 menores manifestaron ante el Ministerio Público las vejaciones de las que eran objeto, entre las que se encuentran violaciones sexuales y embarazos no deseados, además de abortos provocados y secuestros.

Relatan que eran alimentados con comida echada a perder; dormían en el suelo entre plagas; eran abusados sexualmente y no podían abandonar las instalaciones; además de que eran obligados a pedir dinero en calles y casas.

Aquellos que no hicieran caso a lo que se les ordenaba eran encarcelados en el denominado “Cuarto de Pinocho”, conocido así por una pintura del muñeco de madera y de Gepetto. Ahí podían pasar apartados hasta dos semanas, sin comer prácticamente nada.

Se supo que varios niños y jóvenes intentaron suicidarse al no soportar la violencia física y sexual de la que eran víctimas. Los bebés que nacían dentro de la casa hogar eran registrados como hijos de Rosa del Carmen Verduzco, sin permitir que los padres biológicos pudieran llevar alguna tutela o decisión sobre los menores, argumentando que los dejaría ir al cumplir la mayoría de edad.

Fueron décadas en las que Mamá Rosa estuvo al frente del albergue. ¿Qué sucedió? ¿Se le salieron las cosas de control ya cuando tenía una edad avanzada? ¿Empezó el fenómeno de la violencia y el narcotráfico y muchos delincuentes se empezaron a resguardar en el albergue?

Muchas personas reconocidas y serias abogaron por Mamá Rosa; Incluso en 2017 se publicó el libro La Gran Familia de Zamora, en el cual los autores salen en defensa de Rosa Verduzco y su labor que dio cobijo a miles de niños durante poco más de seis décadas.

La realidad es que Mamá Rosa empezó con un proyecto que en verdad en sus primeros años ayudó a mucha gente, pero con el paso del tiempo se fue desvirtuando.

Y es que tener un albergue de este tipo puede llegar a ser un gran negocio, ya que a muchas organizaciones no gubernamentales se les dan también recursos federales para sus proyectos.

Mucha gente que trabajaba con Mamá Rosa, está comprobado, cometió abusos imperdonables y casi ninguno pagó por eso.

La otra cara

Por el albergue de Mamá Rosa pasaron miles de niños a lo largo de varias décadas. En el sitio las condiciones de vida eran deplorables.

No obstante, cuando salieron a la luz pública las irregularidades que ahí había, numerosos políticos e intelectuales se manifestaron en defensa de Rosa Verduzco, entre ellos: el expresidente Vicente Fox, el exgobernador de Michoacán Leonel Godoy y exalcaldes de Zamora.

 

El 25 de mayo se presentó el libro La Gran Familia de Zamora (Grijalbo, Colegio de Michoacán, 2017), escrito por Jean Meyer, amigo personal de Verduzco, y el antropólogo Ricardo Fletes.

El historiador Meyer explicó: “Es un libro que busca explorar la verdad de lo que ha sucedido en cuanto al caso del albergue. Es una obra que recupera estudios y testimonios sobre niños que estuvieron ahí. El grueso de la obra está constituido por la tesis que Fletes realizó, pero a la cual le di una limpia, además de agregar nociones históricas como documentos y entrevistas con Rosa”, comentó.

Por su parte el investigador de la Universidad de Guadalajara y defensor de los derechos humanos de los niños, Fletes, vivió de cerca la comunidad de La Gran Familia de 1988 a 1992 y señala que la vida dentro del albergue era rígida y firme, pero sostiene que nunca hubo un abuso por parte de la directora hacia los niños, sino todo lo contrario.

 

El libro muestra un perfil de Verduzco como una mujer preocupada por la correcta educación de los menores, pero también poseedora de un fuerte carácter.