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Mató a sus padres para secuestrarla

Las historias de terror en la vida real, sin duda, superan la ficción. Y estos casos se cuentan por miles.

 

Apenas este jueves fue rescatada una niña de 13 años, Jayme Closs, quien estuvo  secuestrada por un joven de 21, que tenía una obsesión con ella. Para capturarla mató a sus padres y la tuvo retenida en una ranchería en la región rural del estado de Wisconsin, en el norte de Estados Unidos.

Dar con el paradero de la menor fue complicadísimo. Nadie imaginaba quién pudiera ser el asesino de sus padres y su raptor. La menor aparentemente no había tenido contacto con él nunca; incluso el FBI investigó las redes sociales de Jayme y no encontraron nada.

La pesadilla comenzó el pasado 15 de octubre de 2018. Poco después de la medianoche, la policía recibió una llamada al número de emergencias 911; el operador sólo pudo escuchar gritos en el otro extremo de la línea.

La llamada se hizo a través del teléfono móvil de Denise Closs, madre de Jayme. Al no tener respuesta, el operador localizó el origen de la llamada y mandó a las unidades de la policía, que llegaron al domicilio tan sólo cuatro minutos después.

Cuando las autoridades arribaron a la casa, se encontraron con que la puerta de la entrada había sido forzada y al interior hallaron a Denise, de 46 años, y su esposo James, de 56, muertos a tiros.

Los policías no encontraron armas ni sospechosos en la escena del crimen, pero sí se dieron cuenta de que faltaba la menor de 13 años.

Tras el crimen y secuestro, el sheriff del condado de Barron, Chris Fitzgerald, señaló: “No sabemos lo lejos que puede haber ido o si alguien se la llevó. No tenemos la respuesta a eso. Sólo sabemos que tenemos una escena de un crimen violento y una niña de 13 años desaparecida”.

Desde ese momento se emprendió una búsqueda titánica.

Dos mil voluntarios, dos terceras partes de la población de Barron, se unieron en la búsqueda masiva; mientras que el FBI ofreció una recompensa inicial de 25 mil dólares, luego la dobló. La policía recibió tres mil 500 pistas, pero ninguna condujo al secuestrador. A Jayme la buscaban hasta en Florida.

Pese a que seguían con la esperanza de localizar a Jayme, las posibilidades de encontrarla con vida se iban reduciendo. Finalmente, el pasado jueves 10 de enero, el Departamento del Sheriff del condado de Douglas notificó al Departamento del Sheriff del condado de Barron que habían localizado a Jayme con vida.

Fue localizada en Gordon, Wisconsin, un pueblo a poco más de 100 kilómetros al norte de donde se vio a Jayme por última vez. Jeanne Nutter, una trabajadora social que se dedicó durante años a la protección de menores, estaba paseando a su perro por un camino rural cuando una niña (Jayme) la llamó a gritos; la agarró, le dijo su nombre, le contó que no sabía dónde estaba y le pidió que por favor la ayudara.

Fue entonces que Nutter caminó hasta la casa de sus vecinos junto con Jayme. Peter Kasinskas estaba en la cocina cuando Jeanne empezó a llamar frenéticamente a su puerta; al abrir reconoció de inmediato a la niña, debido a que la pelirroja de 13 años aparecía en carteles pegados por todas las esquinas desde hacía tres meses.

En ese momento Jayme estaba muy callada, como en shock, contó Peter: “Queríamos que se sintiera cómoda. Tenemos un cachorrito y mi mujer le preguntó a Jayme si quería jugar con él; ella dijo que sí, se lo trajimos y se relajó”.

Poco a poco, Jayme les contó que no sabía dónde se encontraba, pero había pasado los últimos tres meses allí, encerrada en la cabaña de su captor, Jake Thomas Patterson, de 21 años.

Jayme les dijo no lo conocía de nada; pudo describir el coche de Patterson, gracias a lo cual la policía lo localizó y lo arrestó minutos después, cuando salió a buscar a la menor.

Cuando la policía llegó a la cabaña de Patterson localizó una escopeta, que fue la utilizada para matar a los padres de Jayme.

El joven de 21 años no tenía antecedentes penales, estaba desempleado y parece que no tuvo relación alguna con Jayme, ni a través de las redes sociales, antes del secuestro.

Se sabe que Patterson trabajó durante un día o dos en la misma fábrica de productos de pavo donde laboraban los Closs, pero las autoridades creen que no llegaron a conocerse; sin embargo, el sheriff Fitzgerald asegura que “tenía la intención específica de secuestrar a Jayme y se esforzó mucho en prepararse para hacerlo”.

Jayme está a salvo, mientras que Patterson comparece hoy lunes ante el juez.

Jayme no la tiene fácil: tendrá que trabajar el duelo de haber perdido a sus padres y el trauma del secuestro. Ahora está bajo la custodia de su tía Jennifer Smith, quien la está cuidando.

La historia de Jamey no es, ni remotamente, la única. En Estados Unidos el director ejecutivo del Centro Nacional para Niños Desaparecidos y Explotados (NCEMC), Bob Lowery, señaló en 2013 que cada día se reportaban dos mil casos de desapariciones infantiles, de los cuales uno por ciento estaba relacionado con secuestros en los que después de cierto tiempo lograban ser encontrados. La cifra no ha disminuido.

Pese a que en las desapariciones de menores en Estados Unidos un gran porcentaje logra ser encontrado o liberado, existen muchos casos en los que los desaparecidos no corren con la misma suerte.

Planeación meticulosa

Jake Thomas Patterson (primera imagen), el joven de 21 años acusado por el homicidio de James y Denise Closs (segunda foto) en su casa cerca de Barron, Wisconsin, y del secuestro de la hija de ambos, Jayme, planeó el ataque con el mayor detalle, al punto de que se rapó el cabello para evitar dejar evidencias forenses, dijo la policía del condado.

Aunque las autoridades aún siguen tratando de averiguar el motivo del secuestro, la policía asegura que la meta de Patterson era secuestrar a Jayme, pero que la familia no lo conocía. El abuelo de la menor de 13 años, Robert Naiberg, reiteró que sus parientes no tenían conexión con Patterson ni lo conocían.

Un detalle perturbador es que el hombre trabajó en la misma planta empacadora de pavos que James y Denise Closs estuvieron 27 años, pero por un solo día, hace casi tres años, antes de renunciar, diciendo que se iba a mudar.

Patterson no tiene antecedentes penales. Se graduó en el distrito escolar de Northwood en Minong, Wisconsin, y sus padres se divorciaron en 2007, según los registros judiciales.

El sábado una tía de Jayme, Jennifer Smith, colocó un mensaje en Facebook, en el que describió que la chica “durmió muy bien” en su primera noche de regreso.

 

“Es sumamente agradable tenerla de vuelta en casa”, dijo, aunque admitió que pasará mucho tiempo hasta que la niña supere el trauma de la pérdida de sus padres y su cautiverio.