“México vive ausencia de duelo, como si se minimizara el dolor”
¿Qué está pasando en nuestra sociedad, para que un hombre asesine a su esposa y luego la desolle, como en el caso de Ingrid? ¿Cómo puede pasar que seres humanos secuestren a una menor de siete años, la violen y maten, como en el caso de Fátima? ¿Quién asfixia a una bebé de cinco meses, como en el caso de Carol Naomi?
Y estas historias se cuentan por decenas, todos los días, en México.
Hoy platico con mi maestro, Raúl Quintanilla, psiquiatra, quien entiende claramente el comportamiento humano.
“Cuando un estado de ánimo aparece es porque ya hay un elemento acumulado con anterioridad”.
Y sí, es un momento de hartazgo, porque historias como la de Fátima, Ingrid o Carol Naomi, se cuentan por decenas, todos los días, en México.
Hoy se reporta un estallido
RAÚL QUINTANILLA: Me gustaría que tocáramos algo que ha sido tema de conversación en varias situaciones. Estamos en un país que ya está viviendo algo que se llama “ausencia de duelo”; pareciera como si el dolor de la población o el dolor de nuestra sociedad estuviera siendo minimizado y solamente estamos cayendo en una cultura del escándalo, en esa cultura del escándalo; vemos una gran cantidad de personas que solamente con un sentido verdaderamente irreal empiezan a decir una gran cantidad de palabras que no tienen nada que ver con lo que está sucediendo; cuando un país cae en ausencia de duelo es que ya la sociedad no está entendiendo la importancia y el valor de las cosas. La sociedad mexicana se está volviendo frívola y la frivolidad no es algo juguetón, no; la palabra frívola, la palabra frivolidad quiere decir no entender o no ser consciente de la importancia de las cosas.
BB: Las mujeres ya estamos entendiendo que no podemos vivir con tanta violencia y con muchas menos oportunidades que los hombres.
RQ: Ya no estamos entendiendo el sentido, fíjese, señora, se están pronunciando valores de carácter moral, como decir que tan sólo es un problema de pobreza o es un problema creado por un sistema neoliberal; todas esas cosas son ideas que tocan la moral, ¿sí?; es muy interesante, la Ciudad de México ha sido gobernada por la izquierda desde 1997; ellos han tenido a cargo todo eso y han tenido la misma problemática que los neoliberales: resolver esta situación.
¿Qué no estamos resolviendo? La manera en que observamos el problema; si quieres resolver un problema tienes que aceptar que lo tienes, y tenemos que aceptar que tenemos una sociedad que, desde un punto de vista, no controla en lo más mínimo y no tiene conciencia de la palabra límite; o sea, hemos perdido el valor de las palabras, en este manejo del espacio y del tiempo, donde las cosas se cruzan, los elementos abstractos, como la palabra respeto, la palabra amor, la palabra felicidad, la palabra decencia, la palabra límite, han perdido su valor.
Ésta es una sociedad, si se da cuenta, que no está cambiando, Alessandro Baricco lo dice en uno de sus últimos libros; “estamos mutando como sociedad, adoptando valores que ni siquiera pensamos hace veinte años que podíamos, de alguna manera, entender”; y estamos ante la necesidad de reconocer que la problemática está en nuestra casa, en nuestro hogar, en nuestro lenguaje; trate de pensar lo que escucha un niño en un hogar por hacinamiento, por rencor, por alcohol, por drogas, las cosas que escucha, los elementos que él tiene enfrente, emociones adultas que él no tiene que sostener, y se va a dar cuenta de que el núcleo familiar, la célula familiar, ya no contiene, ya no es el controlador social.
BB: ¿Cómo ha cambiado esta sociedad a lo largo de los últimos años?
RQ: Yo puedo decir que ahora estamos en una época que le voy a llamar “de detonación”, ¿sí?; tal vez podemos decir que por el hecho de las redes sociales, que yo no creo que sean benditas, ¿sí?; el hecho de las redes sociales, tenemos más derecho a la información, no; yo creo que por las redes sociales tenemos mucho más derecho a la desinformación, porque lo que llega nos saca por completo del conocimiento; hay una gran cantidad de ruido, de cosas que no son ciertas, pero hace veinte años por lo menos…, mire, tengo 65 años, recuerdo que nunca necesité en mi vida compañía para ir a la escuela; lo daban por descontado; entonces voy a decir que en la década de los 60 y en la de los 70, los niños y los adolescentes podíamos salir a la calle, vivir en la calle, movernos en la calle, y no sucedía absolutamente nada; había un grado de confiabilidad en nuestra forma de vivir.
Claro, siempre ha habido gente agresiva, siempre ha habido gente patológicamente deformada, siempre ha habido los trastornos sociales; pero dése cuenta de que la detonación de algo nos está diciendo que hay un síntoma nuevo, y ese síntoma nuevo tenemos que atacarlo.
BB: ¿Cuál es ese nuevo síntoma?
RQ: Hay una gran cantidad de problemas que no se entienden y no se notan, hasta que detonan, ¿sí?, son enfermedades que de repente no se logran comprender, ¿por qué no se logran comprender? Porque hemos dejado de observarnos, hemos dejado de escucharnos, hemos dejado de utilizar el lenguaje como fenómeno comunicatorio, para convertirse en un proceso donde se relacionan los seres humanos sin la más mínima individualidad; si se da cuenta, hay un personaje que detona con violencia, con cosas, y uno puede ponerse a pensar si esta mujer no vio algo extraño en este personaje, no vio algo que no le gustaba, porque es imposible que una persona que detona no haya traído una sintomatología detrás, costumbres diferentes, lenguaje diferente, ordinariedad que de repente se pasa y se confunde con cierta simpatía, como se maneja ahora; y ese tipo de cosas que son simpáticas, que nos parecen extrañas en un proceso de distancia, son una locura y un suplicio en la vida en pareja y en una casa.
Entonces, de todos los seres humanos en pareja, de todos los seres humanos presionados por la existencia, de todos los seres humanos que están siendo frustrados porque no tienen posibilidades, detonan seres humanos que no están a gusto con su condición de realidad, y observando tanto estímulo de la realidad no pueden más que sentirse rechazados, acomplejados, con rencor; y no hemos hecho un proceso de acercamiento social para que la gente sienta y entienda cuál es su condición y, de acuerdo a eso, no reviente en estados de cólera.
“La mujer ha encontrado el espacio de libertad necesario para decir ‘ya no más’; es el desgaste de la posición masculina”
BB: ¿Por qué sentimos que ahora hay más violencia?
RQ: Cuando un estado de ánimo aparece es porque ya hay un elemento acumulado con anterioridad. ¿Qué quiere decir? Si algo detona, eso que detona es porque algo lo provocó, había algo acumulado y necesitó el estímulo detonador para que se presentara; en relación al proceso de la mujer y su forma de establecer un lenguaje, por primera vez de decir “basta”, tiene que ver no solamente con el hecho de que haya aumentado, sino con el estado de ánimo de una sociedad de mujeres.
Hay un proceso acumulativo, hay una sensación de injusticia, hay una sensación de no soportar más silencio; el género masculino, debido a su incoherencia y a su poca clase, y a su poca estabilidad emocional, ha venido perdiendo terreno en el manejo del poder.
Como antes se hacía, en las relaciones alguien tenía un poder aparente y otro tenía un poder real, ¿sí?, y entonces, con ese proceso del conflicto del poder en una pareja, el hombre ha venido perdiendo terreno, porque al fin de cuentas, la furia, el enojo y la ira te desgastan, ya no son iguales; la ira es el único pecado capital por el cual un ser que tú amas te deja, ¿sí?, entonces, los hombres han perdido terreno emocionalmente, han perdido lenguaje, han perdido capacidad de solucionar conflictos; hay muchas mujeres que ahora los están rebasando.
En México, 25 por ciento de los hogares son mantenidos por mujeres solas. El equilibrio, el concepto de la autoridad y los valores de la masculinidad están totalmente modificados; en ese sentido, la mujer ha encontrado el espacio de libertad necesario para decir “ya no más”. Es el desgaste de la posición masculina y la acumulación que hay en una sociedad que ya está harta y solamente ha necesitado estímulos recientes para poder brincar y llevar las cosas a un plano donde alguien tenga que hacer algo; porque las palabras ya no son suficientes.