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México y Estados Unidos: amistades e intereses

Antony Blinken, secretario de Estado de Estados Unidos, llegó este lunes a México en un viaje oficial. Se reunió con el Presidente Andrés Manuel López Obrador y con el canciller Marcelo Ebrard.

Blinken viene a México acompañado de la secretaria de Comercio de Estados Unidos, Gina Raimondo, en una muestra de que uno de los temas más importantes a tratar en la agenda bilateral son los acuerdos comerciales, y en este momento particular los contratos en temas de energías que el Gobierno mexicano ha amenazado con cancelar.

Desde el inicio de esta administración, las contrapartes estadounidenses le habían pedido al Gobierno mexicano que se respetaran los contratos ya firmados, sobre todo en los cuales ya había fuertes inversiones estadounidenses. No se han respetado del todo y ése, quizá con la migración y la seguridad, han sido los temas más álgidos entre ambas naciones.

Este encuentro ocurre en medio de dos procesos de solución de controversias comerciales, uno cuyo fallo se dará a finales del año en curso, relacionado con diferencias en la interpretación de reglas de origen automotrices, en el marco del T-MEC; otro sobre la inconformidad de Estados Unidos por ciertas políticas energéticas de México.

En julio pasado, los gobiernos de Estados Unidos y Canadá plantearon una controversia contra la política energética de México, tras la Reforma Energética impulsada por López Obrador, que limita la participación extranjera en el sector.

Estos gobiernos consideran que la reforma favorece a la Comisión Federal de Electricidad (CFE), en detrimento de las firmas privadas, lo que a su juicio violaría normas del T-MEC. Los cambios normativos, que limitan la participación extranjera y privada en la generación de energía, también han sido criticados por empresas de España e Italia.

La controversia está en fase de consultas, puede durar 75 días y, si no hay acuerdo, se procedería a convocar un panel de arbitraje, que, según los especialistas, pone en riesgo al Gobierno mexicano, pues deberá enfrentar sanciones arancelarias que, según expertos, ascienden a 30 mil millones de dólares.

Con las tensiones conocidas entre ambos países, el propio López Obrador dijo, poco antes del encuentro con Blinken, que “no hay pleito” con Estados Unidos. “Nuestros adversarios se frotan las manos y ya llevan cuatro años porque quisieran que nos peleáramos. Se quedarán frotando. No puede haber pleito, porque los acuerdos que hay son benéficos para ambas naciones. Ya no es el tiempo de antes que podían gobiernos extranjeros tomar represalias, incluso, en el extremo, invadirnos, eso ya no, México es un país independiente, libre, soberano”, aseguró el mandatario mexicano.

López Obrador ha asegurado que la relación con el presidente estadounidense, Joe Biden, es buena, ha recordado que recientemente éste le envió una carta “con el propósito de que se mantenga la relación de respeto, que se siga manteniendo el respeto a las soberanías de los dos países, una política de buena vecindad, y no hemos tenido problema”.

Visita esperada

Lo cierto es que en Estados Unidos, al igual que en México, se han adelantado las campañas electorales y nuestro país es parte central en ese discurso tan polarizado, sobre todo en temas de seguridad y migración. El principal lema de Trump para su campaña, y que ahora es tomado por los republicanos es la construcción del muro para cuidar sus fronteras.

Cuando asume en diciembre del 2018 el Presidente López Obrador, con Trump en el poder, el nuevo Gobierno del Presidente mexicano decidió abrir las fronteras, pero eso coincidió con un deterioro económico en México y uno mucho mayor, económico e institucional, en América Central. Como consecuencias, comenzaron a popularizarse las caravanas migrantes masivas, ante la profunda irritación del gobierno de Trump.

Ahora, con el presidente Joe Biden al frente de Estados Unidos, el resguardo de sus fronteras también se ha hecho un tema central, de eso depende en gran medida que los demócratas puedan permanecer en el poder.

La seguridad en Estados Unidos incluye el control de sus fronteras y que se reduzca el ingreso de fentanilo a su país, droga introducida principalmente por narcotraficantes mexicanos y que está dejando cerca de 100 mil muertos al año.

Lo cierto es que se ha querido culpar a México de las muertes por fentanilo en nuestro vecino país del norte, pero también podríamos decir que hay productores de esa droga, porque están los consumidores y las armas estadounidenses.

Recordemos que México y Estados Unidos firmaron el año pasado un nuevo acuerdo en materia de seguridad, desapareció la Iniciativa Mérida, para dar paso al Acuerdo Bicentenario, en el que ambos buscan la protección de la población del impacto del consumo de drogas, la prevención de la delincuencia transfronteriza y el desmantelamiento de las redes criminales.

En octubre pasado, en la pasada visita de Blinken a México, se reinstauró el Diálogo Económico de Alto Nivel entre México y Estados Unidos tras estar suspendido. En esa ocasión, el funcionario estadounidense también sostuvo una reunión privada con el Presidente López Obrador.

Y desde julio de este año, se intensificaron los roces entre el secretario de Estado, Antony Blinken, y López Obrador, cuando el mandatario mexicano expresó su molestia por las declaraciones del funcionario estadounidense sobre los periodistas asesinados en nuestro país, que suman 13, lo que López Obrador calificó como una intromisión.

Esperemos que, en esta nueva visita, se hayan alineado los intereses de ambos países.