Morir en manos de policías municipales
Algo muy grave está pasando, sobre todo en el sistema de justicia en muchos municipios del país; en estos últimos días lo que hemos visto es simplemente terrible. La corrupción y la falta de preparación hacen que algunos policías municipales no estén preparados y acaben con la vida de seres humanos, directa o indirectamente.
En Oaxaca, Abigail Hay Urrutia era una joven de 30 años, casada, que vivía en Salina Cruz. El pasado viernes 19 de agosto sostuvo una discusión acalorada con su pareja en plena vía pública.
Los policías municipales llevaron a la pareja a la comandancia local, donde recibiría una sanción administrativa; sin embargo, Abigail fue detenida, dicen, debido al estado en el que se encontraba y a su actitud.
Su padre, José Luis Hay, acudió a buscarla y cinco horas más tarde de su detención y al intentar verla, los policías le indicaron que había muerto, que se había suicidado, lo cual rechazó y aseguró que fueron los policías quienes “trataron mal a su hija”.
No lo dejaron ver el cuerpo de Abigail en los separos, y reclama que no le han entregado el acta de defunción. Él asegura que se percató de que su hija “tenía una herida en la garganta, como si la hubieran ahorcado con un mecate”.
Mientras que la hermana de Abigail indicó que su hermana tenía huellas de tortura.
Por lo pronto, el funeral de la joven está suspendido porque la familia exige esclarecer los hechos e investigar el caso como feminicidio.
Ante las protestas, el alcalde de Salina Cruz, Oaxaca, Daniel Méndez, dijo que será la Fiscalía estatal la que realice las indagatorias para determinar lo que pasó con la joven.
No es posible que se pretenda decir que hubo un suicidio, cuando ni siquiera se han realizado las pruebas periciales y que las autoridades simplemente digan que se trata de un suicidio.
Ese mismo día se dio a conocer otro caso de abuso policial. Se trata de una joven que estaba en una celda en la comandancia de Huixtla, Chiapas.
En el video se observa a la mujer de espaldas hacia una reja, tiene el cabello amarrado a los barrotes, en ese momento, se acerca un elemento policiaco y con un cúter le corta una parte de su cabello.
La mujer se desvanece y cae hacia el piso; luego se escuchan unas risas, y le avientan agua en la cara.
Los hechos sucedieron el pasado 15 de agosto y las autoridades indicaron que “la dama alteró el orden público entre las calles Negrete y Matamoros, de esa localidad de la región Soconusco, y por eso fue ingresada a prisión preventiva, en donde estaría 24 horas”.
Las autoridades explicaron que se inició un procedimiento administrativo en contra de dos mujeres policías, porque se advirtió que no actuaron de forma adecuada para tratar ese problema. Además, la Fiscalía de Chiapas abrió una carpeta de investigación contra los policías que la detuvieron.
Exigen justicia
Otro caso que causó indignación ocurrió el 9 de junio del año pasado. La doctora Beatriz Hernández Ruiz murió tras ser detenida en los separos del municipio Progreso, en el estado de Hidalgo.
La joven de 29 años, que hacía su residencia en el Hospital General de Pachuca, estuvo involucrada en un accidente vial. En un video que circuló a través de redes sociales se ve a una mujer policía que la somete por el cuello para subirla a una patrulla.
La policía municipal intervino tras el accidente debido a que hubo disturbios, aunque, de acuerdo con versiones, la doctora bajó de su vehículo para asistir a las personas a las que chocó, pues argumentaba que tenía conocimientos médicos y podía ayudar.
Las autoridades reportaron que después de su detención, Beatriz Hernández fue llevada a las instalaciones de retención primaria de la Dirección de Seguridad Pública municipal, donde un perito certificó “características físicas atribuibles a sustancias”.
Hernández fue visitada por su padre, quien la acompañó durante un tiempo. “Posteriormente fue encontrada suspendida con un objeto en el cuello, por lo que el gobierno municipal desplegó las acciones oportunas para evitar lesiones”.
Las autoridades señalaron que la víctima fue llevada a un hospital, donde se confirmó que había fallecido. La presidencia municipal lo reportó como suicidio.
Dos días después de los hechos, el 11 de junio, la Procuraduría General de Justicia de Hidalgo informó que siete policías del municipio de Progreso de Obregón, fueron detenidos por el feminicidio de la doctora.
Y tres meses después, los policías quedaron libres luego de que se reveló en el proceso judicial un video en el que supuestamente Bety estaba en estado de crisis, se colocó una tela blanca alrededor del cuello, trepó por los barandales de la galera y se dejó suspender.
Sin embargo, la juez reconoció que faltó preparación y protocolos por parte de los policías que detuvieron a la joven, por ello, la omisión de auxilio se mantuvo porque en la galera no salvaguardaron la vida de Bety.
Y no podemos olvidar que, en el caso de los 43 jóvenes desaparecidos de Ayotzinapa, fueron entregados a sicarios por policías municipales de Iguala y de Cocula, o el año pasado, cuando la policía de Tulum acabó con la vida de una madre de hijos pequeños cuando la trataron de someter. Pero como éstos, son decenas de casos que suceden todo el tiempo en México.
De acuerdo con la investigación “Policía mexicana: brutalidad sin límite”, que forma parte del Proyecto Piloto de Periodismo de Investigación de la UNESCO, de 2015 a 2020, se iniciaron al menos 33 mil 750 carpetas de investigación por delitos relacionados con brutalidad policial en todo el país, pero de ellas, sólo se judicializaron 1.1% y 0.5% concluyeron en una sentencia condenatoria: 99.5% quedaron en la impunidad.
El mismo reporte señala que en 24 estados impartieron cursos a policías sobre perspectiva de derechos humanos y el uso proporcional de la fuerza pública, pero aún existen rubros que no han sido atendidos en su totalidad como contar con equipo y herramientas suficientes para que las policías locales cumplan su labor.
Urge atender a las policías municipales, mayores controles de confianza y preparación, para evitar este tipo de tragedias que se viven todos los días en el país.