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“No puedo trabajar con gente tan sucia”

Hace unas semanas la presidenta municipal de Gómez Palacio, Durango, Leticia Herrera, dio un discurso a la ciudadanía que daba mucha risa escucharlo, por el tono en que lo decía; pero tiene toda la razón.

 

“Yo así no puedo trabajar con gente tan sucia, porque luego van a exigirme a mí ¡con unos huevos! ‘¿Es que mire el drenaje cómo está?’ ¡Y ustedes no se fijan cómo tiran la basura! No, ¡no se vale! Es ciudadanos y gobierno, de la mano, juntos, porque la basura no camina…”.

“En dos días que ha llovido, y aquí estan las fotografías, 200 toneladas de basura sacamos de las alcantarillas. Entre las que había un colchón, un sillón y llantas de coche”.

Esta alcaldesa no se equivocó en lo que dijo; si bien es cierto que la fuerza de la naturaleza nos ha demostrado su poder y lo vulnerables que somos, los ciudadanos hemos puesto todo de nuestra parte para que las afectaciones sean más graves de lo que pudieran ser.

No sólo es Gómez Palacio, Durango; este penoso fenómeno ocurre en todas las entidades del país. Año tras año lo sufrimos en la Ciudad de México, donde 50 por ciento de las inundaciones son generadas por la basura.

En la capital del país se generan al día casi 13 mil toneladas de basura; tan sólo en el Centro Histórico se recogen 447 toneladas al día, a cielo abierto, sobre todo plásticos y hules.

De las 200 mil rejillas existentes en las calles, el Sistema de Aguas de la ciudad reporta que al día extrae hasta 350 toneladas de basura.

La Secretaría del Medio Ambiente (Sedema) tiene identificados mil 229 tiraderos clandestinos, de los que más de la mitad se ubican principalmente en las delegaciones Iztapalapa, Cuauhtémoc y Benito Juárez.

Del total de desechos generados cada día, aproximadamente ocho mil 600 toneladas son enviadas a rellenos sanitarios, mil 900 a reciclaje, mil 100 a plantas de composta y mil 100 más a las cementeras, para usarse como combustible alterno.

Las inundaciones en el país generan más caos de lo que deberían; sobre todo en las zonas urbanas.

Se estima que en México se producen 86 mil toneladas diarias de desechos, de las cuales, 13 por ciento está a cielo abierto, mientras que 87 por ciento restante está en los basureros.

Es por eso que el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred) ha pedido a la ciudadanía que mantenga las coladeras limpias, deposite los restos en su lugar y que no arroje basura en espacios públicos, alcantarillas, barrancas y ríos.

Además, pidió podar los árboles, recoger las hojas y las ramas para que no obstruyan el paso del agua, e informar a las autoridades de los cambios en los ríos y quebradas, así como el olor y el aumento o disminución del flujo de agua.

Lo que está pasando en Sinaloa es una verdadera tragedia; casi 70 por ciento del estado está inundado, lo que ha afectado a 1.9 millones de personas. Es verdad, el río se ha desbordado en muchísimas ocasiones; hace falta un rediseño de ingeniería, sin duda. También es verdad que por el cambio climático, las precipitaciones son cada vez más abundantes. Pero si se tuvieran todas las coladeras limpias, las afectaciones podrían disminuir un poco.

La semana pasada vimos cómo las fuertes lluvias provocadas por la depresión tropical 19-E, que se estacionó dos días en tierra, ocasionó severas afectaciones en al menos 11 de los 18 municipios del estado.

Las fuertes lluvias e inundaciones dejaron pueblos incomunicados y miles de damnificados; tan sólo en Ahome, 85 mil casas resultaron con daños. En el municipio de El Fuerte, 72 comunidades sufrieron severos daños en la infraestructura de agua potable, drenaje y alumbrado público; mientras que 52 escuelas reportan afectaciones por el exceso de humedad.

En Los Mochis, en un día cayó 40 por ciento de la lluvia de todo el año; mientras que en Culiacán, 30 por ciento.

Entre el 16 y el 20 septiembre se acumularon cantidades mínimas de lluvia de 320 milímetros y el día que llovió más, una máxima de 442.5 milímetros. Cabe señalar que en Sinaloa, el acumulado anual es de 400 milímetros; ningún fenómeno natural había arrojado tanta agua en la entidad.

Hasta el pasado lunes se habían reportado cuatro personas muertas, tres mujeres desaparecidas y habían sido evacuadas 2 mil 658 personas a 20 albergues.

La Sagarpa estimó que en Sinaloa, 15 mil hectáreas de cultivos agrícolas sufrieron pérdida total; mientras que mil 920 hectáreas, siniestro parcial.

Más de mil 500 soldados viajaron a Sinaloa y Sonora para apoyar en labores de ayuda y limpieza. Además de estas entidades, la depresión tropical 19-E afectó a los estados de Baja California Sur, Chihuahua y Durango.

Por lo pronto, además de modificar hábitos para evitar este tipo de afectaciones, debemos estar preparados para reaccionar ante cualquier emergencia durante esta temporada de lluvias y evitar así una tragedia.

Y es que la fuerza de la naturaleza nos puede sorprender en cualquier momento, como ocurrió en Peribán, Michoacán, donde las fuertes lluvias ocasionaron el desbordamiento de un río y una represa, causando la muerte de al menos siete personas y varios desaparecidos.

Fue este domingo cuando pasadas las 17:00 horas, una fuerte lluvia provocó el incremento del cauce del río Cutio y de la represa Parástico, lo que formó una fuerte corriente de agua y lodo que dañó al menos 20 casas y arrastró varios autos en las colonias Las Tirinditas y Río Negro, del sur de la cabecera municipal de Peribán. 

Ante estas temporadas de lluvias uno tiene que estar prevenido; pero, además, estar atentos de que no haya basura en los desagües. Con ese simple hecho, los estragos se pueden atenuar muchísimo.

La fuerza de la naturaleza

 

Las intensas lluvias de los últimos días golpearon diversas regiones del país, principalmente Sinaloa, donde el pasado lunes fue localizado el cuerpo de una mujer que fue arrastrada por la corriente del Arroyo del Piojo, en Culiacán, cuando, junto con otra fémina, trató de ayudar a su vecina octogenaria. Las dos últimas continúan desaparecidas.

El paso de la depresión tropical 19-E por Sinaloa, en el litoral del Pacífico, dejó inundaciones, devastación, familias desalojadas y comunidades incomunicadas. Hasta ahora se contabilizan cinco muertos en la entidad a causa del fenómeno y 12 en la región por las precipitaciones.

 

En Michoacán aún se reportan cuatro personas desaparecidas y siete fallecimientos luego del desbordamiento del río Cutío, que afectó además viviendas y caminos.

Para municipios de estas dos entidades, así como para Sonora, la Secretaría de Gobernación emitió la declaratoria de desastre, con lo que podrán acceder a fondos federales para atender las necesidades alimenticias, de abrigo y de salud de la población afectada.

 

De igual manera, las secretarías de la Defensa Nacional y Marina aplican sus planes de apoyo a los habitantes y desplegaron a cientos de efectivos en las entidades para apoyar a la limpieza y a quienes debieron trasladarse a albergues; en tanto que la CFE y Conagua trabajan para restablecer el suministro de servicios. Sin embargo, se prevé que la tormenta tropical Rosa afecte con lluvias intensas el litoral del Pacífico, cuando ya se resiente la saturación de líquido en el subsuelo.