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No quieren ser juzgados en EU

La moda existe hasta si un narcotraficante evita o no la extradición. Si prefiere o no ser juzgado en su país.

Desde la llegada de Donald Trump al poder, aun con los beneficios que otorga la ley americana a los delincuentes si se declaran culpables y colaboran siendo testigos protegidos, los narcos ya no quieren ir a Estados Unidos, y los que están allá buscan regresar.

Así es el caso de Ismael El Mayo Zambada, que ha exigido al Gobierno de México su repatriación a través de una carta.

Su abogado, Frank Pérez, dijo que el cofundador del Cártel de Sinaloa estaría dispuesto a declararse culpable ante las autoridades estadounidenses, si con esto consigue, por un lado, no ir a juicio y, por otro, que no sea sentenciado a pena de muerte.

En la Corte Federal de Nueva York enfrenta 17 cargos relacionados con tráfico de drogas, actividades con armas de fuego y lavado de dinero.

Difícilmente, Zambada podría ser castigado con la pena de muerte por varias razones: la manera en que llegó a Estados Unidos, el estado donde es juzgado, que es Nueva York, donde hay muy pocas sentencias de pena de muerte, pero sobre todo que es un hombre mayor, con una enfermedad terminal, además de que tiene mucha información que le es valiosa a las autoridades de EU.

La carta que el narcotraficante entregó al consulado de México en Nueva York se trata de la segunda carta, escrita por el capo. Son 33 páginas en las que advierte que, de no ser repatriado, podría haber un colapso en la relación entre México y el país vecino, que su “caso puede constituir un punto de fractura en la relación en materia de cooperación de impartición de justicia entre México y los Estados Unidos”.

También señala que, “además, esto constituirá un precedente peligroso que permitiría que en cualquier momento cualquier Gobierno extranjero pudiera, de manera impune, violentar nuestro territorio y soberanía”.

Y como estrategia de presión, nombra a sus abogados, que son cercanos a gente de Morena y que incluso uno de ellos fue diputado federal suplente del guinda.

Los abogados del Mayo se basan en diversos acuerdos internacionales para plantear la solicitud de repatriación al Gobierno de México.

Ismael Zambada dijo que para esta carta recibió asesoría jurídica de Juan Pablo Penilla Rodríguez y Juan Manuel Delgado González, quienes también se ostentan como defensores de Miguel Ángel Treviño Morales, alias Z-40, identificado como exlíder del cártel de Los Zetas, y su hermano Omar Treviño Morales, alias el Z-42.

POSIBLE EXTRADICIÓN

Ambos han logrado frenar su extradición a Estados Unidos gracias a sus estrategias legales. Hace un par de semanas, los abogados Penilla Rodríguez y Delgado González encabezaron una rueda de prensa en la que aseguraron que Miguel Ángel Treviño Morales, quien actualmente está preso en el Centro Federal de Readaptación Social número 4 de Tepic, Nayarit, no sería el jefe criminal, sino que se trataría de un homónimo.

Y es que Estados Unidos ha pedido desde hace tiempo la extradición de estos dos narcotraficantes. El Departamento de Justicia de Estados Unidos asegura que existen acusaciones formales en contra del Z-40 y el Z-42 por su participación como líderes de Los Zetas.

Rafael Caro Quintero es otro narcotraficante que ha hecho todo lo legalmente posible para no ser extraditado. Hace poco obtuvo otro amparo que le permitió frenar temporalmente su extradición al país vecino.

El llamado “narco de narcos” es requerido por cargos de narcotráfico y por estar vinculado al crimen de Enrique Kiki Camarena, agente de la DEA, ocurrido en 1985.

Desde que fue reaprehendido en julio de 2022, durante un operativo desplegado por la Secretaría de Marina en el municipio de Choix, Sinaloa, Caro Quintero permanece en el penal del Altiplano, Estado de México.

Hasta el momento, Caro Quintero ha logrado conseguir en dos ocasiones amparos para poder evadir a la justicia en Estados Unidos. Hasta hace poco, muchos narcotraficantes incluso se entregaban por voluntad propia a la justicia estadounidense y se convertían en testigos protegidos a cambio de beneficios en sus condenas y condiciones carcelarias.

Y sí, muchos que se declararon culpables hace unos años, hoy han quedado en libertad. Pero con la llegada de Trump, estamos regresando a las épocas de Pablo Escobar Gaviria, cuando los narcotraficantes a lo que más le temían era a la extradición.

Pablo Escobar Gaviria, siendo el máximo líder del Cártel de Medellín, estaba en su apogeo y, teniendo todo el poder y el dinero, decidió enfrentar una guerra contra el Estado de su país, Colombia. La razón era evitar, como fuera, ser extraditado a Estados Unidos. Este motivo hizo que se uniera con sus socios y rivales para tratar de evitar ser enviados fuera de su país.

Empezaron un movimiento muy intenso que generó el auge máximo de violencia vivida en ese país. Era 1986 cuando se creó el grupo de Los Extraditables. Estos hombres llegaron a matar y a secuestrar a políticos que propusieran la extradición. “Preferimos una tumba en Colombia que una cárcel en Estados Unidos”, dijeron.

Hoy, sin duda, los narcotraficantes, sobre todo aquéllos que tienen muchos más recursos, se sienten amenazados de que los juzguen en Estados Unidos.

Y a días de que se cumpla el plazo que dio Donald Trump para imponer aranceles, en caso de que no se controle la seguridad, lo que sucede es que se está ejerciendo una presión máxima para que el gabinete de seguridad dé fuertes golpes en los próximos días.

A esta historia todavía le faltan muchos capítulos.