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Para entender Guerrero

 

Hace unos días se celebró el centenario de Octavio Paz, quien planteaba la necesidad de desprenderse de una cultura de dominación, de sujeción, más que de los poderosos en sí. Definía Paz: “El patriarca protege, es bueno, poderoso sabio. El macho es el hombre terrible, el chingón, el padre que se ha ido, que ha abandonado a la mujer y a los hijos…”.

Hay hechos del pasado que nos sirven para comprender el presente. Guerrero es el caso. Siempre ha sido un estado complicado y no se pueden entender sus problemas sin ponderar el rol que han jugado los caciques, los de ayer y los de hoy. Muchos vinculados con la guerrilla, otros con los grupos de autodefensa. Algunos con ambos o con el narcotráfico o el tráfico de madera. La violencia que se ha vivido en Guerrero muestra que los patrones siempre se repiten.

Rogaciano Alba fue uno de los caciques más poderosos de los últimos años. El ex líder ganadero fue detenido en febrero del 2010 acusado de innumerables muertes en la Tierra Caliente de Guerrero.

Considerado invariablemente un factor de poder en toda esa zona, el nombre de Alba también apareció en agosto del 2009 cuando fue asesinado el líder del congreso de Guerrero y precandidato a gobernador, Armando Chavarría. El PRD acusó originalmente del hecho a Rogaciano, pero luego las investigaciones, como casi siempre en este tipo de casos, derivaron hacia asuntos de la vida afectiva del político. Y finalmente no llegaron a nada.

Le voy a contar una historia: entre el 4 y el 5 de mayo del 2008, un comando de cincuenta sicarios asesinó en la zona de Petatlán a 17 personas, incluidos los dos hijos y la esposa de Rogaciano Alba y le secuestró a otra hija. Según la información que dio en aquellos días el entonces secretario de Gobierno, Armando Chavarría, grupos cercanos a los Beltrán Leyva acusaban a Alba de ser parte del cártel del Chapo Guzmán y el Mayo Zambada. Pero también se dijo que eran parte de grupos armados que señalaban al propio Rogaciano Alba de estar ligado al asesinato de la abogada Digna Ochoa —que según la información oficial, se suicidó.

Al día siguiente del ataque, el entonces gobernador, Zeferino Torreblanca, dijo que no había ninguna prueba contra Rogaciano Alba, contradiciendo a su secretario de Gobierno. Horas después, Chavarría presentó su renuncia irrevocable. No era la primera vez que había diferencias entre ambos. Poco antes, durante las elecciones internas del PRD para gobernador, que ganó Torreblanca, éste había dicho que Chavarría y la corriente que encabezaba, Polo Guerrerense, era de “corruptos que siempre habían medrado del partido”. Chavarría opinó que Torreblanca no tenía “tamaños” para gobernar la entidad. Los dos tenían buena parte de razón.

Luego de aquella masacre, y de la renuncia de Chavarría, comenzó una intensa ola de violencia en el estado que incluyó venganzas entre distintos grupos, asesinatos de narcotraficantes y ganaderos, además de 20 militantes del PRD, sobre todo en la zona de Petatlán, la Costa Grande y el área cercana a Zihuatanejo.

La semana anterior a la muerte de Chavarría todo se radicalizó por un hecho: aparecieron narcomantas en Acapulco acusando a Rogaciano Alba de trabajar para el Mayo Zambada y haber creado un membrete llamado Ejército de Liberación del Pueblo para ajustar cuentas contra militantes perredistas. Y ese supuesto Ejército de Liberación del Pueblo acusó a grupos armados y del PRD, en los que participaba Chavarría, de apoyar a los Beltrán Leyva.

Tras el asesinato de Chavarría, distintos grupos del perredismo local señalaron a Rogaciano Alba, pero también al entonces procurador del estado y al propio ex gobernador Torreblanca de estar protegiendo al líder ganadero.

Petatlán ha sido zona de guerra entre grupos del narcotráfico, políticos y armados, todos mezclados. Por cierto, de allí surgió Servando Gómez, La Tuta, el líder del cártel de La Familia y de Los Templarios. Era maestro normalista en Petatlán, por eso dicen las autoridades que La Familia actuaba con métodos ideológicos similares a los de un grupo guerrillero.

Y este grupo criminal fue aliado de los Beltrán Leyva, pero rompió con ellos y luego se convirtió en uno de los principales aliados del cártel del Chapo Guzmán, aunque reconvertido en Los Templarios ahora también rompió con ellos. ¿Y sabe cómo se llama el conjunto de música grupera más popular de Petatlán? La banda Petatlán de Sinaloa.

El caso de Rogaciano Alba es una de las historias más claras de poder político y caciquil que termina relacionado con el crimen organizado. Hoy ya está detenido, pero su captura no alcanzó para acabar la violencia en la Tierra Caliente de Guerrero y Michoacán. Son muchos los caciques que siguen operando en el primero.

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