Que no se olvide el 7 de septiembre
Se cumple poco más de un año de aquel terremoto registrado a las 23:49 horas, el pasado 7 de septiembre, con epicentro a 133 kilómetros al suroeste de Pijijiapan, y que duró alrededor de tres minutos.
Un sismo de 8.2 grados que convirtió en zona de desastre poblaciones de Oaxaca, Chiapas y, en menor medida, Tabasco.
Hace un año viajamos, junto con Jorge Fernández Menéndez, para hacer un recorrido por las zonas afectadas por el sismo. Visitamos a las personas que perdieron todo.
En la región del Istmo de Tehuantepec, en Oaxaca, se encuentran dos de los municipios más afectados: Juchitán y Asunción Ixtaltepec.
Estos municipios están en tierra zapoteca, cuya lengua y cultura aún se mantienen vivas. En la antigua cultura zapoteca, la unidad familiar estaba organizada en un sistema similar al matriarcado, mismo que se mantiene en Juchitán y en toda la región hasta el día de hoy. Tierra de hombres y mujeres fuertes, quienes, aunque dicen no perder la fe, se muestran con rostros desconsolados por haber perdido prácticamente todo.
En Juchitán se cayeron los cuatro edificios emblemáticos: la iglesia, la escuela, la presidencia municipal y el hospital. Una de cada tres viviendas tiene daños. En Asunción Ixtaltepec, el daño es proporcionalmente mayor, pero la población es menor.
Hace un año aterrizamos en la Base Aérea Militar de Ixtepec, donde los soldados trabajaban con el Plan DN-III en turnos de hasta 16 horas para no dejar de armar y distribuir la ayuda. También, marinos, policías federales, miembros de la Cruz Roja y voluntarios.
Platiqué con algunas mujeres que estaban internadas, porque quedaron atrapadas entre los escombros; una de ellas me contaba que cuando se cayó parte del techo de su casa, se bloqueó la puerta y ya no pudo salir; sus vecinos llegaron a auxiliarla, pero tardaron horas porque no había luz. La otra estaba ya adormilada e intentó salir corriendo, pero le cayó parte de la pared sobre una pierna y la paralizó. Ambas requerían cirugías delicadas. Y como ellas, hubo cientos de heridos.
Recorriendo las calles de Juchitán, casi todas las viviendas y negocios tenían algún daño. Según el censo levantado, una de cada tres viviendas tiene daños.
Son más de 39 mil casas y todos los edificios importantes de la zona de Juchitán los que presentaron daños. Muchos fueron erigidos desde la época colonial y las construcciones no cuentan con las medidas de seguridad que se requieren para soportar temblores. Y más en un Istmo, que es tierra sísmica.
El saldo del movimiento telúrico del 7 de septiembre de 2017 en Oaxaca fue de al menos 79 personas muertas (otras cifras hablan de 82), 107 heridos, casi un millón de damnificados y más de 63 mil viviendas dañadas. Los municipios más afectados fueron Juchitán, Asunción Ixtaltepec, Ixtepec, Unión Hidalgo, Tehuantepec, Reforma de Pineda e Ixhuatán.
Sin embargo, a un año de la tragedia, al menos cinco mil 200 personas no han recibido los recursos para reconstruir su hogar debido a que, en una primera instancia, la mayoría de sus viviendas fueron catalogadas con daño parcial, pero tras las continuas réplicas terminaron por colapsar.
Pero no son todos: además de éstos más de cinco mil damnificados, hay otras tres mil 846 viviendas que no han podido iniciar su reconstrucción por falta de recursos. A esto se suman otros 400 damnificados que no han recibido su tarjeta del Fonden debido a errores en los datos o inexistencia de los domicilios.
También estuvimos en Chiapas, donde conocimos en carne propia el dolor de sus habitantes. Comunidades enteras en las que, literalmente, no ha dejado de temblar.
De acuerdo con Protección Civil del estado, hasta el 6 de septiembre de este 2018 se habían registrado 26 mil 781 réplicas desde el pasado 7 de septiembre de 2017. En lo que va del año se cuentan dos mil 337 sismos, lo que representa 12 por ciento de la actividad sísmica del país.
El saldo del terremoto de hace un año en Chiapas fue de 16 muertos, 26 heridos, un millón 470 mil damnificados y más de 46 mil viviendas dañadas. Los municipios más afectados fueron Cintalapa, Jiquipilas, Arriaga, Tonalá y Villaflores. Al menos 90 de los 125 municipios de la entidad registraron daños.
Al igual que en Oaxaca, los habitantes de esta entidad han denunciado la entrega incompleta de recursos. Las historias se cuentan por cientos; es por eso que no les ha quedado de otra, que comenzar a construir sus casas con sus propios recursos.
A estos casos se suman al menos tres mil damnificados a los que no les han liberado los recursos para la reconstrucción de sus casas, pese a que fueron catalogadas como pérdida total.
Y no han recibido el capital porque, según el gobierno estatal, no le han entregado los recursos de coparticipación que le correspondían.
Hoy, aunque usted no lo crea, no hay cifras oficiales de la reconstrucción. Los números publicados no coinciden. Y las autoridades estatales manejan sus propias cifras.
Hoy, todos hablan del terrible sismo que afectó a la Ciudad de México, y por supuesto que hay que estar enfocados en los damnificados y afectados por el sismo del pasado 19 de septiembre, pero no hay que olvidar a los que viven en poblaciones mucho más pobres y alejadas y a quienes les será prácticamente imposible restablecerse sin apoyo.
Sortean las carencias
A un año de los sismos del 7 y 19 de septiembre de 2017, el Gobierno federal informó los avances en la reconstrucción: reportó que 98% de los planteles educativos del país con daño grave ha sido atendido, con una asistencia casi total de sus alumnos.
Destacó que, a la fecha, 13.8 millones de alumnos (98.4% de los estudiantes afectados) toman clases en sus inmuebles originales, 142 mil (1%) lo hacen en aulas temporales, y 87 mil menores (0.6%) asisten a sedes alternas. Según la Unicef, al menos 3 mil 444 escuelas de Chiapas y Oaxaca que sufrieron daños continúan sin ser reparadas o reconstruidas, como en Juchitán de Zaragoza.
Este municipio oaxaqueño es reflejo de que la reconstrucción va lenta. El Palacio Municipal perdió la parte lateral izquierda y 50% de su estructura resultó dañada. Aún así, ante este inmueble, pobladores realizaron una ceremonia en honor de los 82 muertos que dejó el sismo de 8.2 grados el 7 de septiembre.
Principalmente en el Istmo de Tehuantepec se han registrado protestas, bloqueado calles y retenido servidores públicos para agilizar la entrega de recursos. La lentitud en la entrega de recursos ha provocado la molestia de los damnificados, como es el caso de quienes se dedican a la industria del totopo, pues en muchos casos tardaron 11 meses en recibir 3 mil pesos para reconstruir sus hornos.
En Tonalá, Víctor Jesús Zavala, un profesor jubilado, sigue en espera de recibir algún apoyo luego de perder su casa. Aunque intentó reconstruir su vivienda con sus ahorros, la dejó a medias por falta de fondos.