Back

“Todas las ministras que ha tenido la Corte han sido excepcionales”

La candidata a Ministra destaca sus 35 años de servicio público; enfatiza su labor como madre de dos hijos y su trabajo al mismo tiempo en el máximo tribunal; descarta que sus relaciones hallan impulsado su carrera

Este próximo domingo 1 de junio se llevará a cabo la elección del Poder Judicial.

Una de las candidatas a ser ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación es Yasmín Esquivel Mossa, quien se encuentra actualmente en funciones en ese cargo.

Mucho se ha dicho, pero ¿quién es en realidad esta mujer que se convirtió en una de las 16 ministras mujeres en 200 años? ¿Cuál ha sido su trayectoria para poder llegar a donde está? Platicamos en esta entrevista muy personal con la ahora candidata a ministra de la SCJN, Yasmín Esquivel Mossa.

YEM: Sí. Mi madre es de Arandas, Jalisco, aunque estuvo poco tiempo ahí. Su papá, mi abuelo, era militar, mi padre es de Mexicali, Baja California, y ellos asientan su hogar aquí, en la Ciudad de México.

Yo nací aquí hace 56 años, y a lo largo de toda mi vida, uno de los privilegios que tuve fue ser la mayor de cinco mujeres, y así fue el transitar de mi vida con cuatro grandes compañeras con quienes tengo una magnífica relación.

BB: ¿Qué te decían tus papás de chiquita? ¿Te veían enfocada hacia las leyes?

YEM: Ellos siempre apoyaron todas las decisiones que yo tomé; mi mamá siempre fue una mujer en quien tuve un respaldo enorme a lo largo de toda mi carrera y ellos, desde que yo ingresé al bachillerato, en la Preparatoria 9 de la Universidad Nacional Autónoma de México, ya veían que yo tenía esa inclinación por el derecho.

Tenía un profesor-abogado que era de la materia de Estudios Sociales y Políticos de México, y él fue el que mayormente me inquietó para inclinarme por el estudio del Derecho, sobre todo buscando la justicia, los valores, los derechos de las personas. Cuando decidí estudiar la carrera de derecho en la UNAM, no tenía claridad si iba a ser juzgadora o litigante que abogara por los derechos de las personas. Cuando tenía 23 años, me incliné por el servicio público y fue cuando decidí entonces dedicar mi profesión a servir a los demás.

BB: Y empiezas a trabajar.

YEM: Efectivamente, ingresé en 1985 como servidora pública en lo que era la Delegación Coyoacán —ahora son alcaldías— como jefa del Departamento de Capacitación de Personal, un puesto importante y de muy buen nivel de acuerdo con mi edad; 23 años, estaba a punto de titularme.

Después estuve en Benito Juárez, más tarde en Azcapotzalco, luego en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, también pasé por el Infonavit, en la Procuraduría General de Justicia. Después de la licenciatura hice la maestría en la Universidad Panamericana, y más tarde el doctorado en un programa de la Universidad Complutense de Madrid, que tiene la Universidad Anáhuac.

Fue en el año 2000 que tomé varias decisiones importantes que marcan mi vida: una es ser mamá, la segunda fue hacer el doctorado y la otra, dedicarme a la impartición de justicia. Yo había trabajado en las diferentes esferas de gobierno, en los tres poderes, Legislativo, Ejecutivo y Judicial, pero ahora, dedicarme de lleno totalmente al ámbito jurisdiccional.

BB: Más de 20 años en esta carrera jurisdiccional, en donde tuviste trabajos muy importantes en el Tribunal Agrario y en el Administrativo de lo Contencioso.

YEM: Sí, no ha sido fácil. En el 2000 ingreso a los Tribunales Agrarios como secretaria de Estudio y Cuenta, una materia técnica, muy delicada, porque se trata de acercarnos a grupos vulnerables, los campesinos.

En 2004 ingreso como magistrada de los Tribunales Agrarios, y en 2009 el jefe de Gobierno me invita a trabajar en el Tribunal de Justicia Administrativa, y tres años después, en enero de 2012, mis compañeros magistrados deciden que yo sea su presidenta y presido el Tribunal.

BB: Y nace tu primer hijo.

YEM: Efectivamente, José Manuel era muy pequeñito; tendría dos o tres años cuando fui magistrada la primera ocasión y, bueno siempre combinando la vida profesional con la de mamá. La impartición de justicia es un trabajo que absorbe muchísimo tiempo, porque son muchos los expedientes; siempre tenemos pendientes que estudiar, siempre tenemos cosas que realizar, acuerdos que desempeñar, personas que ver, partes que hay que visitar, además del tiempo que hay que estar en los tribunales.

A José Manuel lo llevaba yo muy temprano a la guardería, me iba a trabajar y, cuando terminaba de trabajar, a las 6 o 7 de la noche, pasaba a recogerlo y ya me venía con él a la casa; así fueron muchos años y hay que combinar esta parte profesional con la parte de ser mamá y dirigir las tareas de todo lo que conlleva la responsabilidad de atender a los niños, porque ahora tengo dos.

BB: Te separas del papá de José Manuel y te casas con José María Riobóo.

YEM: Después de mi primera relación, que es con el papá de José Manuel, me separo y me caso, hace más de 13 años, con José María Riobóo. Cuando yo me caso con José María, ya había sido magistrada de los Tribunales Agrarios, ya era magistrada en el Tribunal de Justicia Administrativa de la CDMX y estaba a unos meses de ser presidenta del Tribunal de Justicia Administrativa.

BB: Con esta trayectoria es difícil que te digan ‘como es la esposa de tal está en la Suprema Corte de Justicia de la Nación’.

YEM: Es toda una vida de trabajo, son 35 años en el servicio público; yo conocí a José María hace nueve años; entonces, nada más injusto que pensar que llego a la posición donde estoy por José María Riobóo, no hay valoración a toda la carrera que tengo. Yo ya había sido aprobada por el Senado por unanimidad en 2004, muchos años antes de que yo conociera a José María Riobóo. Yo ya había pasado por la Asamblea Legislativa en otro nombramiento como magistrada e inclusive ya había sido ratificada como magistrada en los Tribunales de Justicia Administrativa.

BB: Y una vez que llegas a la Suprema Corte, es un trabajo público, donde se puede ver quién sabe y trabaja y quién no.

YEM: El reto aún es mayor. Cuando yo comparecí ante el pleno del Senado para ser ministra de la Corte, en esta tribuna, sin duda la más alta del país, sabes que te están viendo cientos o miles de personas y que hay muchas mujeres que están viendo tu actuación. En ese momento pensé, justamente, en aquellas mujeres que vienen detrás de nosotros y que tenemos que hacer una actuación ejemplar. Hubo unas antes que abrieron brecha: doña Cristina Salmorán de Tamayo, la primera ministra de la Corte en 1961; doña Victoria Adato; la ministra Margarita Luna Ramos… En fin, mujeres talentosas. Todas las ministras que ha tenido la Corte han sido mujeres verdaderamente excepcionales.

BB: ¿Cuál ha sido el día más feliz de tu vida? ¿Y cuál ha sido el más triste?

YEM: El día más feliz de mi vida ha sido cuando llegó José Manuel, el mayor; y Miguel Ángel, por supuesto, son los dos días más felices de mi vida. Y días más tristes, afortunadamente no recuerdo alguno que me haya marcado, quizá cuando murió mi abuelo hace ya más de 10 años.