Trump, culpable
“Ninguno de los hechos del 6 de enero de 2021 hubiera ocurrido sin él”, es parte del resultado de la investigación contra Donald Trump, realizada desde hace 18 meses en el Congreso de Estados Unidos.
El expresidente fue señalado de cuatro cargos: obstrucción de un procedimiento oficial, conspiración para defraudar a Estados Unidos, conspiración para hacer una declaración falsa, incitar, asistir o ayudar a una insurrección.
Trump asegura que las implicaciones serán principalmente políticas, no legales, porque el comité legislativo sólo puede hacer recomendaciones al Departamento de Justicia, pero su reporte no puede ser vinculante para que enfrente un proceso legal.
El asalto al Capitolio es uno de los episodios más oscuros en la política estadounidense, en el que cientos de simpatizantes de Trump cometieron actos vandálicos; cinco personas murieron por la toma del inmueble. Los simpatizantes de Donald Trump buscaban interrumpir la sesión para contar los votos del Colegio Electoral y certificar la victoria de Joe Biden en las elecciones presidenciales de 2020.
El informe que inculpa a Trump fue votado por siete demócratas y dos republicanos en la Cámara de Representantes, quienes aseguran que el exmandatario instigó a sus partidarios a realizar el asalto, a pesar de que sabía que se estaban violando varias leyes federales. Trump buscaba lograr que se anularan las elecciones y así tener la posibilidad de permanecer al frente de la Casa Blanca.
El jefe del comité, el demócrata Jamie Raskin, asegura que tiene suficiente evidencia para respaldar las acusaciones contra Trump, y si se declara culpable de los delitos por los que el comité lo acusó, podría enfrentar multas considerables, más de 10 años de prisión, y se le prohibiría postularse para un cargo político en el futuro.
Raskin entrevistó a más de mil testigos, obtuvo más de un millón de documentos y revisó cientos de horas de videos, incluyendo imágenes obtenidas de teléfonos celulares, redes sociales, cámaras de seguridad, servicios de noticias y cinematógrafos profesionales que documentaron la violencia de los partidarios de Trump.
Incluso en la última audiencia se reveló que Hope Hicks, asesora de Trump en dos periodos diferentes de su presidencia, así como durante su campaña de 2016, expresó a su jefe la preocupación de que, al empeñarse en el fraude electoral, estuviera “dañando su legado”. A lo que aquel le respondió: “A nadie le importará mi legado si pierdo las elecciones”.
Además de referir las imputaciones, el panel decidió también recomendar al comité de Ética de la Cámara de Representantes sanciones a cuatro diputados republicanos: Kevin McCarthy, que se convertirá en presidente de la Cámara baja en enero; Jim Jordan, Scott Perry y Andy Biggs, todos cercanos a Trump.
Evidencia suficiente
Éste es un golpe político importante para Trump, ya que podría enfrentar un escándalo político con este informe, además de que está perdiendo poder. Dos miembros del comité: los republicanos Adam Kinzinger, por Illinois, y Liz Cheney, de Wyoming, no alcanzaron los votos suficientes en las recientes elecciones intermedias para renovar su asiento en el nuevo Congreso, que arrancará trabajos en enero de 2023. Y es que de los cargos políticos que fueron votados este año en las elecciones intermedias de Estados Unidos, aquellos impulsados por Donald Trump perdieron su elección.
Hasta el momento, se sabe que el gran jurado convocado por abogados federales ya emitió citaciones a docenas de funcionarios de la administración y de la campaña de Trump y solicitó muchos de los mismos documentos del gobierno anterior, revisados por el comité del Congreso.
Se trata de cuatro altos funcionarios del gobierno de Trump por desacatar sus citaciones para rendir testimonio. Dos de ellos, el exasesor económico, Peter Navarro, y el exasesor estratégico, Steve Bannon, fueron acusados por el Departamento. Banon fue sentenciado a cuatro meses de cárcel y se encuentra libre, mientras apela la sentencia; el juicio contra Navarro comenzará en enero.
Trump también se enfrenta a investigaciones por la retención de documentos confidenciales en su residencia de Mar-a-Lago, por interferencia en las elecciones en una querella en Georgia y por fraude con la valuación de sus empresas en Nueva York. A ello se suma que un comité de la Cámara de Representantes debe votar para hacer pública o no la declaración fiscal del expresidente.
En medio de esta crisis política, la popularidad de Trump sobrevive, pese a que las encuestas revelan que pierde terreno ante el otro posible candidato republicano a la Presidencia en 2024, el gobernador de Florida, Ron DeSantis.
Trump ya no sabe qué hacer para poder conservar su popularidad y ser competitivo para buscar la candidatura republicana para el 2024, algo que hoy parece que está difícil que lo pueda logar, incluso puso a la venta su imagen de forma virtual con los NFT, que son activos digitales encriptados. En este caso el expresidente de Estados Unidos aparece vestido como cazador de faisanes, como superhéroe que dispara rayos láser por los ojos, como astronauta, y en otras poses.
La idea fue criticada por los aliados más cercanos de Trump, como su exjefe de campaña, Steven Bannon, y su exconsejero de Seguridad Nacional, Mike Flynn, con el argumento de que el mercado de los NFT cayó 85% desde sus máximos de principios de año, y la tecnología blockchain, con la que se elaboran esos activos digitales, estaban por los suelos debido a los resultados de las criptomonedas.
Sin embargo, en un día Trump vendió 45 mil imágenes irrepetibles, cada una a 99 dólares, demostrando que hasta la crisis financiera sabe cómo darle la vuelta y que lo suyo son los negocios, en la política no está precisamente en su mejor momento.