Un asesinato satánico
Una mujer apodada Ma Memije, y que era considerada la principal bruja satánica del país, fue secuestrada, torturada y asesinada en Chilpancingo.
Decía que atendía desde deportistas, artistas y hasta políticos. Aseguraba que entre sus clientes había pastores, creyentes católicos, sacerdotes, un obispo, políticos, deportistas, funcionarios; “gente grande, gente poderosa”.
Ma Memije aseguraba que era hija del Diablo, y desde hace 20 años se dedicaba a la magia negra. Su nombre era María Guadalupe Memije Bazán.
El pasado domingo 30 de junio, en Chilpancingo, Guerrero, el pacto de Ma Memije con el Diablo parece haber terminado luego de que fuera localizada sin vida. Pero antes de su muerte fue torturada; tenía un lazo atado a la muñeca de su mano derecha, la golpearon severamente en todo el cuerpo, le arrancaron las uñas de sus pies y después le dieron el tiro de gracia.
Su cuerpo fue encontrado cerca de las 07:30 horas sobre una calle de terracería que está a espaldas del Hospital General en Tierras Prietas, a un costado de los puestos de comida y la farmacia.
La bruja de 44 años se volvió famosa en Chilpancingo por instalar un altar a Satanás afuera de su casa, situación que provocó molestia y temor entre los vecinos católicos, por lo que hicieron una procesión desde la iglesia de San Mateo, rociaron agua bendita y rezaron hasta llegar frente de la casa de Ma Memije, donde oficiaron una misa y colocaron una imagen de San Miguel Arcángel.
También aseguraba que tenía pacto con el Diablo, practicaba la magia negra, leía las cartas, hacia amarres, curaciones y trabajos especiales, e incluso dicen los que la conocían que mataba con brujería.
Ma Memije decía que veía a Dios y al Diablo como sus padres y que era capaz de trabajar con ambos, aunque ella misma se proclamó la hija del Diablo.
Treinta y dos días antes de ser asesinada, la bruja denunció públicamente que recibió amenazas de muerte y agresiones físicas, de las que responsabilizó a la bruja Zulema.
Aseguró que el 29 de mayo una pareja se metió al patio de su casa y la atacó a pedradas. “No voy a rajarme, yo soy 100 por ciento del Diablo y soy su hija predilecta”, sentenció.
Pero ella también amenazaba. En su página de Facebook se pueden observar publicaciones como una en la que advertía a una mujer de Puebla que se estaba “colgando de su fama”; la disputa era por la venta de pulseras a su nombre.
La mujer, también conocida entre sus seguidores como La Bruja del Diablo o La Bruja del Pueblo, relataba que profesaba Palo Mayombe, una de las religiones africanas que se extendió principalmente en América Central y el Caribe con la llegada de esclavos.
Esta práctica mezcla el chamanismo africano con los elementos del espiritismo y se caracteriza por trabajar con las energías de muertos y espíritus para hacer el bien o el mal.
Lo cierto es que el culto al satanismo está mucho más presente en la sociedad de lo que creemos. El satanismo es una religión establecida de manera oficial en Estados Unidos y de ella se han desprendido diversas creencias.
Pero la creencia en la brujería es común en numerosas culturas desde la más remota antigüedad, y las interpretaciones del fenómeno varían significativamente de una cultura a otra.
En el Occidente cristiano, la brujería se ha relacionado con la creencia en el Diablo, especialmente durante la Edad Moderna, en que se desató en Europa una obsesión por la brujería que desembocó en numerosos procesos y ejecuciones de brujas (cacería de brujas).
Las brujas tienen una gran importancia en el folclore de muchas culturas y forman parte de la cultura popular.
Lo cierto es que el ocultismo y el poder en América Latina han estado estrechamente relacionados.
Desde tiempos remotos faraones, emperadores, reyes, conquistadores, presidentes y dictadores han puesto su destino en manos de chamanes, oráculos, brujos, médium y guías espirituales.
Uno de los primeros líderes en promover lo oculto para el beneficio del poder fue el dictador haitiano Francois Duvalier, mejor conocido como “Papa Doc”. De hecho, Duvalier aseguró que él fue el responsable del asesinato de John F. Kennedy en 1963, gracias a los hechizos que conjuró contra el mandatario estadounidense.
Otro mandatario al que se le atribuyeron nexos con lo esotérico fue al presidente argentino Juan Domingo Perón, de quien se decía recurría a los servicios de consultoría y asesoría espiritual de su secretario particular, José López Rega, alías El Brujo Criollo o El Rasputín de la Pampa.
México es otro país en donde se realizan supuestas prácticas espiritistas en las altas esferas de la política.
La relación con la brujería comienza en la convulsionada etapa de la Revolución mexicana, allá por 1910, cuando líderes revolucionarios abrazaron el espiritismo como práctica que influyó en sus decisiones personales y políticas
El venezolano Hugo Chávez es otro de los gobernantes a quienes se le atribuyeron supuestos actos de brujería dentro de su gobierno. Las teorías de “magia negra” en el seno del Ejecutivo venezolano se dispararon luego de que el mandatario ordenara la exhumación del cuerpo del libertador Simón Bolívar una madrugada de julio de 2010.
A raíz de su enfermedad, chamanes amazónicos y santeros cubanos llevaron a cabo ceremonias por la salud del presidente venezolano, que incluso fueron transmitidas en directo por la televisión estatal.
En México, en abril pasado, fue asesinada otra mujer que daba servicios de adivinación, brujería y lecturas a personajes involucrados con el crimen organizado.
Se sabe que un grupo de sicarios en Abasolo, Guanajuato, la ejecutó. La habían contratado para hacer un trabajo de protección para un líder criminal. El trabajo falló, el líder criminal fue ejecutado y su gente mató a la mujer conocida como La Bruja, quien había cobrado 40 mil pesos por el trabajo.
Mientras tanto, las autoridades siguen investigando el asesinato de Ma Memije.