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Un palacio no es austero

El Presidente Andrés Manuel López Obrador aseguró desde que estaba en su campaña electoral que él no viviría con su familia en Los Pinos y que ese inmueble estaría abierto al público. Lo cumplió, pero lejos está Palacio Nacional de ser un inmueble austero.

 

En diciembre pasado, cuando asumió el poder, el Presidente afirmó que se quedaría en su casa en la delegación Tlalpan hasta que terminará el ciclo escolar de su hijo menor, que iba a la escuela muy cerca de ahí.

Ahora ya se prepara la familia para mudarse a un departamento ubicado dentro de Palacio Nacional. Éste se construyó durante el gobierno de Felipe Calderón. Cuenta con sala, comedor, cocina y tres cuartos. Andrés Manuel ha dicho que sólo se realizan trabajos de limpieza general y pintura, sin remodelaciones ni gastos excesivos; además, descartó que se vayan a reforzar las medidas de seguridad después de su mudanza.

Por lo pronto, los tiempos en que la ciudadanía podía ingresar a Palacio Nacional, que fue la segunda residencia privada de Hernán Cortés y que se empezó a construir en 1522, para ver esos murales o las exposiciones de arte, entre otras cosas, parecen estar en pausa. El acceso ahora está restringido.

El Jardín de la Emperatriz, donde hay esculturas de artistas como Rafael Coronel, Sebastián, Heriberto Juárez, Felipe Pérez Whitaker, así como las escalinatas donde están los murales de Diego Rivera, fueron cerrados. En esa misma zona está la Sala Raúl Anguiano, en donde se exponían 28 obras que fue donada a Presidencia. Platicamos con la historiadora Isabel Revuelta sobre lo que significa y representa Palacio Nacional.

IR: Como lo vemos ahora no es lo que fue; estamos hablando de México-Tenochtitlán, muy cerquita de Palacio Nacional se encontraron Hernán Cortés y Moctezuma el 8 de noviembre de 1519; se encuentra con, imagínate, el Templo Mayor, los grandes palacios, las casas de Moctezuma, que estaban más o menos a la altura de donde está Catedral y Monte de Piedad, ahí eran las casas, digamos, del padre de Moctezuma; Palacio Nacional está situado en uno de los solares más importantes de ese México-Tenochtitlán, y lo funda Cortés tres años después de consumada la Conquista, tras haber estado tres años en Coyoacán, por la devastación y la peste terrible después del sitio de Tenochtitlán. Palacio Nacional ahora tiene tres pisos, durante dos siglos tuvo nada más dos, es un edificio muy sólido, con nada en cuanto a estilo muy decorado, pero fue siempre el corazón del poder desde que se fundó la Ciudad de México en 1521. Palacio Nacional ha sufrido grandes intervenciones, lo que conocemos ahora que es el tercer piso, sufrió una remodelación en el siglo XIX, en el XX también, cuando hacen el ayuntamiento, que son edificios neocoloniales, que es lo que conocemos ahora como la Plaza del Zócalo; completa el conjunto con la Catedral, que tardó tres siglos en construirse.

BB: ¿Quiénes vivieron en Palacio Nacional?

IR: Cuando los virreyes son nombrados, el primero de Nueva España, Don Antonio de Mendoza, se aloja ahí, nuestro palacio real, porque finalmente un virrey es el representante del rey; nosotros, Nueva España, no era una colonia, como las 13 colonias estadounidenses; éramos un virreinato, éramos un reino más de España; para eso teníamos aquí un virrey representando a ese rey de España; al mismo nivel. La envergadura que tiene este inmueble es real, puesto que ahí vivía el poder real, el virrey encarnaba el poder real.

BB: Cuando llega al poder Lázaro Cárdenas decide que tanto el Castillo de Chapultepec como Palacio Nacional son muy lujosos y se muda a lo que se llamaba la Hacienda La Hormiga, ahora Los Pinos.

IR: Así es, la Hacienda de La Hormiga, que era de la familia Rincón Gallardo, que le decían “La hormiga” porque era de las propiedades más chiquitas; le pareció cerca de Molino del Rey, donde se libró una de las batallas en la guerra de intervención de Estados Unidos en 1846. En ese lugar, que además estratégicamente es una colina, decidió hacer una residencia  más civil, muchísimo más moderna para el Estado mexicano posrevolucionario que necesitaba esa modernidad y, aunque él no era civil, fue el último presidente militar, tiene la visión, no quiere el Castillo de Chapultepec, donde en algún momento vivió Porfirio Díaz, pero también le parece que Palacio Nacional no es lo que necesitaba este Estado moderno, ya era muy conflictivo entrar al Centro; acuérdense que el Zócalo es el epicentro de todo lo que sucede en la Ciudad de México. De todas maneras, Palacio siguió funcionando como la sede oficial de eventos, pero no la residencia del Presidente: para las juntas diarias, durante muchísimos años, estuvo Los Pinos, porque estaba en un lugar estratégico para la llegada y salida de reuniones. No, no era un lugar lujoso, pero tenía que estar a la altura de los invitados: el Presidente de México es el Presidente de una República soberana, de más de 200 años; entonces tampoco es que tuviera que tener una sencillez absurda o ramplona, o sea, todas las casas ejecutivas del mundo tienen este emblema, digamos…

BB: ¿Por qué dejaron los presidentes de vivir en Palacio Nacional?

IR: Sin duda, además de lujoso, de difícil acceso y sobre todo, los edificios, así como las catedrales, tienen advocaciones de las diferentes santidades, vírgenes o santos; por ejemplo, los palacios reales, Palacio Nacional está considerado como el palacio; forma parte de los palacios reales del imperio español eso fue durante 300 años, el Palacio Real del imperio español, tiene ese lujo; claro, hubo años de terrible deterioro, Benito Juárez vivió ahí, en unos aposentos sumamente sencillos, estaba incluso lleno de goteras. Él escogió las partes más sencillas justamente por su austeridad republicana, pero le parecía correcto no habitar el Palacio como tal, puesto que él no era un virrey; entonces, sí es un lugar emblemático para los mexicanos.

BB: ¿Estuvo cerrado al pueblo cuando vivía ahí Juárez?

IR: Pues sí, era la oficina del Presidente, era la oficina del Poder Ejecutivo, pero no es que estuviera cerrado; había muchas cosas que las vidas de gobierno representaban estaban ahí; el primer Parlamento de México, la primera Cámara de Diputados, estuvo dentro de Palacio; más abierto al pueblo no puede estar. Eso es de la época de la Reforma, en el salón donde se firma la Constitución de 1857 es el corazón del Palacio Nacional. A Vasconcelos le encargan la cruzada cultural y educativa y una de esas partes era el muralismo. En las paredes de los edificios públicos el Estado mexicano revolucionario quería plasmar la historia, maniquea si tú quieres, porque sí, está muy sesgada, un Cortés sifilítico, un Cuauhtémoc nobilísimo, bastante de extremos, no hay claroscuros; pero es parte de nuestro patrimonio y esos murales no hay niño, no hay mexicano que no se sienta orgullosísimo de haber ido a verlos, sería una pena que no se pudieran visitar, es parte de nuestro ser. Entonces ésa es la parte de Palacio Nacional que es de todos y poder visitarlo es una maravilla; incluso hubo una galería, ha tenido una vocación intermitente; en el 2000 una de las exposiciones más emblemáticas de los 200 años se llevó a cabo ahí. Todas las Repúblicas, Francia, Estados Unidos, tienen esas galerías oficiales y me parece que esa vocación de Palacio no se puede perder para el pueblo.

 

Hoy entrar a Palacio Nacional como un ciudadano sin invitación es prácticamente imposible. Y la realidad es que un palacio no es austero.