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Un seguro imposible de cancelar

¿Ha recibido llamadas en las que se le ofrece un seguro con cargo mensual a su tarjeta de crédito o servicio? Sin duda, sí; son cientos de llamadas las que hacen las distintas empresas diariamente para ofrecer este tipo de servicios. Es muy probable que en la mayor parte de los casos, usted no acepte ese seguro y  simplemente cuelgue la llamada o lo rechace amablemente.

 

¿Pero, qué pasa si usted acepta un seguro de estas características, por el cual quiere  protegerse a usted o a su familia? Comienza, sobre todo, optando por una de las empresas más reconocidas en el mercado.

Eso es lo que hice hace algunos años para proteger a mi madre, antes de un viaje internacional. Hay muchos servicios que en verdad son muy buenos y es una tranquilidad tenerlos, particularmente cuando los costos médicos privados son cada vez más caros.

Siempre es aconsejable tener un seguro de gastos médicos, más allá de la posibilidad de estar protegido por la seguridad médica pública. Para nadie es un secreto que la actual situación, no sólo en el país, sino en el mundo, es muy delicada; la economía depende de muchas variables que de un momento a otro pueden afectar seriamente nuestra vida. Podemos perder nuestro patrimonio por eventos que no están en nuestras manos controlar; no sabemos en qué momento podemos sufrir un accidente o tener una enfermedad que altere nuestra calidad de vida y la de nuestra familia.

Por eso fue que, además de los de mi familia, contraté hace años un seguro de gastos médicos para viajes, para mi madre. Tiempo después, ella enfermó y falleció. Nunca utilicé ese seguro, porque su enfermedad no tenía relación alguna con la cobertura del mismo, que era protegerla durante viajes internacionales. Pensé que en medio de la tristeza, cancelar su seguro sería sencillo. Fue todo lo contrario. Finiquitar ese tipo de pólizas, aunque el titular fallezca, puede convertirse en una verdadera pesadilla. Y eso me sucedió durante un año y medio, con un seguro de AXA Travel Protección.

Como decíamos, nunca lo utilizamos, porque mi madre enfermó y falleció. Desde entonces intenté cancelarlo y no pude; hasta el día de ayer. Como el pago está direccionado a mi tarjeta de American Express, el cobro del seguro se cargaba mensualmente y utilizaban cualquier pretexto para alargar el proceso de baja.

Primero, solicitaron el acta de defunción de mi madre. Una vez que envié el acta de defunción escaneada, pasaron meses y me decían que no procedía, porque tenía que hacerles llegar el documento original (sic), lo cual es insensato por la sencilla razón de que si alguien quiere cancelar un seguro, por la causa que sea, sencillamente puede hacerlo, sobre todo cuando ha pagado ese seguro y jamás ha hecho uso de sus coberturas.

Lo cierto es que durante un año y medio se han sucedido las llamadas a American Express y a Axa, y hasta ayer me seguían cobrando el seguro y se negaban a darlo de baja. Cobraban por el seguro de una persona que ya falleció.

Se dice en muchas ocasiones, y es verdad, que la sociedad mexicana desconfía de los seguros; que para una economía de nuestro nivel de desarrollo, el porcentaje de la población asegurada, en distintos ámbitos de riesgo, debería ser mucho mayor que el actual. Pero eso es imposible de lograr cuando alguna de las aseguradoras más reputadas, respaldada por una empresa financiera global, una y otra vez abusa de sus asegurados, no cumple y termina cobrando durante años servicios que no presta, porque simplemente su asegurado ya no está entre nosotros.

Es inaceptable e indignante. Y no quiero ni imaginarme cuántos miles de personas sufren, sin poder denunciarlo, abusos similares.

Población desprotegida

De 123.5  millones de mexicanos, sólo una cifra pequeña de la población cuenta con un seguro de gastos médicos mayores. En 2016, según la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros, 10 millones  de mexicanos contaban con uno de éstos; y de acuerdo con la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros, sólo 7 por ciento de los mexicanos posee un seguro relacionado con la salud.

Pero esto no se limita a este tipo específico de protección. En general, el grueso de la población carece de uno de estos instrumentos. Las aseguradoras afirman que no observan demanda de seguros por parte de la población de bajos ingresos; faltan canales de distribución para atender a este mercado; no hay información suficiente sobre el mercado para ayudar a diseñar productos de seguros para este segmento; o simplemente no han llegado a esos productos o no han tenido tiempo para hacerlos.

“De los proveedores que no atienden a los segmentos de la población con bajos ingresos, la mayoría tiene intención de introducir sus productos en el mercado masivo, en lugar del mercado de microseguros; consideran que este último tiene un número menor de clientes potenciales”, detalló un reporte de la CNVB.

 

Los microseguros son productos diseñados para cubrir necesidades específicas, con ciertas características, que los hacen más accesibles a la población. Contribuye a la resistencia de los mexicanos a asegurarse los abusos en los que incurren las compañías de seguros, ante lo cual pueden recurrir a la Condusef.