“Una hacedora de caminos también puede mostrar su vulnerabilidad”
¿Eres una “doña huevotes” o tienes una pareja así? Anamar Orihuela, psicoterapeuta, conferencista tallerista y escritora, está estrenando su nuevo libro Doña Huevotes. Con ella platicamos para La Razón.
Bibiana Belsasso (BB): ¿Quién es Doña Huevotes?
Anamar Orihuela (AO): Pues Doña Huevotes es justo la idea de una mujer con una energía masculina sobrada, donde hay demasiada cabeza, demasiada racionalidad, acción tras acción, es muy generadora, muy tomadora de decisiones, echada para delante, hacedora de caminos. O sea, ¿eso está bien?, sí, claro, pero el problema es cuando eso se convierte en tu identidad en todos los ámbitos de tu vida y ya no puedes dejar de ser esa mujer fuerte, capaz, que todo lo puede, que no pide ayuda y que nunca se queja.
BB: Doña Huevotes es una mujer que de alguna manera se está escondiendo con esta fortaleza y con esta agresividad su verdadera vulnerabilidad.
AO: Sí, es un mecanismo para cubrir, o sea, “doña huevos” se llama su armadura y le sirvió para cubrirse de un mundo que seguramente no fue fácil para ella, donde no se sintió segura, protegida, a salvo, y que tuvo que desarrollar muchas fortalezas para salir adelante; hoy puede ser una mujer llena de éxitos, con muchas cosas muy buenas, gracias a esa armadura, pero olvidada de sí misma y desconectada de lo que en verdad necesita y quiere.
BB: Doña huevos es esta mujer que es fuerte, independiente, combativa, pero también es la mujer que le acaba resolviendo la vida a todos los que están a su alrededor. ¿Lo hace un poco para que la acepten?
AO: Pues lo hace porque aprendió a sobre responsabilizarse, o sea, una “doña huevos” se hizo cargo de su mamá, puede ser la mamá de su mamá, puede ser la mamá de sus hermanos, puede ser siempre maternalista o paternalista con sus empleados, o sea, tiene una necesidad de ser aceptada, sí, de controlar, pero también no sabe decir que no y le da muchísima culpa cuando alguien necesita y ella siente que puede ayudarlos, no sabe cómo no sentirse responsable de los problemas y conflictos de todo mundo.
BB: Ahora, para saber si eres una “doña huevotes” podemos leer tu nueva publicación. ¿Este libro qué te ofrece?
AO: Este libro, primero yo me encuero, o sea, yo ofrezco mi propia vulnerabilidad, en mi propio proceso de sanación y de conexión conmigo misma. Es un libro honesto, porque lo que vas a leer es un alma hablando de un proceso que tengo en la piel, en el alma y eso va a permitir que tú también puedas conectar con tu propia vulnerabilidad y que sea un diálogo honesto contigo misma. Es un libro que te va a ayudar a darte cuenta de todo este patrón de comportamiento y también a decirte cuál es la ruta de salida, cómo poder equilibrar porque todas las “doñas huevos” estamos hartas y cansadas y hay una salida y este libro te muestra la puerta de salida y eso es lo que quiero ofrecerles a todas las mujeres que lo puedan leer.
BB: Una mujer “doña huevos” tiene una energía muy masculina.
AO: Sí, tiene una energía muy masculina, es muy mental, muy controladora, siempre se anticipa, no le gusta ser vulnerable, no sabe parar, no sabe decir que no, siempre carga con muchísimas responsabilidades, es súper rescatadora, o sea, lo que llamaríamos la mujer ching…
BB: Pero la mujer ching… a la que le cuesta mucho trabajo relacionarse con un hombre, ¿qué tipo de hombre buscan estas mujeres?
AO: Sí, pues casi siempre atraen hombres con una energía femenina muy fuerte, pintores, “ninis”, o sea, como gente infantilizada, hombres que son más creativos, que están en el mundo más de lo femenino, son atraídas por hombres así, muchos de ellos, la verdad, es que son vampiros. Quieren una mamá y quieren que los cuiden y protejan.
BB: Y que esta mujer les resuelva la vida, incluso que los mantenga.
AO: Sí, la Doña Huevos puede llevárselos a su casa, tenerlos, protegerlos, pagarles, resolverles, pero siempre hay una factura que ellos tienen que pagar.
BB: ¿Cuál es esa factura?
AO: La factura es obediencia, es control, es también soportar el enojo y la frustración de Doña Huevos, porque no puede contar con ellos, el sometimiento, el ser devaluados, o sea, el precio es alto.
BB: Me decías que también una mujer que es tan controladora de alguna manera hace que estos hombres sean agresivo-pasivos.
AO: Sí, toda persona que está siendo sometida a violencia y no puede descargarla, va a encontrar las formas de sabotearte y de descargar y de cobrar eso, entonces tiene el modelo de un “chinga quedito”, el hombre que está buscando cuál es tu punto débil, qué es lo que te desespera, cuáles son tus momentos más felices, o sea, es experto en que se le olviden cosas, en que salga tarde cuando a ti te importa, que se enferme o algo le pase ante situaciones importantes, o sea, ese hombre sabe cómo desesperarte, es experto en sacarte de quicio y entonces estás ahí lidiando con alguien muy resentido, que no sabe decirte las cosas de frente.
BB: ¿Las “doñas huevos” son un dolor de huevos?
AO: Sí, y los “chinga quedito” también. Y aplica bastante bien porque él es una ladilla en los huevos y la Doña Huevos tiene muchos huevos y entonces es una relación super enferma.
BB: ¿Alguien que ha tenido que ser “doña huevos” para salir adelante, al paso del tiempo, puede seguir siendo igual de ching… profesionalmente sin ser una “doña huevos”, ¿cómo se puede lograr esto?
AO: Con la flexibilidad de poderte quitar esta armadura. Que tú en tus relaciones con tu pareja, con tus hijos, con tus padres, tus amigos, que tu mundo afectivo sea un mundo verdadero, donde puedas demostrar tu amor, tu alegría, tu afecto, tu vulnerabilidad, tus tristezas, que sepas que pueden sostenerte, cuidarte, que permitas que los demás hagan, recibir, o sea, cuando nosotros tenemos ese otro lado nutrido y rico no somos Doña Huevos.
BB: Doña Huevotes ya está a la venta. ¿Dónde lo encontramos?
AO: En todas las librerías, en Amazon, si entras a esta plataforma en Internet en este momento, lo pides y mañana está en tu domicilio, si no quieres ir a la librería también está en e-book, está en audiolibro, está en libro físico, lo encuentras por todos lados, en todo el mundo lo puedes encontrar.